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Opinión. La Biblioteca Francisco de Burgoa

por Agencia Zona Roja

Carlos Tello Díaz*

No conozco muchos lugares tan hermosos en el país como la Biblioteca Francisco de Burgoa, en el ex convento de Santo Domingo de Oaxaca. 

Sus libros, alrededor de 24 mil, fueron propiedad de los frailes de la orden de Predicadores en Antequera del Valle, más tarde parte del Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca, donde estudiaron, entre otros, Benito Juárez y Porfirio Díaz.

La biblioteca cumple este verano treinta años. Yo la comencé a descubrir en el otoño de 2012. 

Desde entonces, durante varios años, pasé ahí todas las mañanas de los viernes, leyendo libros, documentos y periódicos del siglo XIX, y después todas las tardes, moderando las pláticas que daban nuestros invitados al ciclo de conferencias Oaxaca en el debate nacional.

Yo mismo trabajaba entonces en una biografía de Porfirio Díaz. En la Biblioteca Burgoa consultaba, sobre todo, los documentos conservados en el Archivo Histórico de Notarías y los periódicos resguardados en el Fondo Manuel Brioso y Candiani. María Isabel Grañén Porrúa estaba siempre ahí, entre libros, rodeada de su equipo. 

Con ayuda de Socorro Rodríguez descubrí, por ejemplo, el documento que acredita que la madre de Díaz llegó con él al Solar del Toronjo, la casa donde viviría en su juventud, “el 13 de mayo de 1837” (Venta de la casa que Petrona Mori hace a Francisco Mora ante el escribano Juan Pablo Mariscal, Oaxaca, 15 de junio de 1850, libro 313, foja 160 del Archivo Histórico de Notarías, Biblioteca Francisco de Burgoa, Oaxaca). 

Con apoyo de Penélope Orozco leí, entre muchas maravillas, la crónica que narra la ceremonia de premiación del 28 de diciembre de 1849 en el Instituto de Ciencias y Artes, lo que es hoy el Centro Cultural San Pablo, remodelado por la Fundación Alfredo Harp Helú, donde Porfirio Díaz, entonces seminarista, conoció a Benito Juárez, el gobernador de Oaxaca: “Eran las siete, y en medio de una atmósfera tranquila, brillaba la luna apacible y majestuosa” (La Crónica, 31 de diciembre de 1849. Fondo Manuel Brioso y Candiani, Biblioteca Francisco de Burgoa, Oaxaca).

El ciclo de conferencias Oaxaca en el debate nacional surgió a partir de una iniciativa de Martín Vázquez Villanueva, miembro entonces de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, quien en 2012 me propuso organizar una serie de pláticas para llevar el debate de los grandes temas nacionales a Oaxaca. 

La Universidad Autónoma “Benito Juárez” nos ofreció un espacio donde poder expresarnos con libertad. Las pláticas tenían lugar los viernes a las cinco de la tarde, en la Biblioteca Burgoa. 

Entre los invitados estaban, ahora recuerdo, Leonardo Lomelí, José Woldenberg, Enrique Krauze, Marta Lamas, Gilberto Guevara Niebla, Jorge Castañeda, Gerardo Esquivel, Carlos Elizondo Mayer-Serra, Ciro Murayama, Ana Laura Magaloni, Luis Carlos Ugalde, Enrique Florescano… Las noches acababan siempre en uno de los deliciosos restaurantes de Oaxaca.

Vuelvo cada vez que puedo a la Biblioteca Francisco de Burgoa. Para leer y aprender en esa atmósfera que es única, hecha del olor a cedro de los estantes y del color del pergamino de los libros, protegidos por los muros del convento.

*Escritor.

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