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Opinión. Peña Nieto, Gabino Cué y la represión al magisterio en Nochixtlán

por Agencia Zona Roja

Efraín Solano Alinarez*

Después de constituirse el Movimiento de Regeneración Nacional, Andrés Manuel López Obrador innovó una nueva mística para el activismo electoral.

En Oaxaca, en el 2016 habrían de celebrarse las elecciones para renovar las presidencias municipales que se rigen bajo el sistema de partidos políticos, el Congreso local, así como la gubernatura. 

Unos años antes. Flavio Sosa y César Mateos nos habían invitado, junto con otros compañeros, a integrarnos a Comuna.

En esas circunstancias la organización nos asignó, con las compañeras Itayee Cruz Guevara y Concepción Santos Pérez, la tarea de constituir Morena en la Mixteca Alta y particularmente en Nochixtlán.

Posteriormente Itayee, en las elecciones de 2016, sería la candidata de Morena a la presidencia municipal en Asunción Nochixtlán.

Esa tarea se inició en noviembre de 2015 y de acuerdo a las instrucciones de Andrés Manuel López Obrador, recorrimos todos los municipios de esa región entregando el periódico “Regeneración”.

En el caso concreto de Nochixtlán, recuerdo perfectamente que el equipo de Itayee y Cony, caminaron casa por casa las 16 agencias municipales y sus barrios, dándole la vuelta tres veces en un periodo de ocho meses.

En ese periodo de tiempo prácticamente me mudé a esa parte de la Mixteca y tuve la oportunidad de conocer nuevas comunidades y de cosechar extraordinarios amigos que aún conservo hasta el día de hoy.

No termina uno de aprender, además de conocer sobre la excelente gastronomía de esos lugares, viví su cultura y ratifiqué una vez más la gran solidaridad y el espíritu de colectividad que en nuestros pueblos imperan.

En esa jornada de trabajo partidista, me tocó ser parte del equipo que organizó la visita de Andrés Manuel a Nochixtlán que, en ese entonces, en apoyo a los candidatos a las presidencias municipales y al candidato a gobernador, visitaría los 153 Municipios que se rigen bajo el sistema de partidos políticos.

En este contexto es que conozco todas las agencias municipales, colonias y barrios de Asunción Nochixtlán, donde no me parece exagerado reiterar las diversas relaciones, sobre todo políticas, que me honra tener por esta experiencia, y que sin duda hasta el día de hoy seguimos aportando desde nuestras diversas trincheras.

Pero también destaco que a la par, por esos meses en el Congreso federal se había aprobado la Iniciativa de uno de los presidentes de la República más corruptos; esta iniciativa era la llamada Reforma Educativa, que en el fondo lo que buscaba era privatizar la educación y desarticular al movimiento magisterial.

Las elecciones constitucionales en Oaxaca se celebraron el 5 de junio con los resultados por todos ya sabidos, siguiendo, el estado era un polvorín en parte porque el movimiento magisterial con el apoyo de grandes sectores de la sociedad, tenían instalados bloqueos en las ocho regiones del estado, mi presencia en la zona de igual manera sirvió, para estrechar los lazos de amistad con maestros de la combativa Sección 22.

Posterior al día de la elección, los bloqueos y las movilizaciones se intensificaron, la situación era tensa, el gobierno represor de Peña Nieto amenazaba con desalojar a los manifestantes por la fuerza.

Aprovechando el uso de una herramienta que es el WhatsApp, creamos un grupo que nos sirviera para intercambio de información, así fue como tuvimos contacto de primera mano con los compañeros de las diferentes regiones del estado.

En la noche del día jueves 16 de junio, la gente que estaba en la barricada en el puente de Nochixtlán, nos informa de la llegada de varios vehículos a dos conocidos hoteles ubicados a unos 400 metros del panteón.

Al día siguiente, los mismos compañeros nos informaban de la salida de camionetas blancas que iban con dirección al camino que conduce a San Pedro Quiltongo, vehículos que de forma misteriosa desaparecían en el llamado río “El Moral”.

Fue intensa la jornada esa noche por tantos vehículos que salían de ese lugar. En esos días y con esa información, estuve tuiteando, dando los pormenores con fotos y videos de la presencia de convoyes del Ejército y de la Policía Federal en varios puntos del eEstado.

Estos tuits sirvieron como referencia al prestigiado periodista Julio Astillero y la información que conservé en mi celular fue motivo de dos reportajes que publicó la revista “Proceso” bajo la firma de Arturo Rodríguez, pues fue información de primera mano.

Así mismo estuve tuiteando de los desalojos que realizaba la policía y el Ejército en Zanatepec, Juchitán, Ixtepec y Salina Cruz, recuerdo perfectamente que no entraron a Tehuantepec.

