Evlin Aragón/Zona Roja.
Oaxaca de Juárez, Oax., 9 de septiembre de 2021.- “Hoy, hace dos años, justo a esta hora, terminaba de culminar un fin de semana lleno de actividades; esta última semana en la que fui modelo para un videoclip.
“Jamás imaginé que sería la última foto con la piel que Dios me dio. No sabía que querían matarme con ácido y que todo sería una pesadilla”.
Así narró María Elena Ríos Ortiz ayer sus actividades de la víspera en que fuera atacada con ácido, en un local en Huajuapan de León, Oaxaca, hace dos años.
Fue el 9 de septiembre del 2019 que hasta la puerta de su domicilio arribó su agresor, con la instrucción previa de verterle el corrosivo encima y hacerle daño. Previamente contactó por teléfono a la joven y se hizo pasar por un cliente que necesitaba apoyo en el trámite de un documento.
“EXTRAÑO MI ROSTRO”
“La verdad no lo puedo evitar, extraño mucho mi rostro”, es el estremecedor mensaje que también publicó en sus redes sociales María Elena Ríos Ortiz, acompañado de una fotografía que se tomó previo al ataque con ácido del que fue víctima y que le destrozó la cara y parte de su cuerpo.
Mediante una aplicación en el celular, la joven saxofonista originaria de la región Mixteca logró ver nuevamente su rostro en movimiento situación que la conmovió de sobremanera, particularmente porque este jueves se cumplen dos años que las cosas cambiaron radicalmente en su vida.
Nadie nunca se pudo imaginar lo que sucedería después. Los gritos de María Elena alertaron a su madre que en su afán de ayudarla resultó también lesionada por el ácido que corría en el cuerpo de la joven.
“Me llena de impotencia y dolor cuando acaricio la piel de mi madre y siendo las cicatrices que también le ocasionaron con el ácido”, público hace unos días.
Al ataque de María Elena le siguieron días de angustia para la familia y un dolor inmenso para ella; el desconocimiento de los procedimientos médicos para personas con quemaduras en Oaxaca ocasionó que su salud estuviera en riesgo y fuera necesario su traslado a la Ciudad de México, esto luego de que el caso se hizo mediático.
LOS AGRESORES
Desde el momento de los hechos sólo una cosa tuvo clara María Elena, el nombre de su agresor; y es que de acuerdo con la joven fue su expareja y también exdiputado local por el PRI, Juan Antonio Vera Carrizal, el autor intelectual de los hechos.
Fue gracias a la presión ejercida desde los medios de comunicación, incluso internacionales, que la Fiscalía General del Estado a cargo de Rubén Vasconcelos Méndez actuó en consecuencia, por ello en diciembre del 2019 anunció la captura de Ponciano H., y su hijo Rubicel H.R., a quienes se acusó de ser los presuntos autores materiales de la agresión.
Mientras que Juan Antonio V. C. se entregó el 6 de abril del 2020 y fue indiciado como presunto autor intelectual de los hechos; previamente, fue detenido Rubén L.C. a quien se señaló de haber contratado directamente a los agresores y cubierto el pago prometido, de 30 mil pesos.
DETENCIÓN PENDIENTE
Sin embargo, la detención del quinto y último implicado, Juan V. H. hijo del empresario oaxaqueño y exdiputado local sigue pendiente y ha retrasado el procedimiento del caso, lo anterior de acuerdo con la víctima debido a la pésima actuación del exfiscal Rubén Vasconcelos Méndez para quien ha pedido cárcel por actuar en contubernio con sus agresores.
El cambio de titular en la Fiscalía de Oaxaca y la llegada de Arturo Peimbert Calvo trajo consigo la colocación de espectaculares con la ficha de búsqueda Juan V.H., estrategia que no ha rendido frutos a más de dos meses de ser implementada, por lo que hasta la fecha solo se puede hablar de la vinculación a proceso de cuatro personas -una fallecida en prisión- y ninguna de ellas con sentencia condenatoria.
De ahí que la demanda de justicia por parte de María Elena siga más vigente que nunca, ya que independientemente de la agresión con ácido de la que fue víctima, considerada como tentativa de feminicidio, recientemente ha enfrentado una campaña de denostación promovida por la familia de su presunto agresor.
A dos años del ataque, la joven saxofonista no sólo ha enfrentado la lentitud y desidia de las autoridades de procuración de justicia de Oaxaca, sino también diez cirugías en el rostro y cuerpo, las cuales sin importar que se incrementen en número no le devolverán lo robado aquel nueve de septiembre del 2019.