Ismael García M./Zona Roja.
Oaxaca de Juárez, Oax., 1 de junio de 2020.- La inseguridad en Oaxaca se puede resumir prácticamente en dos situaciones: creciente violencia en todo el país… y distracciones políticas y pleitos entre los propios funcionarios del gabinete de seguridad y justicia.
En el caso de México, de acuerdo con cifras oficiales, de enero a abril de este año se han contabilizado 11 mil 535 homicidios dolosos mientras en el mismo periodo pero del año anterior fueron 11 mil 266.
En tanto, según reportes también oficiales, en este caso de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, tan sólo en mayo se cometieron en el país dos mil 423 homicidios dolosos, es decir 78 diarios.
En el caso de Oaxaca, a principios del año analizamos en este espacio la situación a partir de los homicidios dolosos, robos, asaltos, feminicidios y secuestros, principalmente, que son los delitos que van más en perjuicio de las personas y su patrimonio y los datos arrojaban que el 2019 fue mucho más violento que el año que le antecedió.
Las cifras rojas para la entidad oaxaqueñas no desaparecen. A pesar que la cantidad de carpetas de investigaciones por la incidencia delictiva disminuyeron en un global durante el mes de abril de 2020 respecto al 2019, los delitos de mayor impacto registraron un al alza en el primer cuatrimestre de este año.
Cifras recientes del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) demuestran que el registro de delitos de mayor impacto al orden y la paz de la ciudadanía no han cesado de enero a abril, superando los hechos del 2019.
Se trata de los homicidios, tanto culposos como dolosos, feminicidios, contra la integridad y la seguridad sexual y violencia familiar.
En la entidad se registraron 623 homicidios en el primer cuatrimestre del 2020, de los cuales 303 son dolosos y 320 culposos. Mientras que en el mismo periodo del 2019 el total fue de 577, con 295 dolosos y 282 culposos. Es decir, un alza del ocho por ciento en homicidios en ese mismo periodo.
Los feminicidios, a pesar de las distintas reformas para hacer justicia contra la violencia feminicida en Oaxaca, incrementaron, pasaron de ocho a 11 entre enero y abril de cada año.
Otro ejemplo: Los delitos contra la integridad y la seguridad sexual aumentaron, de 497 en el cuatrimestre del 2019 a 564 en el año 2020. En ese sentido, con alzas en abuso sexuales de 203 a 2016 casos; acoso sexual que pasó de 56 a 70.
Las violaciones simples como otro subtipo de delito, tampoco cesan, incrementaron de 56 a 78; las equiparadas, de 56 a 78. Es decir, en total, los casos por violaciones aumentaron en un 13.8 por ciento.
Mientras que el delito de violencia familiar pasó de dos mil 62 denuncias registradas a dos mil 168 entre enero y abril.
Sólo los delitos que presentaron disminuciones fueron el secuestro y robo. En el primer caso pasó de nueve en 2019 a siete hechos en 2020. Mientras que los robos cayeron de cuatro mil 275 a tres mil 890.
¿Y EL GOBIERNO?
Como se ve, son las cifras las que hablan por sí solas de la inseguridad en Oaxaca, tan grave como la pandemia del coronavirus.
Tan sólo este año lo mismo ha ocurrido asesinatos de mujeres por disparos de arma de fuego que por arma blanca; lo mismo se encuentran encajuelados que ejecutados con tiro de gracia o calcinados o decapitados. El horror sigue. ¿Y qué hace el gobierno?
* El 25 de junio de 2019, Raúl Ernesto Salcedo Rosales suplió al coahuilense José Raymundo Tuñón Jáuregui, de negro historial y que sólo cobijó en dos años y medio a los grupos delictivos, sin hacer absolutamente nada más que proteger intereses institucionales. El nuevo secretario está a punto de cumplir un año; conocedor, desde los vericuetos del espionaje, de los movimientos de los grupos delictivos, del fuero común y del fuero federal, incluyendo la estructura y presencia de grupos del crimen organizado, hasta ahora no ha podido consolidar un frente para abatir paulatinamente los índices delictivos. Si bien ha conformado un grupo compacto y paulatinamente fortalece la presencia mediática de la institución para destacar los logros del gobierno, los resultados aún están lejanos; su mayor reto, la Cuenca, que vez tras vez visita y que vez tras vez demuestra que el crimen manda. Ha dado golpes importantes, como por ejemplo la detención de dos personas relacionadas con el caso de la saxofonista María Elena. Pero no es suficiente; o hay golpe de timón con mayores resultados, o seguirá la ruta de sus antecesores, porque los golpes bajo la mesa del gabinete lo tienen también en vilo.
