Ismael García M./Zona Roja.
Oaxaca de Juárez, Oax., 10 de mayo de 2021.- La contienda electoral por 153 presidencias municipales de Oaxaca, se concentran en una sola: la capital.
Y no es para menos, pues quien gane será referencia estatal y quizá hasta nacional. O los morenistas, minados por el propio Salomón Jara Cruz, confirman que pese a yerros mantienen el poder, o el PRI-PAN-PRD logran recuperar la ciudad y se preparan con ello para dar la batalla en la ya muy cercana sucesión de Alejandro Murat Hinojosa.
“ÁRBITRO VENDIDO”
Las campañas por las concejalías iniciaron el 4 de mayo pasado, con una tardanza cercana a las 13 horas, por parte de los integrantes del Consejo General del IEEPCO.
Los morenistas, ávidos de demostrar un músculo que hace mucho perdieron en la capital, comenzaron su jornada proselitista a las 00:01 horas de ese día, con un mitin y calenda en la Plaza de la Danza.
¿Plan con mañana del Instituto Estatal Electoral?, porque al aplazar el inicio de la contienda, el candidato morenista Francisco Martínez Neri (que por cierto ese día escondió hasta en una esquina al senador Jara Cruz) pudo haber incurrido en actos anticipados de campaña, y en consecuencia si gana, sería impugnado de inmediato ante los tribunales.
Lo cierto es que no es hoy, sino desde hace varios años, en que el PRI tiene secuestrado al IEEPCO, con Gustavo Meixueiro a la cabeza y que hoy hace todas las maniobras posibles por heredar el cargo a Luis Miguel Santibáñez, a quien placea cada vez que se puede, y es siempre.
Meixueiro jamás se ha caracterizado por la transparencia, rendición de cuentas y apartidismo; por el contrario, ha sido fiel escudero priista; ha trabajado para dejar sucesores, no solamente a Santibáñez, y pretende, una vez que se retire, controlar desde afuera el órgano electoral.
Quizá por eso no falta razón a los morenistas en pedir la destitución del árbitro electoral y que los comicios sean retomados por el INE, demanda tardía.
LOS MORENISTAS
El originario de San Andrés Zautla, Francisco Martínez Neri, es el abanderado de Morena; un gris rector de la UABJO en su época, señalado de irregularidades en la obra pública; un gris diputado federal, donde tenía todo para brillar y no lo hizo.
Su designación como candidato a edil fue producto del pleito de Salomón Jara Cruz con el grupo de Mario Delgado, pues el senador pretendía imponer a Jesús Romero López.
El dirigente nacional quería que repitiera Oswaldo García Jarquín como el abanderado, pese a ser un pésimo presidente municipal y por cuyo desempeño justamente está en riesgo la continuidad de Morena, pues hay decepción y desencanto entre los capitalinos.
Jesús Romero López poco conoce y poco ha recorrido la capital, además de cometer múltiples yerros en la precampaña, que terminaron por enterrarlo. Al final ganó el grupo que encabeza Flavio Sosa con Martínez Neri.
A Oswaldo no le quedó de otra más que imponer a su síndico, Jorge Castro, en la planilla morenista; el funcionario con licencia es señalado de ser el negociador y contratista del gobierno municipal.
Tras su designación, Neri jamás se movió; no trabajó una estructura electoral; no tiene a los grupos sociales a su favor, salvo el disminuido MULT con escasa presencia en la capital; no está cobijado por los líderes de la izquierda.
Eso sí, tiene el apoyo institucional del Congreso del Estado, que hasta “me gusta” le da a las publicaciones electorales.
Así que Salomón Jara y Oswaldo García Jarquín, por sus pleitos internos y por un terrible gobierno municipal, podrían ser la tumba de Neri. El acabóse: al ex rector no le interesa la relación con los medios de comunicación –al estilo López Obrador-, y menosprecia el papel de la prensa.
EL PRIISTA
Una inédita alianza, PRD-PRI-PAN, tiene a Javier Villacaña Jiménez en la antesala de recuperar la capital.
Pero, sobre todo, como decíamos, un decepcionante gobierno morenista –que dejó crecer de manera desmesurada el ambulantaje, la inseguridad, los giros negros y la violencia– le augura el triunfo.
Villacaña no es un político improvisado; tiene más de tres décadas en el servicio público y ya ha sido presidente municipal de Oaxaca de Juárez, además de diputado federal y funcionario estatal.
Con estrategia y al filo de la norma, se promocionó con al menos medio años de anticipación a la campaña formal; aceitó estructura, se acercó a líderes de mercados, del comercio formal, de sindicatos, de trabajadores en general.
Tiene lista la más grande estructura política en la capital, lo que le asegura el control en las casillas y los sectores, para confirmar el voto a su favor.
Sin embargo, tiene en contra a un grupo de panistas, entre ellos Alejandra García Morlan y Daniel Constantino, ex aspirantes, que buscarán minar sus aspiraciones. Le critican algunos su avasallamiento mediático y de todos los actores y sectores políticos.
Tiene un PRD que no es absolutamente nada, ni política ni electoralmente, e incluso sus dirigentes no han estado en los principales actos públicos de Villacaña.
Tiene un panismo que se jacta de ser la segunda fuerza política en Oaxaca de Juárez, que por ahora en campaña lo respalda, pero que disputará a morir la mayoría de cargos en el ayuntamiento, en caso de ganar. Tiene un PRI que intenta revivir, enterrado por el morenismo.
Javier Villacaña tiene muchos puntos a su favor. Por lo pronto es el que mayor presencia mediática tiene, de todos los aspirantes; el que realiza recorridos cotidianos y durante toda la jornada. Ahora, ¿ya está negociando con la “chiquillada” política?, porque aunque no pesa, en un momento dado podría inclinarse a cualquiera de los dos bandos, a cambio de un plato de lentejas.
Vilacaña tiene todo, sólo que… ¿lo dejarán ganar ante el riesgo que representa para la sucesión gubernamental?