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Opinión. Seculta y el crimen contra el MACO

por Agencia Zona Roja

Ismael García M./Zona Roja.

Oaxaca, Oax., a 5 de agosto de 2024.- Una aparente calma envuelve al nuevo Museo de Arte Contemporáneo y de las Culturas Oaxaqueñas (MACCO), reabierto este año en el marco de las fiestas de la Guelaguetza.

Pero esa calma pronto podría ser precedente de una tormenta en el ámbito cultural, que probablemente alcance la esfera política, ante la inconformidad por las decisiones erróneas de la Secretaría de las Culturas y las Artes, que encabeza el lingüista Víctor Vásquez Castillejos.

La razón: echar por la borda tres décadas de historia y de un legado de artistas como Francisco Toledo, uno de los principales fundadores del Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO). 

Y los errores son continuos, como el promover un fallido concurso para elaborar un logotipo de la nueva institución… echando por la borda también la contribución original el destacado artista mexicano Vicente Rojo.

Para rematar, la designación de un director, Luis Hampshire, distanciado de los poténciales creadores críticos y más cerca de los aduladores oficiales.

HISTÓRICO

De acuerdo con el sitio “México es cultura”, la sede del museo en una casa antigua construida a finales del siglo XVII y principios del XVIII por las familias Lazo de la Vega y Pinelo, cuyo escudo de armas preside la fachada, popularmente, el edificio es conocido como la “Casa de Hernán Cortés”, pese a que el conquistador nunca estuvo en la ciudad de Oaxaca.
Con los años, la casona de las familias Lazo de la Vega y Pinelo pasó a manos de distintos propietarios hasta que al Gobierno del Estado la adquirió en 1986 para instalar en ella el Museo de la Ciudad. 

Seis años después, el 28 de febrero de 1992, la iniciativa conjunta de artistas, ciudadanos y autoridades dio un nuevo uso al inmueble con la creación del Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca.
En el año 2010 se llevo a cabo la restauración de la casa que alberga al museo, que duró 18 meses. El techo de la escalinata del Museo es una bóveda estrellada, con relieves de nervadura en argamasa, en la cuál Francisco Toledo trabajó, y que ahora es un atractivo visual más dentro del museo.

El museo, que se ubica en la segunda calle de Macedonio Alcalá, Centro Histórico de la capital, fue fundado el 28 de febrero de 19921 por la Asociación Civil Amigos del Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca A.C. con el apoyo del gobierno del estado, así como la colaboración del Instituto Nacional de Bellas Artes. 

La iniciativa fue de Francisco Toledo, Rodolfo Morales, Arnulfo Aquino, Rubén Leyva, Sergio Hernández, Luis Zárate, entre otros.

DEBACLE

Por muchos años fue administrada de manera magistral, con exposiciones de renombre internacional, y uno de los principales impulsores fue Fernando Solana Olivares.

Pero paulatinamente fue decayendo el prestigio de la institución, y hasta Francisco Toledo comenzó a distanciarse de la administración, que por muchos años encabezó el pintor Rubén Leyva y con quien comenzó la debacle.

Los problemas comenzaron en diciembre de 2020, cuando una veintena de trabajadores denunció la falta de pago por parte de la asociación civil, conflicto laboral que se ha prolongado hasta la fecha, aunque se ha liquidado a más de la mitad de los inconformes.

La crisis escaló en abril de 2021, cuando la directiva sacó con policías a los trabajadores que tenían a su cargo el MACO y lo cerró en definitiva; a finales  de 2022 intentó una reapertura, que fracasó.

El 27 de junio de 2023, a través de la Consejería Jurídica y Asistencia Legal, el gobierno de Salomón Jara recuperó el inmueble, al terminarse el comodato de cesión a la asociación civil. Posteriormente rescató dos bodegas, una en el centro de la ciudad y otra en la colonia Reforma, estas últimas motivo de pleito legal.

Fue hasta el 23 de mayo de 2024 en que finalmente se concretó la cesión del inmueble, previas denuncias ya acusaciones de un reducido grupo de creadores, encabezados por Rubén Leyva, así como el último director, que sucedió a la cesada Cecilia Mingüer.