* ¿Qué hace el titular del Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública promoviendo su imagen con el reparto de despensas a diestra y a siniestra y prácticamente de manera sigilosa? José Manuel Vera Salinas carga con estigmas y señalamientos de estar involucrado a múltiples asuntos fuera de la ley, desde el 2006, lo cual lo sigue haciendo un personaje impresentable. Y seguirá así. Pero sin un gramo de carisma, alguien lo engañó y le dijo que podía ser candidato, a diputado local o a presidente municipal de la capital, y ahora recorre mercados, colonias, agencias, para repartir a temprana hora despensas, supuestamente en apoyo a la pandemia. ¿Qué hace un funcionario del área de seguridad promoviendo su imagen? Solamente contribuyendo a agravar la situación política y social del estado.
* Supuesto conocedor de la ley, en teoría, como doctor en derecho, el fiscal Rubén Vasconcelos Méndez ha aceptado con gusto y placer, violar la autonomía de la Fiscalía General del Estado de Oaxaca al acudir en representación del titular del Poder Ejecutivo a actos oficiales, como ocurrió al inicio del mes pasado en la Octava Región Militar de la Sedena. Pero no es todo. A tres años en el cargo, lo único que se ve son fracasos, impunidad, nulas investigaciones, cifras infladas de supuestos logros –como publicó Zona Roja el pasado fin de semana—y otra vez, excesivo protagonismo, en el afán de querer ser candidato de algo, aunque sea a presidente municipal, pese a las nulas simpatías y gris desempeño y un equipo de trabajo desastroso. Con la pandemia, la Fiscalía está prácticamente paralizada y ahora ahogados sus elementos también en el coronavirus; pero eso sería lo menos grave, si no se considerara que Rubén Vasconcelos es un individuo que desconfía hasta de la suela de sus zapatos… sin considerar que el enemigo lo tiene en los calcetines. Por enésima ocasión, se pelea con el fiscal Anticorrupción; ha tomado pleito con funcionarios de la Secretaría de Seguridad Pública; arma operativos para sí mismo y lucimiento personal, sin tomar en cuenta el apoyo de la Policía Estatal; se arroga logros que otras corporaciones hacen, incluida la Guardia Nacional; festina detenciones de sujetos que a los pocos días son liberados; la impunidad campea y el caso más emblemático es el de María del Sol Cruz Jarquín, que al final será su tumba.
* Un titular de la Agencia Estatal de Investigaciones de adorno. José Alfredo Álvarez, con casi un año también en el cargo, llegó sin estrellas en el pecho, más que su paso por la extinta Policía Federal. Pero desde que llegó, prácticamente se atrincheró en sus oficinas y no atiene a nadie. La tropa de la AEI está descuidada y abandonada; las decisiones de esta instancia las sigue tomado el fiscal Vasconcelos y no él; ni encabeza operativos ni mucho menos escucha las frecuentes quejas de sus subordinados. Es un cero a la izquierda y un florero en la institución, que acumula graves, graves rezagos en la ejecución de órdenes de aprehensión.
* ¿Y los ayuntamientos? Se han limitado a depender de las autoridades y dejar que el crimen organizado siga controlando sus municipios. Ejemplos hay muchos: Oaxaca de Juárez, San Juan Bautista Tuxtepec, Loma Bonita, Jalapa de Díaz, Soyaltepec, Acatlán, Juchitán, Tehuantepec, Pinotepa, Huajuapan…. Muchos de ellos con gobiernos surgidos del Partido Morena, pero que en absoluto les interesa la seguridad de sus ciudadanos, más que conservar el poder, a costa de lo que sea. ¿Se atiende y resuelve el grave problema de la inseguridad en Oaxaca? Usted juzgue.