Ismael García M./Zona Roja.
Oaxaca de Juárez, Oax., 26 de octubre de 2020.- Dos años, dos meses y 10 días antes, Alejandro Murat Hinojosa dio por concluido su sexenio con el banderazo a la guerra por su sucesión.
Pero más tardó en abrir la puerta a los aspirantes, que su padre José Murat, a través de sus afines, en aquietar las aguas y atacar a los aspirantes, uno de ellos el impresentable Alejandro Avilés Álvarez, hoy diputado local.
Fue el pasado lunes 19 en que políticos de la región Cuenca –por cierto, todos de oriundos de la zona y afines a Avilés– festinaron los triunfos priistas en Hidalgo y Coahuila.
Y al calor de la euforia, en un acto público se atrevieron a destapar para la gubernatura al ex secretario General de Gobierno y dos veces diputado local, siempre fiel a Ulises Ruiz Ortiz, aunque a José y a Alejandro Murat le jure lealtad plena.
Sin embargo, en el PRI y los priistas hay intereses, no lealtades, y ahí están los casos de Antonio Amaro Cancino, titular de Protección Civil; Jorge Ilescas Delgado, coordinador de Giras, y Gabriel Cué Navarro, secretario de Agricultura, que en día laborable acudieron a un acto político y participaron en el destape.
La excepción, el costeño Eduardo Rojas Zavaleta, actual presidente del PRI, que se inclinó muy temprano por Avilés, pero que fue recriminado y vapuleado por el tutor de Alejandro, a través de redes sociales y con sus escribanos.
(Por cierto, Amairani Morales, secretaria General del PRI, es esposa de Jorge Ilescas Delgado, quien desde hace mucho hace campaña política en la Cuenca porque quiere ser diputado).
Al día siguiente, martes 20 de octubre, el gobernador Alejandro Murat acudió a Soyaltepec y a Acatlán de Pérez Figueroa; al término, fue entrevistado y “casualmente” salió la pregunta:
–Vemos que viene gente importante como usted, como Alejandro Avilés que es una de las personas muy conocidas en esta región.
–Sí, es un buen amigo, ya se apuntó; vamos a ver cuántos más se apuntan, a ver quién tiene espolones pa’ gallo. Estamos haciendo buen gobierno así que le deseo éxito a los priistas para que decidan, es el partido del que formo parte y bueno, pues hay que empezar a hacer el chacaleo; yo seguiré haciendo gobierno y seguiré trabajando para que la ciudadanía tome las determinaciones que considere.
–Qué opina de los triunfos del PRI allá en la zona norte (del país).
–Bueno, pues es un mensaje importante, de reflexión, eso es lo que significa la fiesta democrática, hay que verla en ese contexto; siempre es una oportunidad para que la gente evalúe…
Y así fue como Alejandro Murat se contagió de la euforia electoral y dio paso a los priistas para que le sucedan, en el 2024. Pero de inmediato, surgió el reproche, desde la Ciudad de México.
¡Que renuncie!, fue la consigna que debían difundir quienes apenas una semana antes torpedearon al rector Eduardo Bautista y sus antecesores, en la necedad de imponer a otro impresentable, Gilberto Gamboa Medina, como aspirante a dirigir la Universidad.
Prácticamente toda la semana fueron torpedeados Rojas Zavaleta y Avilés, en menor medida los otros funcionarios que acudieron al acto proselitista. Le tocó también a otro impopular político, el diputado Gustavo Díaz Sánchez y hasta se atrevieron a señalar que los citados formaban parte de un “cártel”… político, claro.
Pusieron hasta al gris senador del Partido Verde, Raúl Bolaños Cacho Cué, a declarar a un medio de comunicación y decir aquí estoy, aunque con el galimatías “ni me tapo ni me destapo”, para cuadrar la orden de que todos deben seguir fieles al aún gobernador.
No es novedad que Alejandro Avilés mueve muchos hilos en la política local y priista, siempre a su favor. Sí es novedad que no lo hace en el Congreso, donde maniobra cuando quiere, como quiere y deja pasar todos, todos, los golpes al gobierno de Murat, en la tribuna cameral, sin mover un dedo ni mucho menos alentar a los otros cinco legisladores a defender al mandatario.
Sí en cambio, acapara cada día más espacios en el gabinete legal y ampliado; por cierto, Francisco García López es pieza de Avilés, quien después de torpedear de múltiples modos logró que quitaran a Héctor Anuar Mafud en la Secretaría General de Gobierno, para seguir conformando sus cuadros
Además de los ya citados, están Jorge Toledo Luis, otro ulisista que da todo por Avilés. Insuflado, Alejandro Avilés hizo de inmediato una genuflexión ante quien gobierna desde la Ciudad de México, pero a espaldas sigue preparando su estrategia de sucesión, con el apoyo del aparato de gobierno.
Los priistas están en guerra ya, por el reemplazo del gobernador. Pero lo que no saben –o se hacen– es que Alejandro y su padre ya negociaron desde hace mucho entregar la plaza a Andrés Manuel López Obrador y contenderá un morenista, afín a los Murat, mientras que éstos seguirán disfrutando de las glorias familiares del poder, con otros cargos, incluyendo para Ivette Morán.