Yuridiana Sosa/Zona Roja.
Oaxaca de Juárez, Oax., 26 de marzo de 2020.- Entre los antiguos edificios de cantera verde se respira tranquilidad. El casi total silencio de las personas hace dudar que se trata del corazón de la colonial ciudad.
Es el Centro Histórico de Oaxaca, que a cuatro días de parálisis de actividades educativas y gubernamentales, luce solo.
La gente acata las medidas sanitarias para evitar el coronavirus. Pero ello también está dejando nuevas víctimas.
Son las seis treinta de la tarde de jueves, desde su emblemático Andador Turístico, que advierte en su quietud que algo ocurre en una ciudad inquieta, casi siempre llena de protestas.
Fue el extraño, el extranjero oriental, que obligó a extremar medidas de salud; que paraliza el comercio, el circular de las personas, las oficinas de gobierno, los centros de esparcimiento, casi todo.
Tras el decreto sobre las restricciones para restaurantes, por el número de clientes, y el comienzo de la ley seca establecida por el ayuntamiento de la capital, este jueves algunos establecimientos no abrieron; otros cerraron antes de su horario ordinario; otros lucen vacíos.
La tarde cae y la escasa luminaria sobre el Andador Turístico reafirman un escenario desolador.
Sobre las enormes puertas de madera de los comercios al paso, se advierten en letreros la suspensión de actividades, pasos restringidos u horarios reducidos. Otros, aprovecharon la fecha para hacer inventario.
La calma comienza desde el atrio del templo de Santo Domingo de Guzmán y las plazuelas a un costado, en las que se pueden contar a los paseantes y en las que se distingue la ausencia de los vendedores informales.
Son pocas las personas que pasean; algunos con paso a prisa para volver a casa o sus centros laborales; otros aprovechan la escasa concurrencia para pasear con sus mascotas. Y poco menos de una docena de vendedores siguen sus ventas sobre las calles, hasta que la autoridad se los permita.
El Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO) suspendió sus servicios desde el pasado 21 de marzo; con un anuncio en español e inglés da a conocer la decisión como medida de prevención por el Covid-19; el centro de artesanías “Huizache”, redujo horarios; otros establecimientos, solo por cita.
ZÓCALO LIMPIO Y VACÍO
En el zócalo de la ciudad, ya despejada del plantón que organizaciones sociales mantuvieron por varios días, la presencia de paseantes es escasa, pero aún se palpa la inquietud de la ciudad.
Vendedores que viven al día de sus ventas hacen su esfuerzo por continuar su rutina habitual, pero los ingresos dicen lo contrario.
En la Plaza de Armas, una protesta da señales de la molestia y consecuencias que se viven por la cancelación de actividades por la contingencia sanitaria.
Son los trabajadores de las ferias en la entidad que alzaron la voz para pedir apoyos al Gobierno del Estado. Las ferias en las que participarán se cancelaron, las que estaban por comenzar en la región de Valles Centrales y las próximas en el interior.
Los rostros desencajados, las angustia por lo que vendrá para sus familias, no sólo son de los ferieros, también lo son de los meseros y empleados de los restaurantes del zócalo de la ciudad, que a duras penas mantienen sus puertas abiertas, como abiertas mantienen sus esperanzas para tener a salvo el ingreso de cada.
Los portales, otrora llenos de comensales al caer la tarde y en la noche, lucen semivacíos.
Mesas sin clientes, bares cerrados, empleados en la esperanza de conservar el trabajo. Es jueves, apenas el cuarto día de la parálisis de actividades. El panorama no luce nada positivo para miles. También la vida comercial está en riesgo por el coronavirus.
