Ismael García M./Zona Roja.
Oaxaca de Juárez, Oax., 2 de agosto de 2021.- En su más reciente periplo “democratizador” contra la dirigencia nacional del PRI, sólo logró que le recordaran los delitos de lesa humanidad que cometió en 2006… y que fuera demandado por enésima ocasión.
Es Ulises Ruiz Ortiz, el ex gobernador de Oaxaca que hace desde hace 11 años que dejó el cargo, nada mas no da una.
Confrontado con la cúpula de lo que queda del PRI, sus señalamientos, críticas a Alejandro Moreno Cárdenas y sus afanes de democracia, lo alejan cada vez más de ese instituto político, y de los cargos partidistas o de representación popular.
Y en su estado natal, es un perfecto desconocido ya, repudiado por diversos sectores sociales, principalmente el magisterio y organizaciones, tanto que cada vez que intentó dar batalla política en la entidad, fue rechazado.
TRIUNFO PÍRRICO
Su triunfo en la elección de agosto de 2004 fue pírrico, con apenas alrededor de 25 mil votos de diferencia de su contrincante principal, Gabino Cué Monteagudo.
El primero, apoyado por el PRI-PT y PVEM bajo la coalición “Nueva Fuerza Oaxaqueña”; el segundo, con “Todos Somos Oaxaca”, cobijado por Convergencia-PAN-PRD.
Seis años atrás, intentó cerrarle el paso a José Murat, para que no fuera el candidato priista a la gubernatura; seis años después, Gabino Cué le arrebató el poder.
DEL ORO AL MORO
Al ex mandatario estatal le precedía una fama de “mapache” electoral, un experto en marrullerías tradicionales del PRI, discípulo predilecto de Roberto Madrazo, ex candidato presidencial.
Dirigente partidista en distintos cargos, diputado local y federal, Senador de la República, delegado nacional priista desde 1989 en varias entidades del país; cada estado que ponía el pie, ganaba sin ningún contratiempo
Originario de Chalcatongo de Hidalgo pero avecindado desde pequeño en Juchitán de Zaragoza, entró a las grandes ligas partidistas muy joven, siempre de la mano de Madrazo, de quien aprendió las artimañas.
Inició su sexenio con ánimos renovadores y transformadores; los hospitales y las universidades públicas, su principal apuesta; luego, la renovación de calles del Centro Histórico, incluyendo la siembra de árboles en las banquetas.
En construcción de nosocomios tuvo muchos éxitos -–incluyendo el Sedna de su propiedad en la ciudad de México– pero también varios fracasos, que aún hoy lo persiguen.
Su crisis, por falta de operadores políticos -–y a pesar de contar con Jorge Franco Vargas– inició con la remoción del zócalo, que incluyó el levantamiento del piso de cantera y las jardineras, lo que comenzó a generar inconformidades, en 2005.
LA DEBACLE
Pero su crisis más grave comenzó el 15 de mayo de 2006, en que inició el tradicional y anual “plantón” magisterial. Hastiado por acciones magisteriales y ávido de elogios, ordenó a Franco Vargas y José Manuel Vera Salinas, encabezar el desalojo de maestros del zócalo y la Alameda, la madrugada del 14 de junio.
No lo hubiera hecho. Se desató el infierno, primero con la disputa violenta y armada del centro de la ciudad de Oaxaca.
Vino luego el surgimiento de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), que después lideró Flavio Sosa Villavicencio. Seis meses de terror en las calles, que paulatinamente se extendía en el interior del estado, al grado que paralizó prácticamente las labores de Ruiz Ortiz, así como del Poder Legislativo.
Su cabeza estuvo en bandeja de plata en la Secretaría de Gobernación pero Vicente Fox primero, luego Felipe Calderón, lo perdonaron.
Noviembre fueron las últimas batallas, pero volvieron a mediados del año siguiente, con la agresión a Emeterio Merino en un nuevo enfrentamiento, cuando antimotines frenaban a manifestantes que querían ingresar a perturbar la Guelaguetza.
De acuerdo con organismos oficiales y de la sociedad civil, el conflicto a lo largo de los seis meses de protestas dejó al menos 30 ejecuciones extrajudiciales, 311 detenciones arbitrarias, 381 lesionados, 248 casos de tortura documentados y la desaparición forzada de dos personas.
¿Y EL PODEROSO?
A raíz de ello, Ulises Ruiz no ha tenido paz. Pudo terminar a medias sus obras, como los hospitales, y lo único que dejó como herencia, que aún se conserva, es la remoción de las calles del Centro Histórico.
Perdió la elección en 2010, con Gabino Cué, arropado de nueva cuenta por partidos de oposición.
Buscó regresar a sus reflectores nacionales, pero no logró gran cosa. El máximo cargo que consiguió fue el de delegado especial del PRI en Quintana Roo, en enero de 2014.
De ahí inició una supuesta lucha democratizadora, e incluso criticaba constantemente al entonces presidente Enrique Peña Nieto, lo que lo hundió de nuevo. Sus confrontaciones con el ex gobernador José Murat tampoco cesaban, y no han parado.
En 2019 atizó su lucha en el interior del PRI, ahora contra Alejandro Moreno, pero terminó de nuevo derrotado por enésima ocasión.
En la última semana de junio pasado, se lanzó ya con barruntos de violencia, al tomar por una semana las instalaciones del PRI nacional, que derivó en balazos y demás agresiones, con saldo de un lesionado.
Moreno Cárdenas lo amenazó de nuevo con denunciarlo, le recordó de nuevo su trágico pasado de 2006 y 2007 y además analizan su expulsión.
EL ABANDONADO
Desde hace más de un lustro, sus supuestos fieles seguidores han sido copados, con cargos públicos o puestos políticos. Eviel Pérez Magaña, Bulmaro Rito Salinas, Antonio Amaro Cancino, Jorge Franco Vargas y un largo etcétera ya le dieron la espalda desde hace mucho.
Le quedan muy escasos fieles, pero por miedo a perder el empleo o el cargo, optan por guardar en secreto la amistad, como es el caso de Alejandro Avilés y de Héctor Pablo Ramírez Puga, que incluso jugaron las contras en la elección de Alejandro Murat.
Hoy la estrella de Ulises Ruiz se apagó, al grado de recurrir a actitudes “porriles” (según lo denunciaron los propios priistas), en su desesperación por la cauda de derrotas.
En un mes inicia el proceso electoral 2021-2022, para elegir el próximo año al sucesor de Alejandro Ismael Murat Hinojosa, pero en la entidad el ex gobernador no tiene absolutamente un ápice de seguidores
Por el contrario, cada vez que venía lo hacía prácticamente a escondidas, y hasta hace dos años, aún era perseguido por la Sección 22, dondequiera que fuere
¿Participará en le proceso electoral oaxaqueño? Ni tiene fuerza ni tiene seguidores.
Y si de verdad se llegara a refundar el PRI y se democratizara, por lo menos para ese papel, está descartado Ulises “Ruin”.