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Opinión. El capataz de la finca

por Agencia Zona Roja

Diego Enrique Osorno*

La crisis actual de Chiapas había sido vislumbrada por el análisis zapatista al inicio de este sexenio. En agosto de 2018, con Andrés Manuel López Obrador como flamante presidente electo, escuché a los subcomandantes Moisés y Galeano dar unas palabras conjuntas en la clausura de un encuentro de redes de apoyo en el caracol zapatista de Morelia.

Flanqueados por casi un centenar de integrantes de la comandancia del EZLN, explicaron que su forma de valorar la realidad iniciaba por pulsar lo que pasaba en el mundo, luego a nivel continental, después en lo nacional y finalmente bajaban hasta lo regional y local: así caracterizaron aquella vez al sistema capitalista como una de las fincas chiapanecas del siglo pasado.

Los zapatistas veían que el capitalismo actual ya no estaba preocupado por la producción de las cosas, debido a que las máquinas se encargaban de ello, por lo que su principal necesidad era organizar una sociedad mundial de consumo en la que agua, tierra y aire serían las mercancías más codiciadas.

Advertida entonces por los zapatistas, la crisis sistémica —y de Chiapas— se centraba en lo ambiental, lo migratorio y la escasez de recursos. El sistema ensayaba un repliegue hacia adentro, “como una antiglobalización” en la que se construirían muros legales y materiales para contener la migración y crear un archipiélago para los que tienen riqueza, dejando fuera de él a todos los demás, los cuales, para sobrevivir, tendríamos que acreditarnos como consumidores; caso contrario, seríamos desechables.

“Nosotros usábamos el ejemplo de los nonatos indígenas. Eran los nonatos porque nacían y morían, sin que nadie les llevara la cuenta y esos nonatos habitaban en estas zonas, por ejemplo, en estas montañas que antes no les interesaban, porque las buenas tierras fueron ocupadas por las fincas, por los grandes propietarios y aventaron a los indígenas a las montañas y ahora resulta que esas montañas tienen una riqueza, unas mercancías que quiere también el capital”.

Seis años después de aquel análisis, por lo menos 10 mil chiapanecos se encuentran desplazados por una violencia atribuida a pugnas de cárteles, aunque el trasfondo real es volver el territorio de Chiapas una finca del siglo pasado. López Obrador, reiteraban los subcomandantes, en calidad de capataz, sería el huevo de la serpiente de este proceso atroz.

*Escritor y periodista.

@DiegoEOsorno

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