Ismael García M./Zona Roja.
Oaxaca de Juárez, Oax., a 20 de marzo de 2023.- La llamada “primavera oaxaqueña” se está convirtiendo en un campo minado para todo aquel que quiera protestar contra el gobierno.
Y el peligro son los desalojos violentos, la cerrazón gubernamental, la nula capacidad para entender y atender las demandas sociales; corona el caos una política interna con su titular rebasados.
Cinco ejemplos en un lapso de un mes dan cuenta de lo peligroso que puede ser en el sexenio de Salomón Jara Cruz levantar la voz y exigir sus derechos.
Cinco ejemplos en los cuales dos de ellos han sido utilizados de manera abierta y pública las fuerzas policiacas, con equipos antimotines, y en uno de ellos hubo la detención arbitraria de una mujer, que luego de 48 horas de detenida, bajo ningún delito, no se le ofreció ninguna disculpa pública.
SEGEGO, REBASADO
En el apodo lleva la penitencia: “El mero mero”. A Jesús Romero López lo traiciona su pasado priista, ligado aún con Ulises Ruiz Ortiz y con José Murat Casab, con quienes aún mantiene interlocución, lo que se ha reflejado en la incapacidad para entender a la 4T.
Lo traiciona su estirpe burgués (nada más hay que ver la real declaración patrimonial del secretario de Gobierno y de su esposa, con ingresos anuales millonarios) y menosprecia a los huarachudos, los sombrerudos, los indígenas, los que están muele y muele para exigir una atención gubernamental.
Durante la campaña política no tuvo ninguna interlocución con las organizaciones sociales (de donde proviene, pues de ahí comenzó su lucha “social” para llegar a la burguesía), mucho menos logró acuerdos para sumarse al proyecto de Salomón Jara Cruz, hoy gobernador.
En consecuencia, no tiene un ápice de capacidad para atender las múltiples demandas sociales de todo tipo, incluyendo las municipales, que finalmente tienen eco estatal contra el gobierno de la llamada “primavera oaxaqueña”.
No era necesario llegar a los 100 días para conocer su talante y darse cuenta todos, incluyendo el mandatario estatal y el resto de los integrantes del gabinete, que simplemente no es un interlocutor válido.
El mando del estado analiza ya el reemplazo de Jesús Romero López, y la salida decorosa sería una probable candidatura para un cargo de representación popular… aunque no garantice ningún triunfo.
LOS HECHOS EXTRAOFICIALES
Entre los últimos minutos de la noche del viernes 17 de marzo y los primeros minutos del sábado 18, sujetos accionaron armas de fuego en contra de maestros y padres de familia, en el acceso a Santo Domingo Tehuantepec.
La intención, sembrar pánico para que quienes exigían, con justa razón, la rehabilitación de una escuela dañada por los sismos de 2017, desistieran de su bloqueo, que esa noche cumplía cinco días.
Un profesor resultó lesionado tras caer del puente de fierro al lecho del río; tras ello los manifestantes se reagruparon, bloquearon otro rato por la mañana del sábado y después se quitaron, con la promesa del diálogo.
Por la noche de ese día, curiosamente, fueron convencidos de firmar un acuerdo para rehabilitar la escuela primaria… en un lapso de dos años.
La semana pasada también, el viernes 16, sujetos desconocidos agredieron a mujeres que estudian en la Escuela Normal de Tamazulápam del Progreso, por realizar continuos bloqueos, para exigir equipamiento y materiales para sus planteles.
En redes sociales se difundió que habría sido gente civil enviada por la presidenta del municipio vecino, Tejúpam de la Unión, Wilhelmy Aurory Carrizosa Rojas, emparentada con el mandatario estatal Jara Cruz y esposa del secretario de Desarrollo Agropecuario.
Curiosamente, el sábado el Gobierno del Estado difundió en un comunicado que se había atendido el planteamiento de las normalistas, con asignación presupuestal, con lo cual habrían “aceptado” desistirse de las movilizaciones.
El lunes 13 de marzo, el diputado Freddy Gil Pineda Gopar acudió con su grupo de “porros” a Ciudad Judicial a exigir, como lo ha estilado incluso en el pasado sexenio priista, recursos financieros para municipios que dice representar.
