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Opinión. Se la acaba el tiempo a Martínez Neri… entre la basura

por Agencia Zona Roja

Ismael García M./Zona Roja.

Oaxaca de Juárez, Oax., a 3 de julio de 2023.- El pasado sábado, el presidente municipal de Oaxaca de Juárez, Francisco Martínez Neri, cumplió su tercer semestre el frente del gobierno municipal, es decir, la mitad de su mandato.

El final está a la vuelta de la esquina. Y terminará como inició: entre deudas, impunidad para Oswaldo García Jarquín, una prolongada crisis de la basura, con escasas obras públicas y con un equipo de trabajo que no hizo más que entorpecer la administración municipal.

El pasado jueves aceptó: “El sello en esta administración es el asunto de los residuos sólidos urbanos”. Y sí, el sello de la gestión de Martínez Neri será la crisis de la basura, que al término de su mandato habría consumido por lo menos 300 millones de pesos.

Porque él mismo aceptó la semana pasada que, si hoy mismo iniciara la construcción del centro de residuos sólidos para la región Valles Centrales, tardaría de año y medio a dos años en comenzar a operar; justo lo que resta de su mandato.

EL PERDÓN

Pero el otro sello que marcará el segundo gobierno municipal emanado del Partido Morena será la impunidad. La semana pasada se cumplió también un año en que el mismo edil denunció la caótica administración que recibió de Oswaldo García Jarquín.

“Como parte del compromiso contraído con la ciudadanía del municipio de Oaxaca de Juárez, para rendir cuentas sobre el estado en el que se recibió la Administración Pública Municipal, me permito informar acerca de las condiciones de los activos, pasivos, patrimonio, y en general la administración del municipio al inicio de la presente gestión.

“Debo señalar que debido a las dos vedas electorales que estuvieron en vigor y que abarcaron los meses de febrero a junio del presente año, se consideró prudente no presentar en ese espacio de tiempo el presente informe, aparte de que siguió llegando al municipio información adicional sustantiva que se integró al presente documento”.

Así inició Martínez Neri hace un año la lectura del documento en que explicaba las probables anomalías ocurridas durante la gestión de su antecesor, el también morenista García Jarquín.

Tras ello, detalló las probables irregularidades, entre ellas una deuda de 386 millones 603 mil 792 pesos con 19 centavos, “cifra que representa un 25% por ciento del presupuesto de egresos del ejercicio 2022”.

Señaló entonces múltiples anomalías, como el pago en efectivo, con 23 transferencias a nombre de un funcionario municipal, por 72 millones 968 mil 550 pesos, de los cuales no fue posible aclarar movimientos por cuatro millones 914 mil 510 pesos.

Pero de todo ello, a un año de la denuncia y a año y medio del gobierno municipal actual, nada se ha podido hacer. Por supuesto, ni siquiera una denuncia formal ante la Fiscalía General del Estado.

También la semana pasada, el edil morenista argumentó que entre julio y agosto terminaría la revisión por parte de la Contraloría municipal y a partir de ahí se decidiría si se presenta o no una denuncia penal.

Mientras tanto, Oswaldo García Jarquín ni sufre ni se acongoja, porque sabe que mucho de ese dinero fue a parar a campañas políticas, nacional y estatal, y otra parte a sus bolsillos y a sus allegados.

Pero no hay ni habrá castigo; por el contrario, resurgió hace unos días, por lo menos vía redes sociales, para animar simpatías a favor de Marcelo Ebrard.

EL ESCÁNDALO

Pero si eso no ha podido arreglar Martínez Neri, tampoco lo ha hecho con el megaescándalo de su administración: el robo de más de 800 vehículos del encierro “Primavera”.

El probable acto de corrupción inició apenas tres meses después que arrancó el trienio del actual edil y están involucrados sus propios colaboradores.

Pero no fue sino hasta octubre siguiente, en que se comenzó con las denuncias penales ante la Fiscalía General del Estado.

Y apenas en marzo pasado también, se hizo público el caso, lo que generó un escándalo de enormes proporciones.

Para acallar las críticas, el gobierno municipal dio nombres pero, hasta ahora, son dos funcionarios de menor nivel los que han sido detenidos, mientras las cabecillas, comenzando por la Secretaría de Gobierno municipal que preside Felipe Canseco, y la Secretaría de Seguridad de Raúl Ávila, siguen impunes.

