Ismael García M./Zona Roja.
Oaxaca de Juárez, Oax., 6 de julio de 2020.- A cinco meses del inicio del proceso electoral 2020-2021, los funcionarios del gobierno de Oaxaca, incluyendo el titular del Poder Ejecutivo, están más ensimismados en la “declaracionitis” y el proselitismo político, que en atender las múltiples tragedias.
Los 15 masacrados en Huazantlán, San Mateo del Mar, pasaron a la historia de la impunidad; crímenes como el del adolescente Alexander en Acatlán; el de Diego en Huitzo o los múltiples feminicidios o las mujeres desaparecidas, en la burocracia de la justicia.
La pandemia por Covid-19 ya no quita el sueño al gobernante, pues sabe que muchos muertos o pocos muertos, será lo mismo, pues el costo económico ya es fatal y asegura que no tiene dinero para enfrentar la crisis económica.
Poco importaron las constantes quejas de médicos y enfermeras, por el abandono y el escaso equipamiento y material de protección; mucho menos que el 20 por ciento infectados sean médicos, enfermeras y trabajadores del sector salud.
Alejandro Murat dejó a un lado la crisis por el Covid-19 para enfocarse a algo más rentable electoralmente y lucrativo para fines de imagen personal.
El sismo del 23 de junio pasado cayó como tabla de salvación en medio de la grave situación en Oaxaca. De inmediato el gobernante tomó el teléfono y se puso a llamar a cuanto radiodifusora o televisora se puede, principalmente de la ciudad de México, para explicar la tragedia.
Y así lo ha hecho –y así lo presume en sus redes sociales– desde hace más de una semana: sacar provecho para su imagen de una tragedia que dejó al menos 10 personas fallecidas y más de 10 mil viviendas dañadas en distintas proporciones. Combinar algunas visitas a zonas devastadas, para de nuevo proyectar su imagen:
Alejandro prometiendo apoyo, aunque los recursos mínimos y no sean estatales; Alejandro consolando a mujeres y niños; Alejandro ofreciendo que se rehabilitarán todos los caminos y carreteras dañadas; Alejandro presidiendo reuniones de evaluación… Alejandro sin despegarse del teléfono para hablar de la tragedia. Aunque la ayuda que esté dando a dos semanas del sismo, sea mínima, muy mínima; es más, sólo despensas y alguna maquinaria para abrir caminos esenciales.
Todo, todo, tiene, para el gobernador Alejandro Murat, una solución mágica: salir a declarar de manera masiva a medios nacionales, principalmente, a quienes se privilegia con excesivos recursos económicos, como su ex vocero Alfonso Martínez Córdova.
Y si Alejandro está en lo que le gusta, grabarse videos y promoverse en fotos, lo es más su esposa, Ivette Morán, que cada día abarca más espacios en las decisiones de gobierno.
Dejó por un lapso las caravanas de servicios en el interior del estado, a los que llevaba a todos los funcionarios que ella promueve para un cargo electoral; se replegó por un lapso debido a la pandemia, pero el terremoto del pasado 23 de enero fue el pretexto ideal para resurgir.
La señora Ivette lo mismo recibe el bastón de mando de la autoridad Santa Canarina Xanaguía, que promete a nombre del gobernador todo su apoyo. Lo mismo camina un poco en el lodo que abraza y se fotografía con niños.
Acude, como cotitular del Ejecutivo, a las comunidades, sin importar la sana distancia.
Habla incluso a nombre del mandatario, como la semana pasada, en que “invitó” a los titulare de Turismo y Cultura para anunciar la Guelaguetza virtual.
Entrega despensas, de las que dispone a su arbitrio y de las que incluso han sido privilegiadas organizaciones sociales, para aquietarlas; las despensas del DIF, por supuesto, no son nada más para las comunidades damnificadas.
Despensas que son alrededor de 200 mil y de las cuales el Poder Legislativo ha pedido cuentas, que se transparente a dónde y cómo se distribuyen, a lo cual ha habido oídos sordos.
El aparato burocrático en pleno para aprovechar la contingencia y levantar la imagen del Ejecutivo estatal.
Un ejemplo: la titular de la Secretaría de Bienestar, Yolanda López Martínez, acudió a la Mixteca (de donde es originaria su familia, su madre ex diputada y donde aspira a lograr un cargo de representación popular), acudió a repartir material de prevención ante Covid, tareas que corresponden al sector salud, además de llevar acciones de sanitización.
“La titular de la Sebien, Yolanda López Martínez, señaló que aunado a estas estrategias de sanitización que se realizan, también se han atendido los 165 municipios que conforman la Jurisdicción Sanitaria 05-Mixteca; en la cual se han entregado más de 67 mil cubrebocas, más de 12 mil caretas de protección, 2 mil litros de gel antibacterial, entre otros insumos sanitarios de protección”, refiere un boletín del 1 de julio.
Otro ejemplo: el edil morenista de Ciudad Ixtepec, tuvo que hacer una denuncia oficial, mediante oficio, ante el constante proselitismo del director de la Comisión Estatal de la Vivienda, para entregar despensas masivamente en ese municipio, sin que sea su atribución.
La realidad es que la pandemia rebasó al gobierno de Oaxaca y los funcionarios, principalmente del sector Salud y el Ejecutivo, sólo han dado paliativos verbales.
El gobernador presume inversiones, pero son del corredor transístimico –que enfrenta resistencias y oposición de varias comunidades– y provienen de recursos federales por más de tres mil millones de pesos.
Nadie sabe cuánto dinero se destina a las 200 mil despensas ni cómo ni dónde se reparten; nadie sabe dónde y cómo se aplica un préstamo de más de seis mil millones de pesos que, según la Secretaría de Hacienda, pidió el gobierno durante la pandemia; nadie sabe qué pasó con los tres mil 500 millones de deuda autorizada por el Congreso, de los cuales supuestamente mil 300 millones serían para las obras.
Pero sí, todos saben vía “declaracionitis”, videos y fotografías, que hay un “gran interés” del mandatario estatal para atender a los damnificados. Para limpiar su maltrecha imagen.