Néstor Y. Sánchez Islas.
Sin duda sería una de las mejores noticias en nuestro país: la disminución de la pobreza. No importa si no simpatizamos con el presidente y sus políticas públicas. Empezar a cerrar la brecha de la desigualdad es uno de los pendientes históricos de México.
La desigualdad ha existido siempre, aún en las culturas mesoamericanas anteriores a los españoles. En la sociedad azteca hubo desde un Huey Tlatoani en la cumbre de la pirámide hasta los tlatlacotin (esclavos)en la parte inferior. La llegada de los españoles solo reafirmó esas desigualdades, pero a partir de entonces remarcadas por el origen, el aspecto físico y el color de la piel.
El barón Alexander von Humboldt dijo sobre México en 1881: “México es el país de la desigualdad. Acaso en ninguna parte la hay más espantosa en la distribución de fortunas, civilización, cultivo de la tierra y población… La capital y otras muchas ciudades tienen establecimientos científicos que se pueden comparar con los de Europa. La arquitectura de los edificios públicos y privados, la finura del ajuar de las mujeres, el aire de la sociedad; todo anuncia un extremo de esmero, que se contrapone extraordinariamente a la desnudez, ignorancia y rusticidad del populacho. Esta inmensa desigualdad de fortunas no sólo se observa en la casta de los blancos (europeos o criollos), sino que igualmente se manifiesta entre los indígenas.”
El combate a la pobreza y la disminución de la brecha de desigualdad deben ser las prioridades en las políticas públicas. Y éstas no deben limitarse a los programas asistenciales. La entrega de dinero directamente a la gente crea clientelas electorales, pero no resuelve el problema.
La disminución de la pobreza necesita de una educación de excelencia. Y hoy día ese es uno de los principales problemas del país, sazonado con los nuevos libros de texto que fueron hechos no por expertos pedagogos y científicos sino por personas ideológicamente enajenadas. No se trata solo del supuesto virus comunista de los libros de texto, se trata de la falta de planeación, la improvisación y la enorme pretensión de arrancar un nuevo modelo educativo con maestros a los que no se capacitó y a padres de familia a los que se ignoró.
La lucha contra la pobreza requiere de manera indispensable un fuerte sistema de salud, cosa de la que también carecemos especialmente ahora, en que el gobierno eliminó el Seguro Popular por razones de resentimiento, destruyó el complejo sistema de logística en medicamentos, estigmatizó a los médicos especialistas y se trajo médicos cubanos como pretexto para enviar dinero a la dictadura.
Por cuestiones de salud una familia completa puede irse a la pobreza de forma rápida. Los tratamientos, los hospitales privados y los medicamentos son muy caros. Ante padecimientos como el cáncer no habrá dinero que alcance, ni en ningún otro tratamiento de enfermedades crónicas.
No puede haber disminuido la pobreza si nuestro país sigue enviando mexicanos a trabajar de ilegales y celebrar que desde allá envían millones de dólares anuales. Entre mayor sea la cantidad de remesas enviadas es una señal de que más grande es la pobreza en México. Muchas de las carencias que la gente de las comunidades padece las resuelve con los disminuidos dólares que reciben de sus familiares. Hasta en eso se deberían tener mesura. El peso fuerte ha reducido la cantidad de pesos que reciben los hogares por cada dólar.
Y la inseguridad, las masacres, las extorsiones y la delincuencia en general en aumento tampoco es un síntoma de que vayamos por el buen camino. La delincuencia afecta a todos y, en proporción, les cuesta más a los pobres, a los que roban en el transporte público o a los que extorsionan en sus pequeños negocios.
El reporte de Coneval publicado la semana pasada pone en primer lugar un dato esperanzador. La población en situación de pobreza disminuyó entre 2016 y 2022. Señala que pasamos de 52.2 a 46.8 de millones de pobres. Pero ese solo es uno de muchos datos que tiene el reporte que hoy festejan desde los gobiernos obradoristas. Dice el dicho que los números no mienten, pero se usan para mentir.
Para tener el panorama completo debemos leer los otros datos del mismo reporte, dado por bueno desde la presidencia. La población en pobreza extrema creció. Pasó de 8.7 a 9.1 millones. Las clases medias, tan odiadas por el presidente, aumentaron de 28.9 a 34.9 millones. Este dato representa un peligro para ellos porque pierden votos en esa proporción.
La población con carencias de salud pasó de 18.8 a 50.4 millones de mexicanos. Con solo este dato bastaría para eliminar sus celebraciones. Aquí está en toda su magnitud el brutal fracaso en materia de salud.
La disminución de la pobreza siempre será una buena noticia venga del gobierno que venga, el problema es que viene del gobierno más mentiroso y demagogo de la historia. Con esos antecedentes hay que ir con pies de plomo antes de festejar.