Diego Enrique Osorno*
Ahí en El Bosque, comunidad costera de Tabasco que pronto desaparecerá a causa del calentamiento global, la caravana El Sur Resiste cuestionó la crisis climática generada por el Norte Global.
En su quinto día de recorrido, los caravanistas y pobladores que los recibieron, denunciaron la falta de políticas públicas para apoyar a los pueblos originarios, campesinos y pesqueros, que suelen ser los que más padecen los estragos del calentamiento que sufre el mundo.
Antes de comer con los habitantes que aún quedan en El Bosque, recorrieron diversos puntos para registrar la situación crítica y resaltar la falta de atención específica por parte de las autoridades.
El pasado mes de febrero acudieron representantes de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) y de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) para decirles que serían reubicados, pero hasta la fecha no les han informado nada más. Los habitantes que aún siguen ahí no saben a qué lugar irán ni cuándo ni bajo qué condiciones.
De acuerdo con el reporte dado a conocer en www.elsurresiste.org, Cristina y Estalinada fueron las pobladoras encargadas de guiar la visita y compartir testimonio de lo que pasa. “Nosotros vivimos de la pesca, por eso queremos pedir si puede ser en un lugar en donde podamos hacer eso; es preocupante todo, muy preocupante, no sabemos a dónde vamos a ir ni cuándo”, explicaron a los caravanistas.
PENSANDO EN EL MAR
Ante la inminente extinción de su comunidad, relataron que “sí platicamos como comunidad, nos sentamos, platicamos con el café y el pan, porque dicen que las penas con pan son menos. Nos ponemos muy mal como comunidad. Las noches son muy preocupantes. Nos la pasamos pensando en el mar, ese mar que ya nos da miedo de que vaya a subir más. Nos ha tocado a las 3 am, a las 4 am, sacar cosas de la gente, porque ya el mar subió, y sí nos pega como comunidad”.
Otro de los problemas latentes que denunciaron es la falla constante del servicio de electricidad, a causa de que los postes de luz están siendo absorbidos por las olas crecientes. “La comunidad entera casi perdió sus refrigeradores; yo, que tengo diabetes, por ejemplo, no tengo en donde guardar mi insulina. Ayer me traje una barra de hielo, pero no sé si pueda traerla diario. Estamos de acuerdo con la reubicación, pero tenemos necesidades urgentes por lo mientras”.
Las pobladoras llevaron a los caravanistas a ver diversas construcciones sumergidas, entre ellas el antiguo kínder y primaria local, los cuales han sido sustituidos con una pequeña construcción de bloc y lámina improvisada como escuela.
CAMBIO CLIMÁTICO
También visitaron lo que antes era un pequeño muelle que servía como punto de encuentro familiar y pesquero. “Aquí veníamos la mayoría de la gente a pescar. Esto era como un tianguis. Veníamos todos con cobijas y nuestros hijos se quedaban aquí dormidos y nosotros nos íbamos a pescar. Llevábamos el producto a vender y en la tarde otra vez a pescar. Ya no pasa eso, ya no hay la producción que antes había, ya se perdió. Esto, compañeros, eran nuestras raíces. Yo me siento triste. Siento que el cambio climático nos está quitando nuestras raíces. Es algo muy triste, sabemos que si un día entra un norte más duro o un huracán podemos desaparecer de la noche a la mañana”.
“Esto era un muelle bien estructurando, pero se ha ido perdiendo, hundiendo. Aquí pescábamos, hacíamos fiesta. Yo nunca me imaginé que nos iba a pasar. Cuando decían cambio climático, se escuchaba como una voz lejana. Cuando escuchaba eso pensaba en la gente de la ciudad con sus coches y no en nosotros que vivimos sin contaminación. El cambio no lo provocamos nosotros, pero lo vamos a pagar nosotros”.
CANDELARIA, CAMPECHE
Tras dejar Tabasco, en su sexto día de andanzas, la caravana llegó a Candelaria, Campeche, lugar en el que el Tren Maya tendrá una parada y la construcción de las nuevas vías ferroviarias tiene un notorio avance.
Un ritual antecede al foro en el que habitantes de la Candelaria explican a los caravanistas los cuatro principales daños que ha causado el megaproyecto oficial en este lugar, los cuales son resumidos así en el comunicado de ese día:
1. Desalojos forzados. “Al menos 300 casas han sido desalojadas desde que el proyecto fue anunciado en esta comunidad. Muchas de las familias que no querían vender sus hogares fueron hostigadas y presionadas para aceptar las compensaciones monetarias”.
2. Enfermedades estomacales y respiratorias. “Los miembros de la comunidad hablan sobre un incremento en enfermedades de esta índole desde que comenzó la construcción del Tren, a lo que adjudican una peor calidad del agua y la respiración constante de materiales y sustancias utilizadas en la construcción. Es fácil notar cómo una capa blanca de polvo rápidamente se pega en la ropa y el cuerpo cubriendo todo el recinto debido a su cercanía a la construcción”.
3. División de la comunidad. “El proyecto ha provocado que en la Candelaria haya más divisiones entre las personas que apoyan el proyecto por los falsos beneficios económicos que el gobierno de México ha anunciado, y las personas que se oponen a su construcción por la destrucción ambiental y social que traerá consigo”.
4. Perdida de cuerpos de agua. “Entre las afectaciones más graves del proyecto está el relleno de una parte del río de agua limpia que cruza la comunidad. La comunidad también menciona que humedales dentro de la comunidad han sido también rellenados para poder seguir con la construcción del tren de la muerte”.
Al concluir el desfile de testimonios, pobladores y caravanistas realizaron una marcha en la que la consigna principal era: “¡este Tren no es Maya, este tren es militar!”, aunque algunos otros pobladores les gritaron: “¡queremos progreso!”.
El discurso oficial y los programas oficiales han dividido a la comunidad, estimaron los caravanistas.
Al finalizar su marcha por Candelaria, la caravana enfiló hacia Valladolid, ya en la península de Yucatán.
Continuará…
*Escritor y periodista
@DiegoEOsorno