Por si eso fuera poco, carga también con la pesada losa de la inseguridad, pues su secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, el militar Raúl Ávila Ibarra, desde hace mucho tiempo se ha dedicado a la disipación… y a disfrutar de la compañía de la regidora de Seguridad.

No hay día en que no se registren hechos violentos en la capital pese a los supuestos operativos; lo mismo ocurre en pleno Centro Histórico que en la Central de Abasto, donde frecuentemente se anuncian operativos de seguridad… para que todo siga igual.

ENTRE BASURA

Como él mismo lo aceptó, la de la basura es la principal crisis que marcará el gobierno de Francisco Martínez Neri, ex rector de la UABJO y ex diputado federal.

Desde octubre pasado, en que la autoridad municipal de la Villa de Zaachila determinó cerrar el tiradero en que vertían desechos unos 25 municipios, no se ha podido encontrar una alternativa.

La única salida es tirar, literalmente, el dinero a la basura; luego de varios tropiezos y escándalos, se decidió contratar góndolas que lleven los desechos a otras entidades del país y más recientemente hacia la planta de la empresa Cruz Azul ubicada en Lagunas, El Barrio de la Soledad.

En menos de un año, se han utilizado unos 150 millones de pesos para ese tipo de traslados.

Eso aunado a la incapacidad de la Secretaría de Gobierno de la administración estatal para hallar un sitio adecuado dónde tirar los desechos, ha originado la imparable crisis, que se sigue reflejando en las calles y parques.

Y en el colmo, ambas autoridades han permitido la impunidad también a las organizaciones CATEM y CTM para mantener sus tiraderos clandestinos en la ribera del río “Atoyac”, sin tocarlos siquiera con un apercibimiento.

Por el contrario, han comenzado a pagar góndolas para retirar esos desechos y se calcula que sólo en ello se gastarían unos 10 millones de pesos, sin que esas agrupaciones violentas pongan un peso, mucho menos se les castigue por el daño ambiental que han provocado.

¿HAY SALIDA?

A Martínez Neri no se le conoce mala voluntad ni desidia personal para enfrentar las fuertes problemáticas en la capital del estado; mucho menos hay indicios de corrupción en su contra. De hecho, llega a muy temprana hora a sus labores cotidianas.

Sin embargo, es su equipo de trabajo el que ha fallado en múltiples ocasiones en las principales áreas, como son gobernabilidad, seguridad, obra pública y servicios municipales.

Eso sí, tampoco ha logrado control del Cabildo, donde incluso hay morenistas que se contravienen las políticas institucionales; los priistas, aparentemente controlados, pues prácticamente no ejercen su oposición en ese cuerpo edilicio.

La falla principal está en la Secretaría de Gobierno, que encabeza Felipe Canseco Ruiz y quien ha metido en múltiples problemas al mandatario municipal.

Los más recientes: cobijar con lideresas ambulantes del PRI las decisiones del gobierno municipal, como son Yolanda Ortega y Carmela Luján, cuando se supone que es un gobierno morenista y de izquierda.

No ha podido atender ni controlar las manifestaciones cotidianas de indígenas triquis, que exigen un espacio para vender sus productos; pero eso sí, a las organizaciones sociales que estaban en el zócalo y en el Palacio de Gobierno, les ha dado espacios de privilegio en el Centro Histórico.

Su personal está involucrado en el megarrobo de vehículos pero Canseco los ha cobijado, para evitar ser señalado. Y el PRI con Javier Villacaña sigue retomando el control de colonos, a falta de operatividad desde la Secretaría de Gobierno.

¿Qué decir de la seguridad? Feminicidios, asaltos a la luz del día, asesinatos hasta en el centro de la capital, mientras Raúl Ávila Ibarra opta por recorrer los parques con la regidora de Seguridad.

Obras públicas no hay relevantes, salvo el cambio del piso de cantera a una parte de la Alameda de León; las agencias y colonias siguen en el abandono y en cualquier momento resurgirán las protestas.

Y para rematar, la división en el gobierno municipal se acrecienta, ahora con la disputa electoral entre Claudia Sheibaum y Marcelo Ebrard; muchos funcionarios municipales están más preocupados por figurar políticamente e impulsar sus grupos y campañas, con miras a los procesos comiciales del próximo año. Y pues así, nada más no se puede tener un buen gobierno.

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