Néstor Y. Sánchez Islas
Es un deber ciudadano ayudar a las autoridades cuando esto sea posible. Cumpliendo con estos deberes vamos a refrescar la memoria del ayuntamiento (con minúscula) de Oaxaca de Juárez. Naturalmente lo primero que deben recordar es que la ciudad nos pertenece a todos.
Oaxaca no es propiedad de un partido o movimiento político, es absolutamente plural y diversa y, si viviéramos en condiciones de Estado de Derecho, tampoco debería ser privatizada a favor de ambulantes y líderes de toda tipo.
Para nuestra desgracias, el cabildo está al servicio, en primerísimo lugar, de sus sindicatos, luego de su clientela electoral y de las mafias que los apoyaron para llegar al poder, al último y sin consideración alguna, estamos todos los demás quienes, por cierto, somos los contribuyentes.
Una comparación será muy útil para ilustrar al cabildo municipal de que su función es servir y atender a sus habitantes y contribuyentes y tratar de dejar de ser, junto con el ayuntamiento anterior, los peores en la historia de la capital.
Corría el año 1892 y se sabía que ese año se inauguraría el ferrocarril.
La ciudad vivía un estado de emoción para recibir a sus visitantes y la autoridad ordenó: “¡Ah! Recomendamos a nuestro Ayuntamiento, se fije (porque en este año tal vez se inaugura el Ferrocarril y nos invadirán las multitudes) en que no basta hacer recordar que las fachadas de las casas deben asearse, sino que es preciso quitarles todos los desperfectos, remendarlas, recortarlas, en fin, hacer con ellas todo aquello que indique que se ponen de gala, porque esperan al novio, es decir, al viajero ávido de conocer la tierra en que han nacido y se han formado tantos hombres ilustres.
¿De qué sirve encalar una pared que es de solo adobe, aquella que amenaza ruina, ésta que está ensalitrada? (Periódico Oficial, núm. 27, t. XII, 17 de marzo de 1892, Oaxaca de Juárez, p. 2. Disponible en: https://goo.su/GBx672v).
Corre el año 2023, han pasado 131 años, la sociedad ha evolucionado, pero las cosas se han llevado al extremo gracias al relativismo oportunista de quienes se hicieron con el poder usando una narrativa de redención, pero absolutamente falsa por irrealizable.
Hoy se recibe a los visitantes con una ciudad muladar, caótica y con la informalidad fomentada desde el propio gobierno en nombre de supuestos artesanos pobres. La autoridad es la propia promotora del ambulantaje y evasión fiscal.
Ustedes, el gobierno, han tomado a nuestra ciudad, patrimonio de la humanidad, como su propiedad y la explotan a placer para obtener todas las rentas posibles. Igual disponen de calles, plazas y avenidas para su clientela que ocupan el Auditorio Guelaguetza para mítines dignos de un megalómano desconocido que pretende una candidatura. El gobierno estatal está en la misma situación, depreda plazas y jardines en el centro de la capital cuando deberían atender las periferias abandonadas.
Desde aquí le refrescamos sola la memoria a quienes tiene el poder porque éste se acabará. Explotar un patrimonio ajeno en beneficio personal ya está registrado no solo en los medios, sino en la memoria colectiva, misma que seguramente les refrescará nosolo la memoria, sino a toda su descendencia familiar.Para empezar, ya hubo bloqueos de comerciantes establecidos.
JOSÉ MARÍA MURIÁ
“Yo me propuse rescatar la memoria de Gilberto Bosques y algo he avanzado”, afirmó en una de las dos conferencia que dio en Oaxaca apenas hace una semana. Su prestigio incluye su pertenencia a la Academia Mexicana de la Lengua, al Sistema Nacional de Investigadores o al Colegio de Jalisco entre otrosmuchos méritos.
Gracias a sus trabajo como director del Archivo Histórico de la SRE pudo rescatar la memoria de quien ha sido llamado el “Schindler mexicano”, aunque debería ser al revés porque el alemán pudo salvar la vida de poco más de mil judíos durante la Segunda Guerra Mundial, pero Gilberto Bosques, con el apoyo del General Lázaro Cárdenas, pudo salvar la vida de entre 150 y 200 mil europeos a quienes abrió la puerta para su exilio en México.
Un jalisciense hijo del exilio español en México y cuyo padre también combatió, en diferente tiempo, pero en las mismas trincheras de la Sierra de Pándols que Néstor Sánchez Hernández en el frente del Ebro en la Guerra Civil Española, se declara profundo admirador del periodista oaxaqueño y se hermana con él a través de la sangre que éste y su compañero José Jaramillo derramaron por la libertad de aquel país ante el avance fascista.
Hoy se ha fijado un propósito, guardando las debidas proporciones respecto de la obra de Gilberto Bosques, y se dice dispuesto a divulgar la memoria, a nivel nacional, del oaxaqueño a quien califica como un gran mexicano que “fue a llevar el nombre de nuestra patria con una enorme dignidad a otros suelos en defensa de una causa evidentemente justa, pero a quienes los gobiernos dejaron a su suerte una vez que dejaron los frentes de batalla.”
nestoryuri@yahoo.com