Diego Enrique Osorno*
Santa María Ostula es una comunidad nahua del municipio de Aquila, dentro de la cual se encuentra La Placita, una zona invadida a mediados del siglo pasado por colonos llegados de otras regiones de Michoacán, Colima y Jalisco.
Tras un proceso de discusión y deliberación colectiva, Ostula se organizó para recuperar en 2009 esta franja de más de mil hectáreas de tierras comunales ubicadas junto al océano Pacífico, algunas de las cuales estaban ocupadas por quienes en aquel entonces eran jefes de La Familia Michoacana y Los Caballeros Templarios.
La defensa de este territorio recuperado, respaldada por los demás pueblos originarios del Congreso Nacional Indígena (CNI), ha sido sostenida durante quince años por Ostula a través de su guardia comunal, aunque más de 40 integrantes de la comunidad han sido asesinados y 6 desaparecidos de manera forzada, llegando en los días recientes a ocurrir ataques masivos con drones y explosivos atribuidos al Cártel Jalisco Nueva Generación.
Ostula y las otras comunidades nahuas de Pómaro, El Coire, San Miguel Aquila, son propietarias en conjunto, bajo régimen comunal, de más de 200 mil hectáreas, en las cuales hay playas hermosas y montes valorados entre los más ricos del mundo en oro, plata y hierro, los cuales se encuentran en una posición estratégica, en medio de los puertos de Manzanillo y Lázaro Cárdenas.
A la par de esta resistencia contra mineras, inmobiliarias, mafias políticas y demás entes criminales, Ostula ha librado una batalla legal que estos días de agosto pondrá a prueba al sistema judicial mexicano, cuando el Segundo Tribunal Colegiado en Materias Administrativa y de Trabajo del Décimo Primer Circuito, con sede en Morelia, resuelva un amparo presentado por la comunidad en contra de un proceso del Tribunal Superior Agrario plagado de irregularidades.
Esta próxima resolución del Tribunal de Amparo sobre La Placita será decisiva para evitar que sea consumada una injusticia contra una comunidad indígena organizada frente a un conglomerado de intereses reunidos que sintetizan los mayores lastres de nuestra realidad criminal actual.
¿El Poder Judicial terminará del lado de mineras, inmobiliarias, mafias y cárteles que buscan el lucro desmedido de los recursos naturales o del de pueblos originarios que en sus territorios ancestrales defienden algo que cada vez parece extinguirse más: la vida? Nuestra justicia está a prueba con Ostula.
*Escritor y periodista.
@DiegoEOsorno