Néstor Y. Sánchez Islas.
Pocas, o ninguna otra institución del Estado es tan repudiada. Pocos como ellos son el símbolo de la corrupción del sistema político mexicano. El cambio de partidos no cambió su conducta y, mucho menos, la percepción que tenemos de ellos cuando nos obligan a detenernos: pánico.
Hay un negocio de entre 400 y 500 millones de pesos que el gobierno estatal se trae entre manos y utiliza a la “corporación” como instrumento de extorsión. Carencia, indiferencia y falta de empatía de un gobierno que sabiendo la crisis de fin de sexenio que estamos pasando se empeñe en cargar aún más la mano sobre los automovilistas cautivos que no solo debemos cuidarnos de sus agentes sino del desastroso estado de las calles y carreteras, de la delincuencia, la inflación y el constante aumento de los combustibles.
No ha transcurrido un mes desde la ejecución del joven estudiante por la policía vial de Santa Lucía, de la condena a la devolución de una ilegal y cuantiosa multa de la policía vial de Santa Cruz Amilpas y de los abusos documentados en las redes de los viales de Xoxo. No encontraron peor momento para lanzar su campaña porque nunca como ahora tenemos de los viales estatales y municipales la peor de las imágenes. Sus operativos están provocando tensión social y, aunque tal vez no les importe porque tienen los tres poderes del Estado, nadie quiere otra ejecución o extorsión más por parte de sus agentes de vialidad y las empresas de grúas que los acompañan.
Y si, las autoridades viales y ambientales necesitan de la autoridad moral para legitimarse porque en una sociedad con un contrato social funcional de por medio, la gente es consciente y lo hace por su propia voluntad. Se recurre a la amenaza, como es el caso, cuando la carencia de autoridad moral los rebasa como es evidente en este momento en Oaxaca. La importancia de tener autoridad moral es uno de los mantras del presidente López Obrador y deberían escucharlo y ponerlo en práctica.
La carencia de moral provoca la falta de respeto y confianza hacia ellos. La ética tampoco es materia que conozcan en su mayoría, normalmente no son ejemplo de nada y su carencia de imparcialidad y justicia les otorga nula credibilidad. No hay trabajos de prevención e información, solo buscan la sanción inmediata y abusan de los derechos humanos de manera frecuente. Saben que denunciarlos ante el Ministerio Público u otra autoridad será inútil a menos que el caso se viralice en redes y medios.
Para el caso oaxaqueño tenemos un agravante peor. Quienes hoy encabezan las instituciones son quienes han quemado desde vehículos hasta llantas y edificios. Su más grande evento fue la devastación de la ciudad en 2006. Esos incendios y los bloqueos que han provocado a lo largo de décadas son los responsables de lanzar al aire miles de toneladas de CO2, un gas contaminante de efecto invernadero y, en gran parte,responsable del cambio climático.
Ellos, que están orgullosos de sus métodos de lucha deben estarlo también por lanzar a la atmósfera toneladas de gases venenosos. Cada bloqueo provoca que los motores de los autos generan más dióxido de carbono porque son cientos o miles de vehículos desplazándose a baja velocidad, acelerando y frenando constantemente, quemando gran cantidad de combustible.
El gobierno de Oaxaca está desesperado por dinero, pero para gastarlo en anuncios espectaculares y pintas de bardas para fomentar el fanatismo por AMLO. El Estado policial que recién inauguramos con las dos reformas constitucionales, la de Justicia y la de la Guardia Nacional, les dan todas las herramientas: las fuerzas policiales y militares además de jueces sometidos al partido oficial. No habrá a quien pedir ayuda porque han eliminado todos los contrapesos del poder, así que, al final, tendremos que pagar sí o sí, aunque en nada mejorará nuestra tierra.
Cuidar el ambiente es obligación de todos, empezando por el gobierno. La verificación vehicular es una buena herramienta, pero no así los costos que nos imponen y los lugares a los que obligadamente debemos acudir. Debería haber cientos de talleres autorizados para hacer ese trabajo y, en todo caso, pagar un pequeño porcentaje para el gobierno por la calcomanía que nos darán porque, fuera de eso, la autoridad no gastará ni un peso.
La primavera oaxaqueña nos regresa a las épocas del gobierno rico, pero pueblo pobre.
HOTELES EN OAXACA.
¿Cuánto cuesta hospedarse en Oaxaca? Se van a sorprender. Por 4 noches para tres personas en temporada navideña se pueden pagar desde $168 mil pesos en una villa de lujo por la zona de la Noria, $70 mil en un lujoso hotel frente al Llano o $14 mil en muchos hoteles del centro.
Cada empresa sabe lo que cobra de acuerdo con sus costos y servicios; está bien y la gente es libre de elegirlos. Lo que estos costos reflejan es que turísticamente nuestra ciudad es muy cara y, si alguien paga eso por visitarnos, por lo menos debemos tener una ciudad limpia.