Evlin Aragón/Zona Roja.
Oaxaca de Juárez, Oax., 26 de julio de 2020.- “Como podemos buscar acciones desde el municipio si el presidente es un misógino, macho, violentador, que ha hecho oídos sordos ante el llamado de los dos consejos y de todas las organizaciones y asociaciones que han firmado los pronunciamientos en contra del despido injustificado de la ex titular del Instituto Municipal de las Mujeres”.
Son declaraciones que evidencian el motivo de la renuncia masiva de las integrantes del Consejo Consultivo del Instituto Municipal de la Mujer de Oaxaca de Juárez y del Consejo Municipal para la Prevención, Atención, Sanción y Erradicación de la Violencia de Género, que hicieron pública este miércoles mediante una conferencia virtual.
Las activistas en defensa de los derechos de las mujeres coincidieron en el nulo interés que ha mostrado no sólo el edil capitalino Oswaldo García Jarquín en escuchar la postura de las especialistas en feminismo y derechos de las mujeres, sino del Cabildo en analizar de fondo una denuncia por violencia política y de género en contra de la ex titular del IMM, Jaquelina Escamilla Villanueva.
Para la ex consejera y activista Vilma Katt Ulloa, es evidente que ni el presidente municipal ni el Cabildo están prestos para atender las demandas de las mujeres que habitan en la capital oaxaqueña y que diariamente se enfrentan a altos niveles de violencia de género y feminicida, como lo confirman las cifras oficiales y de organizaciones sociales.
De acuerdo con las consejeras, nadie al interior del Cabildo municipal se pronunció en torno a la violencia ejercida por edil, nadie se inconformó públicamente con el despido injustificado de una mujer que defendió el derecho de otras a decidir sobre sus cuerpos, motivo por el cual fue amenazada y despedida vía telefónica, sin ningún tipo de notificación oficial, hasta la fecha.
“Hasta este momento no ha habido un pronunciamiento categórico en torno al caso que debería indignar por la violencia que se ejerció en contra de una mujer en el ámbito de lo público y en consecuencia, todo el daño colateral que ha traído en perjuicio de otras mujeres”, refirió Erika Lilí Díaz.
Y es que el despido de la ex funcionaria estuvo acompañado de la recisión de contrato de otras diez personas que laboraban en la instancia, lo que independientemente de dejarlas en el desamparo en plena pandemia, impidió la atención puntual a las usuarias de los servicios que el instituto brinda, dentro de ellos la atención a la violencia intrafamiliar que se ha incrementado en esta contingencia.
Por lo anterior, la activista y abogada Erika Lilí Díaz reiteró que la no actuación de la autoridad municipal deja en el desamparo a otras mujeres que intenten denunciar algún tipo de violencia, ya que al dejar pasar como si nada un caso al interior de la administración que se puede esperar en la atención de una mujer que no ostenta ningún cargo público.
Así mismo cuestionó el despido del equipo de trabajo de Escamilla Villanueva, que pese a los lineamientos de autoridades federales que prohibieron el despido de personal durante la contingencia sanitaria, dejaron en la indefensión a familias enteras que se enfrentan al desempleo en tiempos económicos complicados; acción por la cuál tampoco se pronunciaron las y los integrantes del Cabildo que se promocionan preocupados por los efectos de la pandemia en sus redes sociales.
“Me parce peligroso que no haya habido un señalamiento categórico, y que mucho menos se hayan iniciado las investigaciones administrativas del debido cumplimento de su deber municipal”, dijo.
Por su parte, la periodista y también ex consejera Paulina Ríos calificó de indignante el actuar del Cabildo municipal que pese a los señalamientos de violencia política, no cuestionaron el despido de la ex funcionaria y tampoco abundaron en el tema pese a que el estado está obligado a garantizar a sus mujeres una vida libre de violencia.
Finalmente, las consejeras coincidieron que la violencia ejercida por la autoridad municipal violenta a todas las mujeres y nos sólo a una funcionaria, y que el silencio de todo el Cabildo evidencia la complicidad y permisividad que aun existe en torno a la violencia de género en la capital oaxaqueña, lo cual no puede dejarse pasar, de ahí la renuncia masiva para evitar ser cómplices de un actuar violento, que perjudica los derechos de las oaxaqueñas.