Evlin Aragón/Zona Roja.
Oaxaca de Juárez, Oax., 14 de julio de 2021.- “Reconocer la violencia simbólica es de alta trascendencia a nivel nacional” destacaron integrantes de Consorcio Oaxaca, luego de la aprobación de la reforma a la ley que impide la utilización del recurso público para la realización de concursos y certámenes de belleza.
De acuerdo con la organización feminista, la entidad oaxaqueña se pone a la vanguardia nuevamente al ser la primera, en todo el país, en aprobar una reforma de este tipo, en la que se coloca directamente el tema de la violencia simbólica, como otra forma de agresión a las mujeres.
En este sentido, explicó que la reforma al Artículo 18Bis de la Ley Estatal de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia de Género, prohíbe usar recursos públicos en evento que evalúen características físicas de niñas, adolescentes y mujeres.
Así mismo, y de manera particular, impide que las instituciones gubernamentales consideren estos eventos como campaña de promoción turística o publicidad oficial toda vez que promueven estereotipos sexistas y discriminen a las mujeres por su aspecto físico.
Por lo anterior, reconoció al Congreso local por la aprobación de la reforma impulsada por la diputada Magaly López Domínguez, integrante del Grupo Parlamentario de Morena, y dictaminada por la Comisión Permanente de Igualdad de Género de la 64 Legislatura.
A partir de la reforma, la ley prohíbe a los municipios, dependencias estatales, así como a los órganos autónomos, destinar publicidad oficial o todo tipo de subsidios para la promoción de estas actividades.
La violencia simbólica representa el conjunto de agresiones más complicadas de identificar, ya que se trata de una manera continua de pensar y actuar que naturaliza y reproduce la subordinación y el maltrato, especialmente hacia las mujeres.
La feminista y académica Rita Segato, señala que este tipo de violencia es difícilmente codificable y es más efectiva cuanto más sutil; no se manifiesta físicamente, sin embargo, es la que sostiene y da sentido a la estructura jerárquica de la sociedad.
Por ello la llama violencia moral y la define como un eficiente mecanismo de control social y de reproducción de desigualdades, que tiene tres características: diseminación masiva, arraigo en la sociedad y las familias, y falta de definiciones o formas de nombrarla.
De ahí la relevancia de reconocerla, tipificarla como delito y sancionar a quienes la ejerzan.