Ismael García M./Zona Roja.
Oaxaca de Juárez, Oax., a 10 de abril de 2023.- La mayoría de los mexicanos tiene fe en los megaproyectos de Andrés Manuel López Obrador, que ejecuta en su sexenio, así sean inoperantes.
Ya concluyó el nuevo Aeropuerto Internacional, en el Estado de México; está por terminar una refinería, en Dos Bocas, Tabasco; adquirió una añeja refinería en Estados Unidos; entre conflictos y violaciones a la ley y al patrimonio, el Tren Maya avanza.
Pero queda prácticamente un año de gobierno del fundador del movimiento y del Partido Morena —porque el resto será de campaña política— y en el caso del Corredor Interoceánico de Oaxaca-Veracruz, hay pocas, muy pocas esperanzas, de que lo concluya.
Y no es por falta de voluntad, ni de dinero, que ha derrochado en miles de millones en el proyecto Transístimico como en los demás megaproyectos.
En Oaxaca se ha topado con pared, primero por la escasa cooperación de los gobiernos estatales, antes el de Alejandro Murat Hinojosa, y ahora del morenista Salomón Jara Cruz.
Segundo, por la fallida política interna en ambos sexenios, que ha llevado de fracaso en fracaso el diálogo con los opositores, que incluso han llegado a la violencia extrema para oponerse al Corredor Interoceánico.
Tercero, por el nulo interés del oaxaqueño Adelfo Regino Montes, director del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas, desde el inicio del actual sexenio federal, por consensuar con las comunidades e impulsar las asambleas para la toma de decisiones.
SUEÑO GUAJIRO
No es nuevo el sueño de unir los océanos Pacífico con Atlántico, en este último caso a través del Golfo de México.
Desde los tiempos de don Porfirio Díaz había la intención e incluso el general oaxaqueño había impulsado la vía férrea que cruzaba de Salina Cruz hacia Coatzacoalcos; inaugurado en enero de 1907, finalmente tuvo que ser desechado porque no había capacidad para trasladar carga y el Canal de Panamá lo rebasó.
Evidentemente que hay un interés primordial, no solamente de México, sino principalmente de los Estados Unidos de Norteamérica, de tener un cruce alterno al Canal de Panamá, que les abarataría costos y tiempos de traslado de mercancías… y productos ilegales.
En la época moderna, Diódoro Carrasco Altamirano había propuesto formalmente su interés por el proyecto Transístimico, pero terminó su sexenio y no pudo concretarlo; los siguientes gobiernos priistas, de José Murat y Ulises, además de Gabino Cué y Alejandro Murat, no tuvieron el apoyo federal para iniciar el sueño.
Acaso con Enrique Peña Nieto hubo interés de crear una Zona Económica Especial, que incluía un gasoducto interoceánico, pero la mañana relación con Gabino Cué, y luego los escasos esfuerzos de Alejandro Murat, no concretaron este proyecto en el Istmo y jamás llegó una empresa a la zona.
En el sexenio anterior hubo también interés de ampliar la terminal marítima de Salina Cruz y rehabilitar la refinería “Ing. Antonio Dovalí Jaime”, pero quedaron en quimeras.
SUEÑO DE AMLO
Con Andrés Manuel López Obrador sí se comenzó a concretar el sueño de unir a los dos océanos, para trasladar mercancías intercontinentales, pero principalmente de la mayor potencia mundial, China.
Arrancando su sexenio, el 14 de junio de 2019, se publicó en el Diario Oficial de la Federación, el Decreto por el que se crea el Organismo Público Descentralizado, con personalidad jurídica y patrimonio propio, no sectorizado, denominado Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec.
Mientras que el 2 de marzo de 2020 se publicó en el Diario Oficial de la Federación, el Estatuto Orgánico del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec.
Y el 14 de agosto de se año se publicó en el Diario Oficial de la Federación, el Programa de Desarrollo del Istmo de Tehuantepec.
Se trata de una obra que se extiende en una franja de 303 kilómetros de longitud, contará con dos puertos de altura, ferrocarril, carreteras, tres aeropuertos (Minatitlán, Ixtepec y Huatulco), así como un gasoducto y una red de fibra уptica.