Pero se topó con la horma de su zapato pues, presuntamente el titular de Finanzas, Farid Acevedo López, habría pedido el “favor” al rector Cristian Éder Carreño, que le facilitara a un grupo de golpeadores, que comandó “El Duck”.
Así que dos grupos de choque pusieron en riesgo a los trabajadores, por lo cual llegaron elementos policiacos; pero no tocaron a Freddy Gil y su gente, sino que, para aparentar acción y orden, detuvieron a los “porros” oficiales, se los llevaron y después los soltaron.
Freddy Gil arremetió contra Jesús Romero López y lo acusó de usar la violencia; al día siguiente fue a Palacio de Gobierno para reunirse directamente con el gobernador Salomón Jara, donde reiteró su rechazo al secretario de Gobierno. Supuestamente firmaron la paz…
El miércoles pasado en la sesión de Congreso, salieron a relucir las acusaciones entre las partes y el perredista-morenista Sergio López Sánchez, deslizó que a dos municipios del legislador les habrían dado más de 400 millones de pesos adicionales; con ello, comenzó una andanada contra el diputado priista, con amenazas de encarcelarlo.
LOS HECHOS OFICIALES
El 28 de enero, Lorena Merino y no más de una decena de triquis desplazados de San Juan Copala, llegaron al exterior del Palacio de Gobierno, para una protesta como frecuentemente lo hacía.
Pero al filo de las 11:00, arribaron inspectores municipales, autorizados por Francisco Martínez Neri, para supuestamente retirar mercancía que vendía la mujer y conminarla a retirarse.
No bien terminaban esa encomienda, cuando alrededor de un centenar de policías con equipo antimontín, solicitada por la Secretaría de Gobierno, arribó y con lujo de violencia se llevó a los manifestantes; Lorena Merino casi a rastras fue subida a una de las nuevas patrullas.
El motivo real fue el enojo de Jesús Romero López por ser exhibido constantemente por Merino y restregarle la incapacidad para resolver las demandas.
Al día siguiente, 1 de marzo, unos 50 pobladores de Santiago Xiacuí arribaron al exterior del Palacio de Gobierno para exigir, sin violencia, una reunión con el secretario Romero López.
Todavía en el exterior, saludaron de manera amable al consejero Jurídico del gobierno, Geovany Vásquez Sagrero, quien intercedió por sus paisanos.
Pero les dijeron que no se encontraba en el Palacio, aún cuando lo vieron llegar e ingresar; la situación se entrampó porque el secretario Jesús Romero López se enojó y no quiso atenderlos; y los serranos también insistieron que la reunión con él o con nadie.
Los inconformes, sin usar la violencia insistimos, se apostaron en los tres accesos al Palacio, lo que irritó más a Romero López, por lo que cerca de la una de la tarde, ordenó el desalojo policiaco, que incluyó el uso de gas lacrimógeno.
Por la tarde, una vez “ablandados”, los inconformes finalmente fueron recibidos por la autoridad, se tomaron la foto y lograron lo que querían, pese a acusaciones del secretario, que dijo que querían dinero y no se les daría.
¿RUTA DE JARA?
Fue el propio Jesús Romero López quien reconoció, un día después de echarle a los policías a los habitantes de Xiacuí, que él mismo tomó la decisión de usar la fuerza pública para el desalojo.
Con argumentos endebles, como el que los trabajadores necesitaban salir, aunque en el momento de la violencia apenas pasaba el mediodía; que exigían dinero y no se les daría, aunque realidad pedían la destitución del comisionado municipal.
Las mentiras son la constante en el priista: que Lorena Merino vendía mercancía y que agredió a los inspectores municipales, de lo cual no existe ninguna evidencia, pues varios periodistas documentaron los hechos en fotos y videos.
En cambio, ha permanecido pasivo al extremo con los normalistas que llevan mes y medio “plantados” en el zócalo y que día a día cometen actos vandálicos; dos ocasiones han vandalizado el Palacio de Gobierno y retado a la policía; pero no pasa nada.
Jesús Romero ya no es garantía de interlocución con las organizaciones sociales; su soberbia ha llevado a una crisis, hasta ahora sin salida, al gobierno de Salomón Jara. Mantenerlo significará continuar la línea de la represión. ¿O eso quiere el gobernador de la llamada “Cuarta transformación” para los oaxaqueños?