Ismael García M./Zona Roja.
Oaxaca de Juárez, Oax., 31 de agosto de 2020.- La pandemia por Covid-19 ha impuesto múltiples retos y rezagos a la sociedad mundial, pero ha dado también lecciones y ha forzado iniciativas para desafiar desde el hogar, sin exponer la salud, todo tipo de complicaciones.
El confinamiento, por ejemplo, ha logrado sacar del letargo físico a millones de personas y los ha obligado a privilegiar la salud y el ejercicio; ha dado un vuelvo gigantesco en la forma de comunicación masiva, ahora a través de múltiples medios digitales.
La medicina está revolucionando y a pasos agigantados se busca una vacuna para abatir la pandemia; la invención de aparatos médicos para la respiración; la asignación de mayores recursos y equipos al sector salud, entre otros.
Desde luego, tiene también su lado oscuro, como el saldo mortal, el desempleo, la baja economía, el incremento de la violencia, principalmente hacia las mujeres…
Pero en donde el ingenio y la iniciativa se topó con pared, es en la educación, sobre todo en zonas de mundo, y de México, de difícil acceso a la tecnología.
El pasado 24 de agosto inició formalmente en el país el ciclo educativo 2020-2021, para alrededor de 30 millones de mexicanos en educación básica.
En el caso de la entidad, el primer fracaso de la SEP y del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca es la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, al no haberlos capacitado a tiempo y, no haber consensuado un trabajo armónico.
Como resultado de ello, el magisterio de Oaxaca decidió no apoyar a la niñez e iniciar su propio ciclo hasta el 7 de septiembre, también de manera virtual.
Ahora tan de moda o pose por parte de los propios funcionarios –sobre todo para justificar un trabajo que no hacen–, las videoconferencias o videocharlas o capacitación en línea simplemente no fueron tomadas en cuenta en el acercamiento con los docentes.
NULA CAPACITACIÓN
Desde mediados de marzo en que inició el confinamiento en México, jamás se procuró un adiestramiento en las nuevas tecnologías y el ciclo educativo anterior, lo tuvieron que terminar como se pudo.
El escenario es y ha sido catastrófico en materia educativa en México, pero principalmente en zonas donde domina la siempre beligerante Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, como Michoacán, Chiapas, Guerrero y por supuesto Oaxaca.
De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares, en 2018 el 65.8 por ciento de la población en México de seis años o más era usuaria de internet.
Pero en Oaxaca, apenas el 29.5 por ciento de los hogares disponen de conexión a internet, lo que posiciona a la entidad en la penúltima con peores condiciones en esta categoría, sólo por encima de Chiapas que registra el 24.6 por ciento.
Aunque, estas estadísticas también muestran que el 60 por ciento de los hogares en Oaxaca se conectan a Internet mediante un teléfono celular.
Según los especialistas, hasta 2018 alrededor de 21 millones de mexicanos, es decir un 16.9 % de la población, tenían rezago educativo; Chiapas y Oaxaca contaron con los mayores porcentajes de población con esa carencia, ya que casi tres de cada 10 de sus habitantes la sufrían, según indica el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Entonces las noticias no son alentadoras. La televisión llega a los 570 municipios del estado, pero no a la totalidad de las más de 13 mil localidades. Al día de hoy ni la SEP ni el IEEPO sabe cuántos alumnos no cuentan con la herramienta tecnológica para las clases a distancia.
Ninguna de esas instancias ha establecido una correcta coordinación con los docentes ni mucho menos han detallado los mecanismos de educación en zonas donde no hay televisión ni computadora y mucho menos internet.
Nadie sabe cuándo volverán niños, bachilleres y universitarios a las aulas, pero en lo que sí hay certeza es que el rezago educativo se acentuará, en Oaxaca como en las zonas más marginadas del país.
(Textos que se publica en “Cuadernos de la Pandemia”)
