Néstor Y. Sánchez Islas
Nada que ver con aquel año de 1951 en que el presidente Miguel Alemán celebró por primera vez de manera oficial el “Día de la Libertad de Prensa” con un exquisito banquete, en un elegante salón y atendidos por estirados camareros prestos a satisfacer el más mínimo capricho del exclusivo club de dueños de medios afines al régimen de aquellos años.
Matarlos de hambre, es la filosofía que los gobiernos de la actualidad aplican en sus políticas públicas hacia los medios, que solo ejercen el derecho a informar libremente.
La libertad de expresión es la materia prima del periodista y derecho humano fundamental. A partir del derecho a la libertad de expresión se ha construido la civilización moderna en que hoy nos desenvolvemos.
Es tan cotidiana que, por eso mismo, mucha gente ni siquiera tiene conciencia de tenerla y disfrutarla y, por tanto, no le otorga importancia hasta que la pierde o se la limitan, que sería el caso si en México pudiera afianzarse una vez más un gobierno autoritario en el que se prohíba pensar diferente.
Oaxaca es tierra riesgosa para ejercer el periodismo, somos una de las entidades en que mayores agresiones se dan contra la prensa.
Este oficio es continuamente atacado desde el poder, no solo el poder político sino también el poder criminal, que en ocasiones son lo mismo.
Desde el púlpito se les califica como conservadores, fifís, neoliberales o mafiosos y señalan el origen de la crítica por el hecho de haber perdido privilegios. Si bien existen algunos personajes de los medios que tienen privilegios, la gran mayoría no tiene ninguno.
Quienes acusan de “chayoteros” a la prensa son quienes, generalmente, se han enriquecido brutalmente con la corrupción, en el gobierno, en los sindicatos y en las “organizaciones sociales”.
La prensa, a nivel mundial, atraviesa una grave crisis. El modelo de negocio tradicional que ejerció durante siglos colapsó con la llegada de las nuevas tecnologías que abrieron múltiples canales de comunicación. Esta situación provocó una reacción perversa desde el poder en que, aprovechando la caída de ingresos por venta de publicidad, ha tratado de ahorcar a los medios incómodos.
El simplismo con el que se desenvuelve todo aquel que se convierte en político no le permite comprender la trascendencia de la labor social de los medios. En su ignorancia asumen que las redes sociales convierten a todo aquel que tenga un teléfono en un periodista, pero es totalmente falso.
En primer lugar, la existencia de medios es indispensable en toda sociedad democrática. Es portadora de la voz de la sociedad, pero también editorializa e interpreta esas voces a las que desde el poder se les da la espalda.
Estar en contacto permanente con las diversas realidades le otorga al profesional de los medios una ventaja de la que carece el aficionado de las redes sociales: el conocimiento de los contextos de los hechos otorga una gran ventaja y permite una mejor comprensión de éstos.
En estos momentos sabemos quién será el próximo gobernador de Oaxaca. Esperamos que su administración sea respetuosa del trabajo de cientos de hombres y mujeres que realizan tan importante labor.
Debe entender que la prensa es un ecosistema plural, en donde caben todas las voces y expresiones y debe tener la tolerancia, inclusión y madurez personal para saber tratar con todos, porque ser periodista es ser crítico y contrapeso del poder, es la razón de ser de todos los medios del mundo.
Concluye un sexenio más, pronto será historia el futuro exgobernador, pero la prensa sigue y seguirá cuando él se vaya de Oaxaca.
No es al poder, es a la gente a quien se debe servir, por ella y en su nombre, la prensa es la primera línea de la defensa de nuestras libertades.
Azuzada por el discurso del odio desde el gobierno, la sociedad se ha vuelto agresiva e intolerante con los medios. De forma perversa, los políticos han desviado la atención y la han convertido en la causante de la tragedia de inseguridad, corrupción e ineficiencia.
Los linchamientos digitales, los insultos, las amenazas y las descalificaciones son el pago que se recibe por un trabajo tan riesgoso e indispensable en un país de libertades.
La semana pasada se celebró, como cada año, el Día de la Libertad de Expresión. Pasó de noche, no hubo ni siquiera menciones desde el oficialismo debido a su aversión a la prensa. Es lo de menos, lo importante es poner atención a los continuos intentos de limitarla y sustituirla por fanáticos aduladores que carecen de voz propia puesto que solo repiten la voz del amo.
La frase de intención de matar de hambre a los medios dicha por el impresentable líder priista “Alito” Moreno es una muestra de que, para los gobernantes, el mejor periodista es el periodista muerto. Quieren una sociedad callada y sometida, sin voces disidentes. El sueño de muchos políticos es el poder eterno y autoritario.
Twitter @nestoryuri