Ismael García M./Zona Roja.
Oaxaca de Juárez, Oax., 15 de junio de 2020.- La Central de Abasto de la ciudad de Oaxaca sólo ha servido como semillero de votos electorales y de explotación; una vez conseguido su propósito, los políticos, de todos los partidos, se olvidan de comerciantes y usuarios.
Hoy, es una miniciudad controlada por más de medio centenar de líderes, priistas, morenistas y perredistas, que explotan a sus militantes; está plagado de drogas, de “narcomenudeo”; sus instalaciones de más de cuatro décadas se encuentran vetustas.
La delincuencia hace de las suyas a paciencia y complicidad de los policías municipales; los indigentes se mueren a cada rato sin ayuda institucional… y las autoridades, incluyendo las actuales, sólo se la pasan en engaños y promesas.
Es ahora una zona de alto riesgo por Covid-19 donde nadie acata las medidas del gobierno, donde se han contagiado y muerto comerciantes y policías y los responsables simulan sanitizaciones que en poco ayudan.
CUATRO DÉCADAS
El mercado “Margarita Maza de Juárez” inició funciones en septiembre de 1978, con Jesús Martínez Álvarez como presidente municipal y Eliseo Jiménez Ruiz, como gobernador.
En aquella época, Marcos Villanueva movilizó junto con doña Genoveva Medina viuda de Márquez, a los tianguistas que se encontraban en el centro de la ciudad para la Central de Abasto, cuando todo en la zona no era más que terrenos baldíos.
Durante las primeras décadas concentró a unos cinco mil comerciantes en toda Central, los cuales crecieron hasta 20 mil –para 2019– según la Federación de Mercados; entre vendedores y usuarios, llega a concentrar hasta 50 mil personas en días fuertes como viernes y sábado.
Son al menos 65 organizaciones las que se disputan el control del completo en sus distintas áreas; alberga 60 bodegas. Diariamente se acumulan unas 100 toneladas de basura.
Sigue creciendo sin control, y ahora hasta con la construcción de “segundos pisos” en algunas casetas, sin que supuestamente la autoridad no se dé cuenta.
A su alrededor concentra la movilidad de unos 15 mil transportista y 17 sitios de taxis foráneos. En total, se calcula una movilidad diaria de 100 mil personas, incluyendo los usuarios de la Central Camionera de segunda clase, situada a un costado.
INSEGURIDAD LATENTE
La Central de Abasto se ha coronado como uno de las zonas más inseguras en la capital del estado, así reconocido por autoridades de los ayuntamientos municipales y la secretaría de Seguridad Pública del Estado.
Al menos por una década, las autoridades municipales de la capital lo repiten, pero no hay acciones, medidas, planes que abatan la situación.
La Central de Abasto, foco rojo por narcomenudeo, prostitución, robos, abusos contra las mujeres; pero, este año, se le dio un descalificativo más, es zona de alto riesgo de contagio de Covid-19.
Ni los Servicios de Salud de Oaxaca ni el edil de Oaxaca de Juárez, Oswaldo García Jarquín, han dado datos precisos del número de contagiados y fallecidos por Covid. En una entrevista radiofónica, el alcalde deslindó responsabilidades y sólo ratificó lo que dijo el entrevistador, que podría haber al menos media decena de fallecidos, incluyendo policías municipales, y unos 200 contagiados.
En los años recientes, incursionaron sindicatos como CTM, CATEM y “Libertad” y las disputas llegaron a los asesinatos, como el ocurrido hace un año, pese a la supuesta presencia de policías en la zona. La delincuencia organizada se entronizó ahí.
¿Y LAS OBRAS?
Durante el gobierno del panista Luis Ugartechea Begué se rehabilitó la nave de bodegas de la Central, las cuales en 2015 se vinieron abajo tras una intensa lluvia. Así también se ejecutaron obras de rehabilitación e la zona húmeda y en el mercado “Margarita Maza”.
Con Javier Villacaña Jiménez, los locatarios reclamaban que líderes de la central vendían hasta los espacios en las banquetas, en complicidad con el gobierno municipal.
En junio de 2016, se registró un incendio en el área de Tianguis, puerta 3, sector 1 del Mercado de Abasto, que afectó a 20 locales.
En 2017, el gobierno de Oaxaca de Juárez encabezado por José Antonio Hernández Fraguas, presumió de la liberación de pasillos y vialidades, y en 2018, de fumigación y descacharrización.
Oswaldo García Jarquín tampoco ha hecho la diferencia. En febrero de 2019 publicó como logro la poda de árboles y el remarcado de las zonas de estacionamiento del camellón central de la principal vialidad de esta zona, pero fue todo.
Supuestamente, realizaría gestiones con la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para revisar que las tomas de energía.
Así como el año anterior comenzó con la rehabilitación de techado en el Mercado de Abasto, de la Nave 3 de la zona de bodegas del Mercado de Abasto, de obras que no tenían más de un lustro de realizadas.
Al inicio de su gobierno Murat deslizó que se podrían construir nuevas instalaciones y mover la Central de Abasto a la zona metropolitana, lo que irritó a los comerciantes.
Justamente hace un año, el 14 de junio, el gobierno de Alejandro Murat anunció un “manotazo” y la recuperación de los playones del río “Atoyac”, que ya estaba en poder de transportistas, entre ellos la CTM, que incluso ya había asentado oficinas.
Otros más usufructuaban los terrenos para estacionamiento, unos más para bodegas, otros instalaron sus casas y unos más expendían sus productos.
“Va a haber módulos de seguridad, canchas deportivas, áreas de esparcimiento…”, fueron las promesas de Murat Hinojosa, acompañado de Oswaldo García Jarquín.
Incluso llevó a los titulares de la Fiscalía General del Estado y de la Secretaría de Seguridad Pública, para que se comprometieran a garantizar el orden.
Se colocaron al menos cuatro módulos provisionales para policías; por un mes estuvo una unidad especial de la Fiscalía y fue retirada; los uniformados se retiraron paulatinamente y hoy sólo es un terreno baldío, sin obras y sin nada.
MÁS ENGAÑOS
Este año, el 27 de mayo, el mercado “Magarita Maza” sufrió de un incendio que afectó a unos 150 establecimientos, pero los usuarios sólo recibieron promesas.
Al día siguiente, por cinco minutos, sin entrar a la zona siniestrada y sólo para tomarse la foto, el gobernador prometió ante el presidente municipal un apoyo de 100 millones de pesos para obras de rehabilitación.
Pero eran ya 137.8 millones de pesos presupuestados desde octubre del año pasado, como parte del empréstito de tres mil 500 millones de pesos que le autorizó el Congreso del Estado. A casi un mes de los hechos, no hay ni obras ni rehabilitación ni atención a los damnificados.
¿Cuál es el destino de la Central de Abasto? La misma historia de siempre: corrupción, inseguridad, prostitución, promesas, inseguridad… y otra vez uso electoral de la gente en la zona, con los 100 millones de pesos que se invertirán, obras que estarán terminando justo antes de las elecciones del próximo año.