Ismael García M./Zona Roja.
Oaxaca de Juárez, Oax., 11 de agosto de 2019.- Fue casi apoteósico. El nacimiento de un salvador de Oaxaca. Un informe con sabor a Guelaguetza y una Guelaguetza con sabor a acarreados. Tan eufórico que fue el propio maestro de ceremonia que lo destapó y lo vistió de líder, y se equivocó:
“Con este magno evento, por esta fiesta democrática, en el cual hace un año, más de un millón de oaxaqueños brindaron el voto de confianza para esta Cuarta Transformación, para el bienestar de todas las familias oaxaqueñas.
“Hoy se marca la pauta del cambio de una ruta en desarrollo de todo nuestro estado. ¡Un hombre indígena, un hombre que conoce las necesidades de todos los oaxaqueños, un hombre que ha caminado los 575 municipios de Oaxaca! ¡El único que puede conocer el desarrollo, las necesidades de de nuestros municipios! ¡Ese hombre se llama Salomón Jara Cruz!”.
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Desde la madrugada de hoy, salieron camiones repletos de gente de todas las regiones del estado. Los ediles istmeños, los que más contribuyeron para llenar el magno auditorio del cerro del Fortín, al que le caben alrededor de 12 mil almas.
Filas y filas de camiones, viejos y nuevos; autobuses de primera y de segunda. Insuficiente la calzada Héroes de Chapultepec para estacionarlos; la calle Venus de la colonia Estrella, igual atestada; la carretera al cerro del Fortín, también, y hasta inmediaciones del Instituto Tecnológico de Oaxaca.
La fiesta lo merecía. Desde las ocho de la mañana comenzó a llegar la gente. Tomó los lugares privilegiados para ver al nuevo mesías. Al que no le hizo mella la austeridad republicana que pregona el jefe, Andrés Manuel López Obrador.
A las 10:00 horas, casi lleno. Comenzó el espectáculo de la Guelaguetza, grupos folclóricos traídos de todas partes. “Chinas oaxaqueñas”, “Flor de Piña”, los “Zancudos” de Zaachila y más dieron el espectáculo para distraer al populacho. Hasta la soprano Fanny Leyva deleitó a los asistentes, que felices disfrutaron de un virtual tercer Lunes del Cerro en pleno domingo.
Presentes, la cúpula morenista: Ricardo Monreal, Susana Harp –que la víspera dio un informe austero, en la sede de la Facultad de Bellas Artes de la UABJO–, Mario Delgado, entre otros.
Cual destape bien preparado, fue el cuestionado edil morenista, Oswaldo García Jarquín, quien dio la bienvenida. Luego el diputado federal Mario Delgado.
Después la estrella del día. Y de los próximos días:
“Es tiempo de unidad, no de divisiones. Tenemos una gran capacidad para sacar un proyecto acorde a las demandas del país, debemos unirnos para mantener una dirigencia fuerte. Una unidad que ayude a seguir construyendo la historia de este país».
Aplausos, vivas, sombreros al aire. El prohombre llegó, arropado por la nueva clase gobernante.
Tocó el turno a Ricardo Monreal. Pero la gente comenzó a retirarse, pasada las doce del día.
LA CONTRADICCIÓN
“Nuestra meta: que juntos salvemos a Oaxaca y dejemos atrás décadas de dispendio, rezago, exclusión con visión, honestidad, austeridad, eficiencia y responsabilidad”, posteó Salomón Jara.
Pero fue una fiesta apoteósica. Al viejo estilo priista. Con tufos Y con absoluta opacidad. Con dispendio y sin austeridad. Nadie sabe, nadie supo, quién pagó la renta del auditorio, de los autobuses, de las tortas, y a la gente. Es la Cuarta Transformación en pleno que ahora busca la gubernatura.
