Ismael García M./Zona Roja.
Oaxaca de Juárez, Oax., 17 de mayo de 2021.- Una poderosa tormenta toca peligrosamente a las puertas de la Sección 22 del SNTE. Y nadie tomó previsiones.
Sí, nadie, ni siquiera las instituciones oficiales, han previsto o están preparadas para el desastre que se puede desencadenar con la disputa, ya en proceso, del Comité Ejecutivo Seccional.
A principios de enero pasado se vencieron los cuatro años de Eloy López Hernández y demás directivos. Tomó posesión con los demás integrantes, el 22 de enero de 2017; sustituyó a Rubén Núñez Ginez, encarcelado por un lapso junto con Francisco Villalobos por los hechos del 2016 en Nochixtlán.
Pero la pandemia aletargó la ya de por sí pasiva participación de las bases magisteriales y nadie había pedido cuentas a ellos acerca de la sustitución.
Supuestamente tienen el aval de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje para prolongar su mandato hasta en tanto haya condiciones sanitarias, pero nadie conoce el acuerdo o el documento por el cual se haya notificado a los docentes.
ATRÁS LOS DÍAS ACIAGOS
Lejanos han quedado los días de lucha y revuelta social –para bien principalmente de los oaxaqueños-, tras, primero, las confrontaciones violentas por seis meses en las calles de la capital y un año de negociaciones para bajar la presión, luego del intento de desalojo policial de un “plantón” del magisterio en el zócalo, el 14 de junio de 2006.
El gobierno de Ulises Ruiz Ortiz lo único que consiguió fue aglutinar a todas las fuerzas políticas, que conformaron el conglomerado de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, y que estuvieron a punto de derrocarlo.
Hoy esos hechos quedaron en el olvido para la Sección 22, pese al saldo de una veintena de muertos, un centenar de desaparecidos y varios encarcelados.
El 19 de junio de 2016 resurgió la confrontación, en Asunción Nochixtlán y que se extendió en la periferia de la ciudad de Oaxaca, luego de ataques de policías estatales y federales contra docentes y población que protestaba por la reforma educativa impulsada por Enrique Peña Nieto y el gobierno de Gabino Cué.
Hoy también eso ha quedado en el olvido, pese a unos ocho muertos y un centenar de lesionados y sólo el Comité de Víctimas ha seguido la lucha legal con logros importantes, entre ellos el más reciente, llamar a cuentas al ex secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.
TERSA RELACIÓN
Los cuatro años de Eloy López Hernández prácticamente han sido de una tersa relación con el Gobierno del Estado, a través del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca.
Últimamente, la pandemia de Covid y el confinamiento favorecieron esas condiciones de paz y se cancelaron todas las marchas y acostumbradas protestas; en abril los normalistas los sacaron de su letargo e incluso les quemaron las puertas del edificio de la Sección 22, en el Centro Histórico… para reclamarles nulo apoyo.
Embelesado y engolosinado con el poder y el dinero, a Eloy López Hernández en absoluto le importó las bases de la gremial, conformada ahora por cerca de 100 mil trabajadores de la educación, de ellos alrededor de 80 mil docentes.
Cedió desde el principio, junto con Genaro Martínez Morales y José Carlos López Alonso, a las pretensiones del gobierno, a cambio de jugosas y millonarias prebendas.
Y Eloy López se avorazó, pues en el pasado proceso electoral, impuso a su familiar, Arcelia López Hernández, como diputada local, y hoy pugna porque se quede como presidenta municipal de Tlaxiaco.
Impulsa además a su secretario particular y hasta a su asesor a cargos de representación popular; la mayoría, por cierto, ha lucrado a diestra y siniestra con las plazas magisteriales, como es el caso de Genaro Martínez, que ha dado trabajo de docentes a sus familiares en Tlacochahuaya, donde además aseguran que remodeló y amplió su casa.
LA FRACTURA
A cuatro meses del término del Comité Ejecutivo, no había visos de interés por convocar a asamblea plenaria y luego asamblea estatal para el relevo, pese a que desde hace casi un mes, Oaxaca transita en semáforo epidemiológico verde por Covid y pese a que todos los trabajadores de la educación ya están inmunizados.
Fue el 10 de mayo en que, con el respaldo de la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca, una fracción del magisterio, princicipalmente de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), puso el dedo en la llaga… que comenzó a supurar.
Con Rogelio Vargas Garfias, dirigente nacional de la UTE y el respaldo del FPR (que en estricto sentido no tendría nada que ver en el relevo), acusaron primero la negligencia del Comité Ejecutivo Seccional para elegir a delegados al congreso de la CNTE en Chiapas, los días 14, 15 y 16.
El día 11 de mayo, unos 100 representantes del magisterio, encabezados por el vocero de la Sección 22, Wilbert Santiago (a quien señalan de promover los actos violentos de los normalistas el mes pasado, así como de tener ligas con Salomón Jara vía el edil de San Blas Atempa, Antonino Morales, y el FUCO), eligieron en el auditorio “Enedino Jiménez” del magisterio, a los delegados para dicho Congreso. En Chiapas fue la plenaria reconocida la delegación oaxaqueña.
El 15 de mayo se evidenció aún más la división; una fracción del Comité dio una conferencia de prensa, en el marco del Día del Maestro, con Eloy Hernández, quien reconoció que debe iniciar ya el proceso de selección, pero no dio plazos.
Otra fracción, la de Wilbert Santiago, efectuó una marcha del crucero vial de la antigua sede del IEEPO hacia el centro, arropado por varias organizaciones sociales.
La moneda está en el aire. Cada día se suman más grupos internos, como Praxis que encabeza Luis Fernando Canseco, entre otros, para demandar ya el relevo.
Evidentemente que de manera institucional, se convencerá, otra vez, a Eloy López, para que evite la asamblea estatal antes de las elecciones del 6 de junio. Pero los nubarrones son cada vez más negros, presagios de intensa tormenta.