La noche del sábado 18 de junio, fue incesante la información de los compañeros de Nochixtlán que informaban de un inusual movimiento de vehículos donde dos noches antes misteriosamente desaparecían.

Habían pasado ya dos semanas exactas de la elección, era 19 de junio de 2016 y tal cual nos habíamos comprometido con las personas visitadas en semanas anteriores que fueren cual fueren los resultados, regresaríamos.

En acuerdo conjunto con la compañera Itayee Cruz Guevara de vernos a las seis de la mañana frente al ADO e iniciar con otros compañeros de Nochixtlán el nuevo recorrido, por lo que quienes nos encontrábamos en Oaxaca nos enfilamos con dirección a Nochixtlán, recordando que en el trayecto a la altura de Santa Rosa nos rebasaron los primeros autobuses con uniformados, más adelante aproximadamente a un kilómetro de la entrada a la autopista vimos al menos tres vehículos militares al lado de una camioneta en llamas, quise tomar algunas fotografías, pero con gritos me lo impidieron.

Seguimos avanzando y al llegar a la caseta de Huitzo, aun identificándonos, el Ejército nos impidió el paso y nos obligó a regresar; vimos la llegada de al menos seis autobuses más con uniformados, en esos momentos en el grupo de WhatsApp que había creado, empiezan a llegar llamados de auxilio de los compañeros que estaban en el puente de Nochixtlán.

Al seguir avanzando ahora ya de regreso hacia la ciudad de Oaxaca, la camioneta que minutos antes estaba en llamas, estaba ya totalmente consumida, en el camino seguimos encontrando vehículos militares que estaban circulando en sentido contrario, en el camino seguían llegando mensajes que ahora eran de coraje y de ira, pues la policía y el Ejército habían llegado a desalojar de manera violenta y artera, usando armas de alto calibre a un indefenso grupo de no más de 100 manifestantes.

En el grupo empezaron a circular las primeras imágenes de los compañeros heridos y de los primeros compañeros caídos, imágenes que con el tiempo se difundieron profusamente en todos los medios.

Toda la brutalidad, la crueldad y el salvajismo con que actúo el Ejército y la policía federal y estatal está sobradamente informada.

En la autopista Oaxaca-Nochixtlán, unos dos kilómetros antes de llegar al puente a mano derecha, vi una brecha de reciente apertura, deduzco que ese fue el camino que utilizó la Policía Federal y el Ejército y tal vez la Policía Estatal que tres noches antes habrían salido de los hoteles mencionados para acuartelarse en alguna casa del paraje “El Moral”.

Cuando platiqué con Arturo Peimbert, defensor de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca, quien también inmediatamente reprobó los hechos, coincidió conmigo, cosa que muchos no entienden, que en las tragedias el espíritu solidario y colectivo de los pueblos originarios siempre salen a flote.

Eso fue lo que ocurrió ese día 19 de junio y esa es la explicación de porqué de manera espontánea llegaron muchos contingentes en pequeños grupos de las comunidades aledañas con medicamentos, víveres y uno que otro garrote.

En la noche, el gobernador Gabino Cué Monteagudo, ofreció una conferencia de prensa e intentó justificar tan salvaje acción aduciendo que habían sido las organizaciones quienes habían provocado el caos, y entre estas mencionó que estaban los compañeros del FPR, del MULT, el FALP y mi organización Comuna.

Recordando también que el único servidor público de toma de decisión de ese gobierno que no se cuadró a lo dicho por el gobernador, fue mi entrañable amigo y compañero Adelfo Regino, quien consecuentemente con la lucha social, renunció a su cargo de secretario de Asuntos Indígenas en ese entonces y se pronunció en contra de la salvaje represión y en favor de los pueblos y del magisterio.

Desde antes ya teníamos diferendos con el gobernador por el decreto educativo. Ese día dejó de ser nuestro aliado, yo seguí y sigo visitando Nochixtlán, a la región y a mis compañeros de lucha.

Posterior a esos eventos, fue inseguro caminar por esos lugares pues constantemente me siguieron vehículos sospechosos, lo cual oportunamente estuve denunciando.

No tengo la talla para pensar que eran los servicios secretos del Estado que me estuvieran siguiendo, más bien pienso que era el Gobierno del Estado, tal vez por instrucciones del entonces gobernador.

Me atreví a escribir esta crónica porque como dicen en mi pueblo; “…pero hay un Dios” y hoy veo en varios portales la triste figura de un ex gobernador que comparece ante la Fiscalía General de la Republica triste y cansado.

Un ex gobernador que le dio flojera gobernar y ejercer la responsabilidad que le había otorgado la ciudadanía delegándola en otro personaje que no tiene caso ni siquiera mencionar su nombre.

*Activista y luchador social; fundador de la organización Unir.

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