Pero tuvo que pasar un año para que la Secretaría de las Culturas comenzara un improvisado proceso de apertura, lanzando una convocatoria para cambiar el nombre de la institución, sin consulta al sector cultural ni a nadie, lo que causó la primera molestia.

Luego, el titular Víctor Vásquez, conocido más como Víctor Cata, lanzó una convocatoria, también sin mayor difusión, para crear un nuevo logotipo, que terminó en una decisión a favor de un plagio; la segunda molestia, quitar la creación del artista Vicente Rojo.

La tercera pifia, montar una desorganizada exposición, con base en las recomendaciones de un inexperto pintor Lucio Santiago, hijo del destacado Alejandro Santiago; la enésima molestia, designar a Luis Hampshire, creador y supuesto catedrático de la Facultad de Bellas Artes de la UABJO, donde se quejan de sus continuas inasistencias.

LATENTE

La inconformidad está latente pero hasta ahora hay pocas voces de inconformidad para defender el legado de Francisco Toledo y otros connotados artistas.

Uno de ellos, aunque a la distancia, es Sergio Hernández quien en julio de 2023 advirtió, en su colaboración en “Milenio”:

Nada bueno anticipan la repentina decisión del gobierno de Oaxaca ni la violenta acción de su procuraduría para tomar con marinos armados la sede del MACO, único sitio del estado y de todo México dedicado durante 31 años de azarosa vida al impulso y preservación del arte contemporáneo oaxaqueño.

Un año después, el 18 de julio, escribió en ese mismo espacio:

“Con manteles largos y mole de guajolote, entre pirulíes, mengüanitos y harto mezcal, el gobierno oaxaqueño parece decidido a dar otra ‘vuelta de tuerca’ a la historia de abusos y despojos iniciada hace un año (junio de 2023) por él mismo, cuando decidió secuestrar el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO).

“Quienes mantuvimos vivo durante 31 años el proyecto cultural anterior y dimos en comodato obras no recuperadas hasta hoy, hemos manifestado —directamente o por medio de familiares o herederos legítimos— nuestra indignación ante la suma de atropellos cometidos o solapados desde la Secretaría de Cultura y otras instancias del gobierno del estado para apropiarse “en nombre del pueblo” de una colección privada de piezas siempre expuestas al público, y que tienen dueños diversos, personas con nombre y apellido y legados vivos”.

Otro es el destacado artista plástico Alberto Aragón Reyes —autor de las esculturas gigantes expuestas en el centro de la ciudad de Oaxaca, quien ha criticado el crimen en contra del MACO.

Incluso, el prolífico creador oaxaqueño, quien contribuyó con dinero para pagar sueldos caídos de los entonces trabajadores del Museo, había propuesto de manera desinteresada prestar unas 300 obras, incluyendo sus esculturas gigantes, corriendo con los gastos, pero fue menospreciada su propuesta.

El gobierno optó por Luis Hampshire, ex director del Museo de los Pintores Oaxaqueños, cuyo paso fue gris, y “montó” una exposición “Todos somos de fuera”, para reabrir el espacio el 19 de julio pasado.

No obstante, hay escasas obras destacadas y lo único que hizo la Secretaría de las Culturas es retomar las ya instaladas piezas de Rufino Tamayo y Rodolfo Nieto, y agregar nombres con escasa trayectoria, como Lucio Santiago, actual asesor de Víctor Vásquez.

Las prisas y la improvisación de Víctor Cata se han reflejado en una escasa asistencia al Museo y en menosprecio por parte de la comunidad cultural nacional e internacional.

Apenas el pasado fin de semana, los ex trabajadores del MACO dieron a conocer una carta pública en que detallaron que continúan las irregularidades y los nuevos mandos en dicho recinto tienen conflicto de interés, al tener bajo su responsabilidad galerías de arte.

Pero eso no es todo. El problema legal no ha cesado y, pese a los esfuerzos de la Consejería Jurídica, apenas comenzará la batalla por el legado artístico y por las sedes alternas, que la asociación civil Amigos del MACO aduce son de su propiedad.

Mientras, con la nueva administración, el otrora glorioso museo va camino a la mediocridad y al desastre.

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