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Opinión. Candidatos e indígenas: eterno lucro, eterna pobreza

por Agencia Zona Roja

Ismael García M./Zona Roja.

Oaxaca de Juárez, Oax., 11 de octubre de 2021.- ¿Día de la Raza? Los indígenas en Oaxaca son carne de cañón para organizaciones sociales; bandera de lucha de gobiernos, causa política, “razón” de Estado, pretexto para exigir dinero, pero jamás terminan de aliviarles la pobreza.

Y ahora que inició el proceso electoral, y en unos meses las campañas, seguirán siendo, lamentablemente, utilizados para fines políticos, de lucro.

Los indígenas son rentables; la pobreza es rentable, pero para candidatos y políticos sin escrúpulos.

Cada trienio o cada sexenio, son olvidados; apenas pasan las campañas e inician el gobierno, municipal, estatal o federal, y ya son olvidados, e incluso excluidos.

“RIQUEZA” INDÍGENA

Los datos del Censo de Población y Vivienda 2020 indican que en México 6.1% de los hombres y 6.1% de las mujeres de 3 años y más habla alguna lengua indígena. Es decir, siete millones 364 mil 645 personas, de las cuales, 48.6% son hombres y 51.4% son mujeres; existen 68 etnias.

En el caso de Oaxaca, el censo de 1990 registró un millón 18 mil 106 personas de cinco años y más hablante de lengua indígena. Esta población comparada con la cifra de 1970, se incrementó en 340 mil 759 personas lo que indica una tasa de crecimiento media anual de 2.0% en esos 20 años.

Según el censo 2020, en Oaxaca hay un millón 221 mil 555 personas mayores de tres años de edad que hablan alguna lengua indígena.

En sus ocho regiones, hay multitud de variantes de zapoteco y mixteco, las principales lenguas de 16 etnias, pero que paulatinamente se van perdiendo, sin que las instituciones públicas hagan algo.

¿LUCHAR POR ELLOS?

Desde hace muchos años, desde hace muchos sexenios, se lucra con ellos, política y gubernamentalmente.

En el sexenio de José Murat, por ejemplo, se inventó el Partido Unidad Popular, supuestamente indígena 100 por ciento, bajo la tutela de Heriberto Pazos pero con apoyo oficial, para ser también comparsa oficial. Ha tenido dos diputados, que sólo se llenaron la bolsa de dinero.

Varios dirigentes se han eternizado en el cargo pero hoy los triquis, su principal fortaleza, siguen más pobres que nunca y sufren vejaciones constantes, como es el caso de San Juan Copala y Tierra Blanca Copala, por poner unos ejemplos, donde al menos cuatro organizaciones sociales se disputan a ellos.

Sólo los dirigentes se han enriquecido de los cargos, pero jamás la gente, que siguen acarreando cual animales, para mítines o marchas, como la que viene este 23 de octubre y como tantas otras que han sucedido.

Posteriormente se creó una Secretaría de Asuntos Indígenas, pero de poco o nada ha servido. Supuestos indígenas secretarios van y vienen y jamás han logrado frenar la pobreza; un ejemplo, Eufrosina Cruz Mendoza, legisladora plurinominal en repetidas ocasiones.

La razón principal es que no hay dinero para dicha instancia, ahora transformada en Secretaría de Pueblos Indígenas, agencia de colocaciones nada más.

Acaso los logros más relevantes en los años recientes, el reconocimiento constitucional pleno de los pueblos, incluyendo los afromexicanos, así como logros en la participación en el ámbito electoral.

Sexenio tras sexenio también, lo que fue la Comisión para el Desarrollo de Pueblos Indígenas era una fábrica de constructores que se quedaban prácticamente con todo el presupuesto, dejando obras mínimas y de mala calidad en las comunidades.

Ahora es Instituto Nacional de Pueblos Indígenas, bajo la batuta de un oaxaqueño, Adelfo Regino Montes, pero que ha perdido la mayor parte de su tiempo en supuestas asambleas para decidir megaproyectos.

En materia de obra pública, sólo coordina el programa de pavimentación de caminos rurales, principalmente en Oaxaca, pero nada más. Sí, en este caso quedarán muchos pueblos comunicados con vialidades pavimentadas, pero eso no quiere decir que automáticamente dejen la pobreza.

 Y DE NUEVO

No han comenzado las campañas pero ya hay ansias políticas para explotar, literalmente, a los indígenas.

Héctor Sánchez López se asume como tal; ex fundador de la COCEI, lucró con ello por muchos años; llegó a ser senador de la República, candidato a gobernador y ahora, próspero empresario y funcionario de la Comisión Federal de Electricidad, quiere de nuevo buscar la titularidad del Ejecutivo, de nuevo usando a los indígenas.

Otra es Irma Juan Carlos, de la etnia chinanteca, que después de tres años ya se acordó de los pueblos indígenas, comenzó a recorrer el estado… en busca de ser postulada como candidata a gobernadora.

Su discurso principal son los más pobres, los marginados, que “ahora sí deben llegar al poder”, así sea sobajando a sus contendientes, como Susana Harp. ¿Ha hecho algo por Oaxaca? Es la presidenta de la Comisión de Pueblos Indígenas de la Cámara alta, pero hasta ahí.

Nombres hay muchos más y seguirán surgiendo en los próximos días, pero solamente para utilizar por enésima vez a los pobres entre los pobres, para acarrearlos, para vestirlos de indígenas, para utilizarlos y luego abandonarlos.

Por cierto, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social detalló en su estudio del año 2020, que de acuerdo con los resultados de la medición de la pobreza 2018, el 66.4% de la población de la entidad vivía en situación de pobreza, es decir, 2,714,700 personas, aproximadamente.

De este universo, el 43.1% (cerca de 1,762,800 personas) estaba en situación de pobreza moderada, mientras que el 23.3% de la población se encontraba en situación de pobreza extrema (alrededor de 951,800 personas).

El porcentaje de pobreza en Oaxaca es 24.4 puntos porcentuales mayor que el porcentaje nacional (41.9%).

En términos más llanos, en el año 2008 el porcentaje de pobres en Oaxaca era de 61.8%; en 2014 era de 66.8%; en 2016 aumentó a 70.4% y en 2018 bajó a 66.4%. ¿Algo qué celebrar?

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