Tendrá capacidad para transportar de puerto a puerto 1.4 millones de contenedores anuales en un trayecto de menos de seis horas, “más económico y rápido que el Canal de Panamá”.
A partir de ello comenzaron los trabajos de la construcción de un rompeolas, en Salina Cruz, para ampliar el puerto marítimo a fin de que pueda recibir una mayor cantidad de buques.
Pero las continuas disputas de transportistas de carga que trasladan las rocas a la obra, ha generado enormes atrasos, además de violencia, tanta que ni siquiera se han terminado los trabajos establecidos como meta desde el año pasado.
Mientras que la rehabilitación de las vías del ferrocarril, según informó el pasado 21 de marzo la Secretaría de Marina, a cargo ahora del proyecto, registra un 79 por ciento de avanza; no obstante, en muchos tramos hay retrasos y no se ha consensuado con todas las familias el derecho de vía, mucho menos se ha convencido a decenas de pobladores de quitar sus viviendas en ese paso.
En la visita de Andrés Manuel López Obrador ese día, también reiteró la creación 10 parques industriales, de los que hasta el momento no se ha colocado una sola piedra y sí persiste mucha oposición.
En cambio, la única línea aérea que prestaba servicios al Istmo de Tehuantepec, en el aeropuerto de Ciudad Ixtepec, canceló esa ruta y ahora la única vía mediante vuelos es por Huatulco.
OPOSICIÓN SOCIAL
Un grupo de ejidatarios de Estación Mogoñé, San Juan Guichicovi, llevan mes y medio de bloqueo y protestas a un tramo de la vía federal, para exigir indemnización adecuada de sus tierras.
Ni el gobierno federal, que le compete, ni el estatal le han puesto mucha atención y por supuesto que tampoco han ofrecido alternativas a ello.
Justo en el inicio de esta semana, respaldados por la organización Ucizoni que creó el chileno Carlos Beas, realizan una serie de bloqueos a varias carreteras de la región del Istmo, para reiterar su rechazo al Corredor Interoceánico.
Tampoco han podido las autoridades con Puente Madera, localidad de San Blas Atempa, municipio donde se instalaría un parque industrial pero cuyos habitantes, también respaldado por un frente civil, se han opuesto de manera violenta incluso quemando vehículos.
La política interna, decíamos, ha fallado en el sexenio priista y en el sexenio morenista, pues hay poca disposición oficial desde la Secretaría de Gobierno para atender las inconformidades.
El gobernador Salomón Jara si bien respalda en todo el megaproyecto del Presidente López Obrador, tampoco ha tomado acciones relevantes, a más de cuatro meses de su gobierno, para garantizar gobernabilidad.
Y el supuesto operador del gobierno federal para las comunidades indígenas, Adelfo Regino Montes, ha hecho poco o nada en esa región, desde el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas.
¿”ELEFANTE BLANCO”?
Definitivamente, el Corredor Interoceánico no será concluidos satisfactoriamente y acaso, por la ley y boca del Presidente López Obrador, será inaugurado a mediados del próximo año, pero inconcluso.
Apenas en noviembre pasado, durante un foro internacional, Eduardo Romero Fong, coordinador general para el Desarrollo y Estrategia del Sector Productivo Industrial y Bienestar del Corredor Interoceánico, reconoció que será hasta el 2050 en que la obra generará el 1.6 por ciento del producto interno bruto (PIB) nacional, 50 mil millones de dólares de inversión y 550 mil empleos en los parques industriales que serán instalados en toda la ruta.
Pero de ahí a que opere —como sucede con el Aeropuerto Internacional y la refinería “Dos Bocas”—, tardarán otros años más.
Y falta garantizar seguridad, pues es un apetitoso corredor para las mafias internacionales de las drogas, en su mayoría mexicanas, que ya prevén utilizar esa ruta para sus fines delincuenciales y, de hecho, no es gratuito que el crimen organizado ya se haya asentado en el Istmo de manera permanente.
¿Actuará Salomón Jara? ¿Permitirá López Obrador que una de sus obras insignes quede como “elefante blanco”?