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Opinión. Un muro en el Istmo

por Agencia Zona Roja

Diego Enrique Osorno*

En el Corredor Interoceánico proyectado a lo largo de los puertos de Salina Cruz y Coatzacoalcos, además de ser una quimera con cara autoritaria y una larga cola de corrupción (ver Istmo, sueño dictatorial y vorágine, https://bit.ly/3BmqKlJ), busca atender un mandato imperial: la creación de un muro económico que detenga el flujo de migrantes mexicanos del sur y centroamericanos hacia Estados Unidos.

Aunque se centra en Oaxaca y Veracruz, el megaproyecto abarca también Tabasco y Chiapas, mediante la construcción y modernización de carreteras, vías férreas, gasoductos y oleoductos que estarán al servicio de 10 complejos industriales.

Todo esto implica un proceso de reconfiguración territorial en marcha, que puede ser entendido mejor tras revisar el informe de la organización civil Poder, elaborado por Isabel Clavijo, así como el estudio de Marco Antonio Vázquez Vidal, antropólogo anarquista y de origen ayuujk, uno de los once pueblos indígenas que habitan la región.

Mediante una fraudulenta consulta popular, acompañada de ataques, coerción y compra de voluntades, grupos políticos y empresariales quieren destruir la organización social existente para avanzar en el proceso de despojo de tierras que busca no solo la ejecución de las obras oficiales del corredor, sino la respectiva especulación inmobiliaria, comercial y turística.

Pero lo que resuena también es el restablecimiento de un viejo plan de la nomenklatura estadunidense: convertir el Istmo de Tehuantepec en una base que, aunque sea operada por el gobierno mexicano, queda enmarcada dentro de su agenda geoestratégica de seguridad nacional.

Inspirado en su principal figura de referencia histórica, el presidente Andrés Manuel López Obrador pareciera revivir de facto el non grato Tratado McLane-Ocampo, celebrado en 1859 por el gobierno de Benito Juárez con el de Estados Unidos, mediante el cual nuestro país otorgaba el derecho de tránsito por el Istmo al país vecino.

Por más que la correlación de fuerzas de aquella época explicara la maniobra, la decisión de Juárez no puede ser juzgada de otra forma que como una traición. 

Con tal de quedar bien con EU y ciertos grupos económicos, una nueva traición al Istmo está siendo cometida por López Obrador.

*Escritor y periodista.

deo@detective.org.mx

Publicado en “Milenio Diario”:

https://www.milenio.com/opinion/diego-enrique-osorno/detective/un-muro-en-el-istmo

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