Evlin Aragón/Zona Roja.
Oaxaca de Juárez, Oax., 15 de octubre de 2020.- “Yo plasmo vivencias de cuando era niño, recuerdos de cuando salía a jugar con mis hermanos allá en Zimatlán de Álvarez, recuerdos de cuando no importaba nada más que salir a jugar; plasmo los colores e incluso la inocencia de la niñez”.
Así describe Edgar Jesús su obra, que a tan sólo tres años de haber iniciado su formación artística, ha desarrollado una técnica y estilo parecidos a los de Fernando Andriacci por su colores y formas, pero sin buscar una imitación, ya que asegura sólo realiza piezas originales.
Recluido en la Penitenciaría Central de Santa María Ixcotel, Oaxaca, el artista autodidacta ha encontrado en el arte una manera de expresarse a través del óleo, el acrílico y xilografía que realiza con amplia calidad por lo que ya exporta y vende su obra a nivel nacional e internacional.
“Siempre me ha gustado lo colorido, no sé, ya lo traigo innato y son cosas que vienen a la mente, que me imagino y las plasmo en un cuadro”, refiere al cuestionarles sobre sus trazos llenos de colores vibrantes.
Sus inicios fueron un tanto fortuitos, ya que su novia en ese momento, le mencionó que le gustaba la pintura; él, para impresionarla, le dijo que ya pintaba, por lo que ella sin dudarlo le compró el material que de alguna forma le obligó a involucrarse en el ámbito artístico del que ya no ha querido salir.
Lo primero que pintó fue un jarrón de girasoles para su pareja, quien se sorprendió de lo bien que lo había realizado y de ahí no dejó de hacerlo con el apoyo de su ahora esposa, con quien comparte el logro de ya haber vendido por las menos 50 obras, algunas incluso en Estados Unidos valuadas entre 15 y 20 mil pesos.
EXITOSO TALLER
Edgar Jesús forma parte del taller “Gráfica Siqueiros”, impulsado por la Secretaría de Seguridad Pública de Oaxaca, que se ha convertido en un semillero de talento, comprobando que, sin importar las condiciones adversas, las y los oaxaqueños tienen una amplia tradición en la plástica y el talento para desarrollarla.
Tan es así que ya planea iniciar sus propios talleres al interior del penal con la intención de seguir fomentando el arte, disciplina que asegura les ayuda a liberarse de las duras vivencias al interior de un reclusorio y olvidar que se encuentran privados de la libertad.
Su obra no es ajena a la crítica social ya que asegura actualmente la niñez ha dejado de disfrutar de los juegos de antaño, se han dejado absorber por la tecnología e incluso pierden más rápido la inocencia, situación en la que piensa deberían poner atención las personas adultas.
Además, de considerar el altruismo como algo necesario en tiempos tan complicados por la pandemia, claro ejemplo es que en breve donará obra para el Hospital de Especialidades a fin de contribuir con un granito de arena en la labor que realiza el personal médico al interior.
Sueña con salir de la cárcel –ya con ocho años de reclusión y una condena de tres décadas–, pero mientras tanto echa a volar su imaginación, y sus pinceles, para obsequiar su obra al mundo. Un auténtico artista plástico en ciernes, tras las rejas.