Néstor Y. Sánchez Islas
Escribía José María Bradomín en su nostálgico libro “Crónicas del Oaxaca de hace 50 años”, (Editado en 1976) sobre las festividades de muertos: “Noviembre señala la celebración de una de las fiestas más rumbosas y animadas y de más auténtico sabor oaxaqueño, o sea la del Día de los Finados, o de los ‘muertos’ como también se llama, precedida del ‘Día de todos los santos’.
“Esta celebración o conmemoración de los difuntos, se distinguía en el aspecto religioso porque era de rigor asistir a tres misas consecutivas, y en el aspecto profano por la instalación de los “altares de muertos” en todas las casas de la ciudad, y aun en las de todo el estado, y por la abundancia y diversidad de las viandas que en tal ocasión se condimentan y que la devoción familiar deposita en los ‘altares’, como grata ofrenda a las benditas ánimas del Purgatorio, cuya visita era recibida desde el día primero en que hacen su aparición los ‘angelitos’, con nutrida salva de cohetes, pues según la creencia general en esa ocasión las almas de los fieles difuntos abandonan el recinto purificador de las culpas y hacen acto de presencia en el homenaje tributado en su memoria”. (p 138).
Y su crónica continua con la descripción de la “plaza grande”, llena de bote en bote y su enorme cantidad de flores, principalmente de muerto, loza, aves de corral velas, chocolate y todo lo necesario para la elaboración de los platillos de muertos.
De cómo se colocaban ceras y lamparillas de aceite de higuerilla, los platones con calabaza, manzanas en miel, mermeladas, jaleas, nicuatole, mole negro y el delicioso chocolate en los altares y la costumbre, hoy desaparecida de enviar “muertos” a los amigos y familiares para convidar los deliciosos platillos.
La familia reunida frente al altar rezaba el rosario y el día 2 la visita a los panteones y el arreglo de sus tumbas con toda solemnidad porque era costumbre que los curas estuvieran ahí, de sepulcro en sepulcro, a petición de las familias.
Lo que nos cuenta don José María es muy importante, pero también lo que no. No habla de velar toda la noche en ningún panteón, ni menciona ni a Xoxo ni a Atzompa, que se han hecho destacar por esa “costumbre” que, probablemente, fue copiada del festejos de las ánimas al estilo purépecha de Michoacán.
Los años pasan, las condiciones cambian y está probado que cada vez más, con el acceso a mejores vías y canales de comunicación, se copian, se imitan, se toman prestadas o se piratean costumbres, tradiciones y artesanías de otros lugares, por lo que hablar de autenticidad cada vez será más complicado.
Y cuando el que propicia el pirateo de escenografías inventadas por Hollywood es el propio gobierno, estatal y municipal, estamos en el camino de la transición de una cultura popular a una cultura oficial que, mucho peor todavía, se deja en manos de la extraviada secretaria de turismo que remata su desconocimiento de la cultura oaxaqueña con su pretensión de traer el “modelo Disney” de atención al turista.
Desde el púlpito estatal de los lunes se criticó agriamente al viejo “Comité de autenticidad” para justificar su eliminación de la Ley Estatal de Cultura. El error de ese comité fue su propio nombre, pero el actuar de algunos de sus miembros pudo contener, al menos en algunas ocasiones, los caprichos de las esposas de gobernadores y funcionarias para hacer las fiestas oaxaqueñas de acuerdo con sus ocurrencias.
Es gratificante ver las calles de la ciudad llenas de turistas que vienen con el deseo no de limitarse a ser simples espectadores sino a participar activamente en las festividades, para lo cual se pintan la cara, se disfrazan y usan las mujeres todo tipo de arreglos para su cabello. Comen, cantan y bailan al ritmo de Oaxaca.
Lo triste es que lo que vemos hoy en las calles es una copia de lo que Hollywood ha hecho en el cine. Quizá las referencias de los funcionarios actuales sean las películas “Érase una vez en México”, de hace 20 años con Antonio Banderas, Salma Hayek y Jhony Depp.
En esa película, Hollywood creó el primer desfile de personas pintadas de calaveras. O puede ser la película “Spectre” de James Bond que inició con un desfile de “muertos” en el centro histórico de la Cdmx.
Lo que si hicieron fue copiar las caricaturas de la película “Coco” para la promoción estatal de la fiesta de muertos al estilo Disney 2023.
Dado que los altos puestos en el gobierno son de carácter político en que se requiere más lealtad que efectividad podría entenderse la falta de cultura de los titulares, pero tienen el presupuesto para seleccionar un grupo apropiado de asesores en lugar de colocar a su parentela e incondicionales.
En un principio, Bradomín, habló de autenticidad y ese es el problema; las fiestas y muchos productos de Oaxaca la están empezando a perder. Los mercados, que fueron el reservorio de ésta, hoy son escaparate de productos de muy mala calidad y caros; los ambulantes lo son de piratería.