Evlin Aragón/Zona Roja.
“¡Ayúdame mamá me están matando!”, se escuchó en el teléfono de doña María del Rosario Jiménez, quien previamente contestó una llamada telefónica en la que un hombre le decía que si quería saber de su hija, debía acudir al centro de trabajo de la joven mujer, y después colgó la comunicación.
El cuerpo de Alma Hilda J. de D., fue encontrado al interior de la Escuela Preparatoria por Cooperación “Justo Sierra” en el municipio de Matías Romero Avendaño, en la región del Istmo, donde se desempeñaba como prefecta. La versión oficial refirió el suicido de la mujer.
Con lágrimas en los ojos y una evidente complicación para hablar debido al llanto, María del Rosario aseguró que su hija no se mató y que alguien le hizo daño, razón por la que pidió ayuda y respaldo en su exigencia de justicia. Lo hizo a las afueras de la escuela que días antes se tiño de rojo con la muerte de la mujer.
De origen humilde, doña Mary repitió en constantes ocasiones que su hija no se mató, que la mataron e hicieron pasar los hechos como suicidio.
Prueba de ello, la llamada que recibió a su teléfono celular en donde escuchó por última vez la voz de Alma pidiendo ayuda, mientras que alguien más, un varón le pedía acudir a la escuela preparatoria si quería saber de su hija.
Explicó que Alma era una madre soltera que en ocasiones anteriores ya se había enfrentado a la dura tarea de sacar adelante a su familia y siempre lo hizo con mucha fortaleza y empeño, razón por la que duda categóricamente del suicidio.
“Mi hija luchaba por salir adelante, por darles lo mejor a sus tres hijos, hasta estaba planeando el festejo de 15 años de su hija mayor. Ella trabaja todo el tiempo y lo único que quería era tener una vida mejor”, relato la madre de la joven y abuela de tres menores que se han quedado en la orfandad.
Yo quiero que se haga justicia porque ella no se mató. Esto fue un homicidio, mataron a mi hija y la colgaron después de muerta. Yo no estoy conforme porque mi hija no se mató. Quiero que se investigue claramente”, dijo a su vez el padre de la joven, Andrés Jiménez, que también hizo presencia en la pequeña protesta para hacer justicia.
Tanto la madre como el padre de la joven aseguraron que su hija no tenía problemas con nadie, que hace unos días le habían prestado un cuarto al interior de la escuela para quedarse junto con su hija mayor y que hasta este fin de semana no aparecen sus pertenencias, ni su teléfono, situación que les hace confirmar cada vez su teoría de que se trató de un feminicidio y no un suicidio.
“Ayúdenme, no me dejen sola. Yo lo que quiero es justicia para Alma y que se compruebe que mi hija no se mató, que ella le hicieron daño y queremos saber quién fue”, concluyó en medio del llanto.
“No se vale, ella quería salir adelante. De hecho, acaba de presentar el examen para la universidad, no tenía motivos para matarse, sabemos de una persona con la mantenía una relación aquí en la escuela, pero de esa investigación se van a encargar las autoridades”, dijo Luz Raquel Arreola, prima de la víctima
Así mismo refirió que hay testigos que detallan que Alma discutió con dos personas a las afueras de la escuela, lo que confirma su teoría de que alguien le hizo daño y trato de hacer pasar el hecho como suicidio.
“Queremos justicia para Alma, por los niños también porque ellos fueron lo que se quedaron sin mamá y porque no es justo lo que paso”, finalizó.
A pesar del dolor, la familia tiene que enfrentarse a la insensibilidad de la burocracia al interior de la Fiscalía General de Justicia, cuyo personal no labora en fin de semana y será hasta este lunes que recibirán el acta defunción con los resultados de la autopsia, pese a que los hechos se registraron desde el jueves pasado.