Yuridiana Sosa/Zona Roja.
Oaxaca de Juárez, Oax., 20 de abril de 2022.- A temprana hora llegó el cuerpo a su casa, la casa del periodista oaxaqueño. Con su tradicional atuendo: pantalón casual y saco.
Sólo que en esta ocasión, Felipe Sánchez Jiménez llegó para ser despedido por última vez, por parte de sus colegas del gremio del cual es fundador, la Asociación de Periodistas de Oaxaca, y el inmueble que también logró gestionar.
Fue el último adiós al decano del periodismo oaxaqueño. Reportero de “Excélsior”, “Carteles del Sur”, “El Extra”, “El Imparcial”. Y autor por varias décadas de la leída columna “Escaparate Político”.
Dos días antes, como balde de agua fría, el gremio periodístico de Oaxaca recibió la noticia de su fallecimiento. Su despedida fue emotiva, desde la prensa escrita a la que siempre perteneció, en líneas digitales a la que también incursionó, hasta en su casa, “la casa del periodista oaxaqueño”.
Felipe Sánchez Jiménez, decano periodistas de Oaxaca, maestro de varias generaciones a través de su trabajo diario, murió el lunes por complicaciones de salud, a los 75 años de edad.
Aunque su fuerza, pasión y defensa férrea por la libertad de expresión y la prensa lo hicieron presenten en las recientes protestas contra las agresiones a los periodistas de México, pero sobre todo por los de Oaxaca, en donde dejó una huella imborrable, producto de más de medio siglo de trabajo.
El cuerpo de “Jelipe” “Jelipón”, como le decían sus más allegados amigos, fue despidos desde la sede de la Asociación de Periodistas de Oaxaca (APO), de la que fue uno de sus fundadores por la década de 1970.
BIENVENIDO COMPAÑERO
“¡Bienvenido a casa compañero!” se escuchó en medio de un círculo formado por comunicadores, de la vieja guardia y nuevas generaciones; de amigos y familiares. Después, los aplausos rompieron con ese silencio que muchos guardaban para no romper en llanto.
Periodistas, compañeros de codo a codo de Felipe Sánchez, se volcaron en recuerdos, pero sobre todo en destacar su ardua labor en el oficio que aprendió de muy joven a la llegada a la capital desde su natal San Miguel Cajonos, en la Sierra Norte.
El ataúd pasó a la sala principal de “la casa del periodista”, de la que una de sus áreas, o el recinto mismo, lleve su nombre.
Los colegas rindieron a Sánchez Jiménez un homenaje póstumo de cuerpo presente, una foto suya a un costado del féretro adornado con flores blancas y amarillas. Las lágrimas y aplausos no faltaron.
Carlos Cervantes, compañero de Felipe, recordó que su amigo se entrenó como reportero en el diario “Cárteles del Sur”, pero su inquietud en la vida lo llevó a enlistarse al Ejército Mexicano para después volver a lo que sería su verdadera pasión.
También colaboró en el periódico “Panorama oaxaqueño”, pero fue en el diario “El Imparcial” donde encontró su nido por medio de la columna crítica “Escaparate político”, en el que sus escritos tuvieron publicación hasta este martes.
LAUREADO PERIODISTA
Carlos Cervantes destacó la preocupación de Sánchez Jiménez por las nuevas generaciones, por el estallido de las redes sociales, sin embargo, sus experiencias, enseñanzas, dejaron huella en algunos nuevos periodistas para un periodismo responsable y ético.
Felipe Sánchez obtuvo dos Premio Estatal de Periodismo y un premio México de Periodismo de la Federación de Asociaciones de Periodistas de México, entre otros reconocimientos.
El ejercicio crítico de Felipe Sánchez, destacaron sus compañeros, fue tan impecable, documentado e inteligente que ganó amistades y el respeto de enemigos que jamás le faltaron.
Una foto suya, colgada en una de las paredes de la sede, será la forma física de recordarlo, pero sobre todo, “Jelipe” permanecerá en su casa por medio de su legado.
Sentidas palabras, por parte de integrantes del gremio, de los de su época y de los actuales. Presentes, don Leandro Hernández, Javier Hernández Córdova, Willy López Torres, Rigoberto López Alcántara, Juan Pérez Audelo, Yuri Sánchez Islas, Eleazar Jiménez, entre muchos otros, además de la dirigencia de la APO, que encabezan Alejandro López y Andrés Rodríguez Ortiz.
¡Hasta pronto Felipe! ¡Hasta luego amigo!, los gritos, con un minuto de aplausos, para luego trasladar el cuerpo del periodista al panteón de San Martín Mexicápam, en la capital oaxaqueña.