Ismael García M./Zona Roja.
Oaxaca de Juárez, Oax., a 5 de septiembre de 2022.- La militarización de la Guardia Nacional -que esta semana concreta el Senado, tras la aprobación de la Cámara de Diputados- en realidad no es más que su formalización castrense o el regreso a su origen.
Pero, civil o como parte de la milicia, esa instancia creada en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, jamás ha tenido la efectividad ni el crecimiento numérico, estratégico y material que se había prometido. Más bien es un absoluto fracaso.
Y Oaxaca es un reflejo de ello, donde se prometieron cuarteles a lo largo y ancho del estado y no hay más de cinco concretados; en otras partes, como en San Pablo Huitzo por ejemplo, la corporación fue rechazada tajantemente por parte de los pobladores.
Y los no más de cinco mil elementos que hay en la entidad, todos los días salen de instalaciones de la Secretaría de la Defensa Nacional -como el caso de la sede ubicada en Santa María Ixcotel-, sólo que con uniformes distintos y vehículos valizados como de la Guardia Nacional.
Pero por si fuera poco, simple y sencillamente no sirven: llegan tarde a una actividad delictiva; no brindan seguridad más que con el acompañamiento de policías estatales, que sí conocen el territorio estatal y las funciones inherentes; no realizan detenciones ni mucho menos efectúan tareas de investigación para prevenir el delito. En el colmo, han estado inmiscuido en conflictos.
ENGAÑO VERDE OLIVO
Como ya se ha informado, la corporación fue creada por decreto en el Diario Oficial de la Federación el 26 de marzo de 2019, con elementos provenientes de lo que fue la Policía Federal y de fuerzas castrenses.
Casi cuatro años después, tras anunciar el regreso de la institución a la Sedena en varias ocasiones, a través de sus conferencias matutinas, de lo único que se arrepintió López Obrador fue de enviar una iniciativa preferente para que el Legislativo aprobara de manera urgente devolver a la Sedena la Guardia Nacional, que supuestamente cuenta con entre 115 mil a 118 mil elementos, más de la mitad, por cierto, militares.
Fue el pasado 1 de septiembre en se envió la propuesta a la Cámara de Diputados federal, que lo discutió al día siguiente y lo aprobó en menos de 24 horas, para turnarlo luego al Senado, donde se espera también un trámite rápido. Aunque se topará con la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
De acuerdo con el reportaje de la revista “Proceso” de esta semana, en casi cuatro años la Guardia Nacional opera con serias irregularidades, como el que menos del 30 por ciento de sus integrantes esté certificado.
No hay mecanismos de fiscalización para evitar que se corrompa y en su caso aplicar las sanciones correspondientes; cada vez son más las denuncias de violación a derechos humanos.
En el colmo, frecuentemente -por falta de preparación y estrategia- son retenidos por pobladores y hasta por el crimen organizado, como ocurrió en agosto pasado en Michoacán.
Según “Proceso”, de las ocho mil 990 detenciones que realizaron en el año 2021, sólo 14 fueron producto de trabajos de investigación; el resto fueron detenciones en flagrancia.
LA INFRAESTRUCTURA
De acuerdo con el informe presidencial reciente, a la fecha se han edificado 242 cuarteles de la Guardia Nacional, de 500 que operarían en el país.
En el caso de Oaxaca, hay escasa información al respecto; en abril de 2019, Leonel Cota Montaño, funcionario de la Secretaría de Protección Ciudadana, anunció en San Juan Bautista Tuxtepec la construcción de un cuartel de la Guardia Nacional.
Asimismo, la incorporación en la zona de 300 elementos, 200 de ellos de la Sedena y 100 de la extinta Policía Federal.
En esa ocasión dijo que serían 15 sedes las que tendría la Guardia Nacional en la entidad, sin especificar lugares.
En junio de 2020 se dio a conocer un balance de la Guardia que, en el caso de Oaxaca, informaba que tenía cinco mil 135 elementos y que además se construirán nueve cuarteles.
En ese mismo mes y año, el gobernador Alejandro Murat Hinojosa atestiguó la toma de posesión al cargo y protesta de bandera del comandante de la Octava Brigada de la Policía Militar, Rogelio García Pérez, quien a la vez encabeza las acciones de la Guardia Nacional en Oaxaca; se dijo que fue a propuesta del secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval González, y con la anuencia del presidente Andrés Manuel López Obrador.
En agosto de 2020, el responsable de la 46 Zona Militar de la Sedena, con sede en Ciudad Ixtepec, anunció la construcción de una base de la nueva corporación en Juchitán; habría además en Zanatepec, Salina Cruz y Tehuantepec. Ninguno de ellos se ha inaugurado.
¿IGUAL O PEOR?
El 6 de enero del año pasado, el Gobierno del Estado apoyó la difusión de una bolsa de trabajo para ingresar a la Guardia Nacional, en que se ofrecían sueldos de nueve mil 912 pesos mensuales, monto poco atractivo para el tipo de actividad.
Este año, la Guardia Nacional pretendió construir instalaciones en San Pablo Huitzo pero tras asamblea, la población lo rechazó.
Una cifra más reciente, según el informe presidencial, detalla que sólo son cuatro mil 507 efectivos en el estado; supuestamente hay 12 cuarteles, aunque ninguno de ellos se ha inaugurado formalmente, pues todas son instalaciones militares.
La corporación acumula también un gris desempeño pues, como se ha precisado, que llega tarde y únicamente para tomar datos de los hechos que se registran.
En diversas ocasiones, en la Mixteca, Sierra Sur y Sierra Norte, han sido retenidos por desconocer las prácticas comunitarias y no presentarse ante las autoridades municipales.
En el colmo, a inicios de julio del año pasado en la carretera Oaxaca-México, a la altura de San Sebastián, Etla, ocurrió un enfrentamiento entre elementos de la Guardia Nacional y la Agencia Estatal de Investigaciones; ello porque los elementos castrenses habrían sido descubiertos secuestrando a una persona. La Guardia calló ese grave incidente.
¿Qué se espera de la corporación una vez que sea militarizada de nuevo? Nada. Absolutamente nada. Los crímenes y hechos violentos crecen de manera irrefrenable en Oaxaca, como en todo el país. Las corporaciones policiacas estatales y municipales no se dan a basto.
La Mesa de Seguridad -que preside la próxima funcionaria estatal Karina Barón- no ha rendido ningún fruto, más que papeles y estadísticas cotidianas, sin que el análisis y la coordinación institucional se traduzca en hechos de seguridad concretos. ¿Con el nuevo gobierno de Salomón Jara cambiarán la situación en materia de seguridad? Tampoco.