Ismael García M./Zona Roja.
Oaxaca de Juárez, Oax., 17 de enero de 2022.- No obstante que aún no es oficial, varias voces confirman que Alejandro Avilés Álvarez será el candidato del PRI a la gubernatura de Oaxaca.
Y escoger al rival menos político y más rudo sólo augura dos cosas: o se simulará una dura batalla destinada a perder, o se optará por la ruta de la violencia para intentar conservar el poder.
Descartar a Francisco Ángel Villarreal, a Germán Espinosa Santibáñez y a Eufrosina Cruz Mendoza –en orden de popularidad, según las encuestas difundidas– no es más que una decisión desatinada por parte del PRI nacional, encabezado por Alejandro Moreno Cárdenas, y el estatal, que aún dirige Eviel Pérez Magaña, aunque en realidad la decisión local fue del gobernador Alejandro Murat.
PÉSIMOS ANTECEDENTES
En los sondeos previos que han circulado, figuraba el diputado local por tercera ocasión –siempre plurinominal– con los menores porcentajes de popularidad. Y no es gratuito.
Su labor política siempre ha sido subterránea y comprometiendo dinero del gobierno o cargos en el gobierno estatal para “solucionar” problemas. Jamás le ha interesado la presencia en medios de comunicación y poco le importa saber si es popular positivo o popular negativo.
Siempre leal a Ulises Ruiz Ortiz –aunque en los hechos y hasta de rodillas jura fidelidad a los Murat–, Avilés Álvarez se ha vendido por varios años como “operador político”, pero en realidad con lo único que ha convencido a la gente o a los adversarios es con dinero.
Aún se recuerda su pésimo paso por el actual sexenio, cuando fue designado secretario General de Gobierno, cargo efímero debido a que fue pillado utilizando un helicóptero oficial para trasladar a su familia a la región de la Costa, un 13 de abril de 2017.
Legislador por tercera ocasión, las mañas que se le conocen fue haber doblegado a Morena, como a los demás partidos políticos, en la Cámara de Diputados, pero esto no fue gratuito, sino con cañonazos de dinero.
Y tambien por sugerencias del Presidente Andrés Manuel López Obrador a sus diputados morenistas, en aras de seguir respaldando al mandatario Murat Hinojosa.
En realidad, a Avilés no es político nato, sino político avieso, que tiene un oscuro pasado que todo mundo señala.
Por ejemplo, conoce las andanzas de su paisano Gustavo Díaz Sánchez, con quien convivía en múltiples ocasiones, en la Cuenca como en la capital.
Es difícil, prácticamente imposible, que Avilés no conociera los pasos presuntamente delictivos de “El Gato”, acusado de diversos delitos y recluido en Michoacán.
Es también reducido su grupo político en el poder –que jamás ha podido empatar o cuando menos trabajar óptimamente con los mexiquenses–, entre ellos Jorge Toledo Luis, Marco Antonio Cuevas, Francisco García López, María Luis Matus Fuentes, Fredy Gil Pineda, Ericel Gómez Nucamendi, además de, por supuesto, Gustavo Díaz Sánchez.
Sin embargo, con ese grupo ha amagado en diversas ocasiones al gobierno de Alejandro Murat, a través de movilizaciones que promueven –incluso de manera violenta, con Fredy Gil–, para luego desactivar a base de dinero o compromisos.
En la pasada campaña electoral, por ejemplo, sólo vio por los intereses de su gente, como Fredy Gil, María Luis Matus y Gustavo Díaz, para siguieran encaramados en los cargos; en otros casos, “operó” para desactivar a otros contendientes, aún priistas, pero ofreciéndoles dinero o cargos en el gobierno. Nada extraordinario, y por lo cual el PRI tuvo su enésimo fracaso.
¿Y EL PRI?
En la reunión del pasado viernes –en que por cierto varios funcionarios públicos acudieron a ese acto partidista, pese a ser día laboral–, se adelantó también la designación de Javier Villacaña Jiménez como presidente del PRI, en sustitución de Eviel Pérez Magaña.
Por lo pronto en este caso, ya hubo la formalidad, este domingo, en que Villacaña fue designado secretario de Organización, primer paso estatutario para asumir la presidencia del priismo.
No se ha dicho nada de la suerte de Eviel Pérez, que de manera gris intentó colarse a la contienda, sin los arrestos para ello.
Villcaña viene de perder las elecciones para la capital de Oaxaca de Juárez, frente a Francisco Martínez Neri; si bien mostró un fuerte y masivo músculo, no fueron suficientes para derrotar al morenista.
El reto del ex diputado y ex edil no es menor: su presencia hasta ahora, se ha circunscrito en la zona metropolitana de la capital y además, recibe un partido sin ningún trabajo político, con una base totalmente olvidada.
Y no hay ahora programas sociales, ni recursos, por parte del gobierno estatal, que pudieran utilizarse para alentar a la militancia priista desde un gobierno priista; mucho menos hay obra pública qué presumir.
Por lo pronto, el PRI enfrenta primero un proceso de cicatrización, pues hay varios cuadros que quedaron inconformes con la virtual designación de Avilés Álvarez. Y después, tratar de conservar el registro del partido ante las instancias electorales.
De Avilés poco se puede esperar y las “mapacherías” de antaño ya no funcionan; los métodos el sistema electoral han puesto más candados y ahora el dinero a votantes no es garantía de que con ello se puedan ganar comicios.
Entonces, lo único que le queda a Alejandro Avilés será arrebatar el triunfo, a costa de lo que sea, para demostrar por qué confiaron en él. Y eso no augura nada bueno.