Isidoro Yescas*
Lo que por un buen tiempo fue un teatro “fuerte y seguro” hoy, aún cuando guarda las apariencias de gozar de cabal salud, ya está enfermo y corre el riesgo de morir lentamente si no se le practica una cirugía mayor.
Resistió las sacudidas de los sismos de 1931, 1999 y 2017, pero con 115 años de edad, escaso mantenimiento y muy contadas intervenciones, las más de las veces menores, hoy ya observa signos de agotamiento y corre el riesgo de perder esa fuerza y seguridad que lo caracterizó por un buen tiempo.
Es el teatro “Macedonio Alcalá, joya arquitectónica del porfiriato que abrió sus puertas en 1909 para darle cabida a todo tipo de expresiones artísticas, recreativas y hasta políticas y deportivas.
Su construcción se inició en 1903 y fue concluida en 1909, un año antes que estallara el movimiento revolucionario que obligaría al dictador Porfirio Díaz a dejar la presidencia de la república.
Nació con el nombre de Luis Mier y Terán, en reconocimiento al militar y político oaxaqueño cercano a Porfirio Díaz; después cambió a Jesús Carranza , en memoria de otro militar, coahuilense, quien figurara como jefe destacado del ejército constitucionalista. Finalmente, sería rebautizado como teatro Macedonio Alcalá, en honor al músico y compositor oaxaqueño autor del Dios Nunca Muere.
La descripción que los historiadores hacen de un teatro “fuerte y seguro” se empezó a perder con el temblor de 1931, pero sobre todo con el temblor de 7.5 grados ocurrido el 30 de septiembre de 1999 que dañó parcialmente su estructura y obligó a su restauración y cierre temporal. Más tarde, en elaño 2012, el gobierno del estado procuró algunos arreglos en su techado y 5 años después, con el sismo de septiembre del 2017, el interior del teatro sufrió serios daños en sus elementos ornamentales y plafones.
Fachada de cantera rosa, vestíbulo tipo Luis XV, sitio ideal para disfrutar de las bellas artes. Y sin embargo se ha olvidado lo que alguna vez el escritor Carlos Monsivaís describió y recomendó como “una joya arquitectónica de México que hay que cuidarla y no solamente admirarla”.
Y eso, en efecto, es lo que ha hecho falta, pero hasta ahora ningún gobierno ha entendido que para prolongar la vida útil de un recinto tan valioso y casi único a nivel nacional es necesario su cuidado y mantenimiento.
Cuidarlo por fuera y por dentro, de manera integral, lo que implicaría una fuerte inversión que, para el caso, debiera ser resultado de una acción coordinada de los gobiernos federal y estatal.
“Estamos al límite” , ha advertido el director del teatro, Esteban San Juan Maldonado, quien sexenio tras sexenio ha insistido ante el sector público y privado sobre la urgencia de proceder ya a una restauración total del inmueble que califica como un “centro neurálgico de la actividad cultural en Oaxaca”. ( “Teatro Alcalá, un coloso que se resiste a morir” en Excélsior, 24 de febrero del 2024).
Y como la esperanza muere al último, tal vez los cambios y relevos que están ya en puerta a nivel federal, y específicamente en la Seculta, podrían convertirse en oportunidad para que, desde el centro, se opere el “milagro” para rescatar y preservar ese valioso patrimonio nacional que poseemos.
*Sociólogo.
@YescasIsidoro