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Opinión. Todo se fuga antes de Acteal

por Agencia Zona Roja

Diego Enrique Osorno*

Esta libreta y este lápiz no se fugan. Permanecen aquí, desdoblando en forma de zigzag inquietudes, recuerdos y ensoñaciones. Hay una página en blanco que cada vez es más difícil de atacar con palabras en tiempos urbanos como estos en los que concentrarse en una sola cosa resulta casi una transgresión. La nueva búsqueda del sentido contemporáneo pasa por lograr dar continuidad a lo que hacemos. He ahí una extraña proeza cotidiana actual.

La carretera de Tuxtla Gutiérrez a San Cristóbal de las Casas no es un laberinto pero aún tiene rincones secretos en los que se debe procurar no entrar para no quedarse atrapado. 

Se mantiene el Cañón del Sumidero como una especie de templo ceremonial de la naturaleza herida de muerte. También vaga por aquí una niebla que va y viene abriendo y cerrando caminos. 

Niebla que confronta con su manto la fragmentación del tiempo presente, esa fragmentación que llena de ansiedad nuestros cuerpos sometidos a los mensajes instantáneos que recibimos en cada momento, la sobreinformación que nos llega de las redes sociales y la presencialidad del instante físico que sucede más allá de la vida virtual del celular.

La carretera de Tuxtla Gutiérrez a San Cristóbal de las Casas, por algunos momentos, nos hace percibir el aroma del tiempo del que habla Byung-Chul Han. Ayuda a que escapemos de la tiranía de lo efímero para sentir la duración del acontecimiento. 

Para estar ahí, para estar aquí, para mirar de forma horizontal una realidad que es cada vez más vertical, como las pantallas de los teléfonos ‘inteligentes’ a los que hemos delegado incluso la capacidad de pensar.

La carretera de Tuxtla Gutiérrez a San Cristóbal de las Casas, si uno así lo desea y lo decide, puede llevar también hasta Acteal, una tierra que hace 25 años fue asaltada por las maquinarias del poder y que ahora es un centro simbólico del dolor humano y del amor resistente a la aniquilación en marcha en tantas otras tierras con la mirada extraviada y disincronía.

Ahí estará mañana, con sus años cargados de fuego espiritual, Tatic Raúl Vera en una misa de fiesta y memoria que prevalecerá el día 22 del mes 12 del año 2022. Un instante que tampoco se fugará.

*Escritor y periodista

@DiegoEOsorno

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