Ismael García M./Zona Roja.
Oaxaca, Oax., a 7 de octubre de 2028.- Este martes se cumplen dos años del cierre del tiradero de basura municipal en la Villa de Zaachila, y con ello también dos años de crisis en la capital de Oaxaca y municipios conurbados.
En el caso de la ciudad de Oaxaca, la autoridad que encabeza Francisco Martínez Neri, ha reconocido que eroga mensualmente alrededor de 20 millones de pesos para trasladar los desechos a otras regiones del estado o a otras entidades.
Es decir, en poco más de dos años, sólo en el ayuntamiento local se han destinado alrededor de 300 millones de pesos, cantidad suficiente para construir su propio vertedero de basura, con la tecnología y equipamiento necesario.
El problema lo asumió como suyo el Gobierno del Estado, a través de la Secretaría de Gobierno, pero luego de casi dos años del actual sexenio morenista, tampoco hay, absolutamente, ninguna solución al respecto, luego de dos intentos fallidos, en San Lorenzo Albarradas y en San Pedro Totolápam. Ningún avance.
EL ANUNCIO
Al asumir el cargo el pasado 1 de octubre, la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, anunció la construcción de por lo menos tres tiraderos de basura.
En ese marco dio a conocer al menos una decena de proyectos de gran envergadura, algunos de los cuales que difícilmente se podrían concluir en un sexenio, si es que se hacen, como la supercarretera a la Cuenca o traer agua potable de la Sierra Sur a la zona metropolitana.
Con respecto a los tiraderos, de acuerdo con el mandatario Salomón Jara Cruz, además de Valles Centrales, se instalarían en las regiones Istmo y Cuenca.
Pero hasta ahí los anuncios. Es demasiado temprano, por supuesto, para desconfiar o para creer que ahora sí, la problemática —generada por cierto por el edil morenista de Zaachila, Rigoberto Chacón Pérez— pueda ser solucionado de manera integral a corto plazo.
Mientras tanto, el dinero del erario, tanto de la capital como de una veintena de municipios conturbados, se seguirá tirando, literalmente, a la basura.
Porque la principal problemática no es el dinero, aunque se requieren cientos de millones de pesos, sino la aprobación de algún municipio para albergar un enorme tiradero de desechos.
MÁS PROBLEMAS
Aunado a la costosa y muy larga crisis de la basura, los problemas sociales no han faltado en Oaxaca precisamente por el destino de los desechos.
Apenas la semana pasada, en Tlalixtac de Cabrera hubo inconformidad por la instalación de un tiradero, en el municipio vecino de San Andrés Huayápam, que supuestamente contamina los mantos freáticos.
La de Huayápam es una iniciativa municipal, sin embargo, para acallar las críticas y evitar mayores señalamientos, tuvo que intervenir el Gobierno del Estado e incluso aclarar que no habría contaminación.
No obstante, el depósito se ubica en las faldas del cerro de San Felipe, donde de manera natural se generan escurrimientos de agua que van a parar a la zona baja, incluyendo las dos presas de la zona, en que se ubican varios municipios más.
En Cuilápam de Guerrero, municipio vecino a la capital, también hay otra problemática, de tipo agrario pero que al parecer tiene el fin de devenir en un tiradero de basura.
Particulares se dicen dueños de al menos 165 hectáreas en tres barrios, que supuestamente pretenden despojar a más de 400 familias asentadas en la zona, bajo escrituras que habrían sido falsificadas.
Según los denunciantes, que se dicen propietarios de las tierras desde hace varias décadas, los despojadores tienen la intención de vender esos terrenos al Gobierno del Estado para crear un vertedero de desechos.
Aunado a ello, de nueva cuenta, y para resarcir su falla, el presidente municipal de Zaachila ha estado azuzando a vecinos de varias colonias de la agencia Vicente Guerrero, para reabrir el antiguo tiradero, bajo el pretexto de un enésimo saneamiento.
Y como cereza del pastel, hasta el momento persiste una resistencia de la mayoría de pobladores de Tototalápam para que se instale ahí el Centro Integral de Revalorización de Residuos Sólidos Urbanos (CIRRSU), planeado por el gobierno estatal.
En reiteradas ocasiones, en este espacio lo hemos dicho, la autoridad estatal ha insistido en que ahora sí habrá solución a la problemática de la basura; similar cantidad de rechazos ha tenido.
Es más, en el caso de su último propósito, ni siquiera se cuenta con la millonaria inversión que se requiere para las instalaciones de Totolápam, aunado a la oposición popular.
Tan es así, que también contempla retomar el proyecto de Albarradas, una vez que cambie de edil el gobierno de Mitla, principal opositor a esa iniciativa, pese a que no está en su jurisdicción.
¿Y LA NUEVA CULTURA?
Y en medio de la costosa y larga crisis sanitaria y de la basura, poco, muy poco se ha logrado en concientizar a la población en general a manejar adecuadamente la basura, es decir a consolidar un proceso de separación de desechos.
Acaso Oaxaca de Juárez y Santa Lucía del Camino han insistido en ello y ocupan días especiales y unidades específicas para retirar los desechos orgánicos.
Pero esta situación no sólo es responsabilidad de la autoridad de cualquier nivel, sino suya y mía, pues desde el hogar podemos hacer mucho para evitar generar más basura, para separar adecuadamente los desechos, para utilizar en lo menos posible los plásticos y artículos de unicel.
En realidad una de las principales soluciones está desde casa pero eso no lo ve ni la autoridad ni nosotros; tenemos en Oaxaca una Secretaría del Medio Ambiente que en absoluto se conoce cuáles son sus acciones para ayudar o alentar a preservar el hábitat.
Una secretaría relegada de las decisiones principales para la creación del Centro Integral de Revalorización de Residuos, quizá por la falta de capacidad de la titular y demás funcionarios.
Y mientras no se insista en la conciencia social para cuidar el agua, los bosques, la tierra, pues simplemente ninguna multimillonaria solución será efectiva para aminorar los graves efectos de la contaminación ambiental.
