Soledad Jarquín Edgar*/SemMéxico
No sé que siga, no tengo idea si la reforma judicial resolverá el grave problema de impunidad en el que vivimos hoy, pero si me queda claro que nos demostraron una vez más, quiénes son las y los políticos de este país y para qué sirve el poder. Lejos de la democracia, vimos la adoración de un dios-humano, al que cada tanto pasean por la plaza, levantado en hombros y al que se le ofrecen vítores y sacrificios.
Ya lo veíamos venir. Desde la conformación de la Cámara de Diputados y del Senado de la República, la mayoría calificada de Morena haría muy fácil la tarea de cumplir el deseo de Andrés Manuel López Obrador, que hace honor a su sobrenombre: El Mecías, convertido en un reformador para tener un plus más en la historia que habrá de contarle a sus nietos y que espera se escriba en los libros. Pero qué necesidad, como dice la canción.
A río revuelto la ganancia es para quien sabe pescar y tiene más artes de pesca. Eso fue lo que hizo posible la reforma judicial, que como en una película nos dejó ir por un túnel del tiempo hacia el pasado, que nos habían dicho se había ido, pero que nos llevó al lado oscuro de la política, que ¡eureka! no cambió, más bien se perfeccionó en mañas. Reitero ¿era necesario?
Sin duda en este país nadie o casi nadie, para no equivocarme, puede meter las manos al fuego por quienes tienen el poder de inclinar la balanza de la señora justicia. Los yerros son muchos y sus efectos demoledores. Hace unos días una jueza en el Estado de México condenó a una mujer a 40 años de prisión por una supuesta extorsión, la mujer que no contó con una asesoría jurídica adecuada, no pudo demostrar que no era extorsión, sino el cobro de una tanda.
Ese es solo un caso, pero son cientos, algunos peores y más terribles. Abusos de poder para proteger a políticos de todos los partidos a lo largo de la historia mexicana, para encubrir a jueces y magistrados misóginos, machistas que cometen lo que hoy denominamos violencia vicaria, violadores, acosadores y un largo etcétera de abusos de poder.
Así que solo se trataba de tirar la red y algo más para capturar peces gordos, los “Yunes” son los últimos de una larga lista, pero antes estuvo Manuel Bartlett, Eruviel Ávila, Alejandro Murat, Adrián Ruvalcaba, Nuvia Mayorga, Jorge Carlos Ramírez Marín, José Sabino Herrera y Araceli Saucedo (estos dos últimos senadores del PRD) y otros muchos de menor renombre.
Surrealismo, locura y algo más. Gerardo Fernández Noroña indignado por la llegada de manifestantes, que evidentemente dejaron entrar, al pleno del Senado, mientras a nuestra memoria venía las sillas o vallas lanzadas por el ahora Senador cuando el poder le era ajeno y hacía el papel que ahora repudia, protestar. Y los impresentables de siempre, como los arriba mencionados o los líderes del PAN y del PRI, Marko Cortés y Alejandro Moreno que, perdidos en sus luchas internas, lo que realmente perdieron fue la mirada en la tormenta que se avecinaba. Hicieron presencia, balbucearon y lamentaron, solo eso, no hubo más, son incapaces de algo más.
Lo que observamos la tarde noche de martes y en las primeras horas de este miércoles, fue esa especie de pesadilla, una pirámide de arena que se desmoronó y que nos devolvió a los viejos tiempos de la hegemonía priista. Mi abuela decía que lo que mas te choca más te persigue. Así a don Andrés Manuel que tanto le chocaban los priistas hoy están frente a él, inclinados, redimidos y salvados…perdonados.
Por la mañana de este miércoles lo que teníamos en las manos era esa realidad de un sistema político que no ha cambiado y que para perfeccionarse aplicó aquello de que para que la cuña apriete tiene que ser del mismo palo.
En Oaxaca, dos horas después, es decir, a eso de las cinco de la mañana de este miércoles, se aprobó la minuta enviada por el Congreso de la Unión de la reforma constitucional al poder judicial. El cierre con broche de oro para una LXV Legislatura gris y marcada por el origen raro y con olor fétido por la procedencia de algunos de sus integrantes. Un tema del que poco o nada se habla.
Como hacia mucho tiempo no se veía a los 41 integrantes juntos, llegaron hasta los regularmente faltistas. las y los legisladores fueron citados a las 12 de la noche en el recinto parlamentario de San Raymundo Jalpán, a las 4.30 de la madrugada ya en sus curules en cosa de seis minutos, en sesión extraordinaria, dijeron sí a la reforma del poder judicial. No hubo intervenciones en tribuna, lo que hicieron fue cumplir con el trámite ordenado.
El gran logro del legislativo oaxaqueño es que fueron los primeros en aprobar la minuta. Y lo relativamente extraordinario fue que todos y todas del PRI, PAN, PRD, PT, PVEM, PUP, PNA y el ex panista independiente votaron a favor. Eso claro costó a Natividad Díaz Jiménez ser expulsada, junto con los “yunes” del PAN. Aunque quizá le hicieron un favor, así la ahora expulsada del PAN quedó bien con el dios AMLO y con el diablo su compadre Alejandro Murat, porque bien decía mi abuela Lucha, Dios los hace y ellos se juntan.
*Periodista y activista feminista.