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Opinión. Del INAI al pañuelo blanco

por Agencia Zona Roja

Néstor Y, Sánchez Islas.

El camino que está siguiendo la presidenta es el que le señaló AMLO. No mintió, siempre afirmó que seguiría con sus obras, su movimiento, su estilo de gobierno y la demolición de las instituciones democráticas del país.

La muerte del Instituto Nacional de Acceso a la Información, INAI, se anunció desde el 5 de febrero pasado. En los hechos significa que pasaremos de un acceso institucional a la información al engaño de las certezas morales simbolizadas en un pañuelito blanco cuando nos digan que ya no hay corrupción. El retroceso democrático es evidente.

La función y razón de ser de los políticos es la lucha por el poder; es mejor para ellos cuando logran el poder absoluto. En este contexto y en el de la concentración de éste es que se da la demolición institucional del país que, en caso de concretarse derivaría en un autoritarismo del tipo democracia popular, pero desde la definición trotskista de democracia, que es la dictadura del proletariado. La finalidad no es otra que conservar el poder para enriquecer a la nueva elite política y empresarial que está en construcción.

La concentración del poder no es nueva en México, prácticamente durante todo el siglo XX la vivimos a través del régimen de la revolución que, en los hechos, es el padre de este modo populista de gobierno.

La corta historia del INAI está ligada a Oaxaca. Fue en 2003 durante el gobierno de Vicente Fox que surgió la “Declaración Oaxaca”, de un grupo conformado por académicos y periodistas, al que se llamó “Grupo Oaxaca”, demandando hacer realidad lo escrito en la Constitución en 1977 bajo el gobierno de José López Portillo en cuanto al derecho a la información. Tuvieron que pasar 26 años, cuatro presidentes, para que se creara la ley y una institución autónoma del ejecutivo para garantizar al ciudadano que el gobierno cumpliera con la transparencia.

La iniciativa no surgió en Oaxaca, pero fue aquí de donde fue suscrita por una serie de académicos de universidades públicas y privadas y por más de cien periódicos en ese momento. Estuvieron de acuerdo con la creación de dicho instituto en 2003 quienes hoy desde el oficialismo justifican su desaparición. Uno de ellos es Jenaro Villamil.

Una institución de acceso a la información independiente es indispensable en un régimen democrático, como lo es la libertad de prensa. El acceso a la información quedará supeditado a la superioridad moral de quien hoy es dueña del pañuelito blanco mientras la libertad de prensa está bajo ataque. El régimen no es tonto, dejará siempre una pequeña rendija abierta para tolerar cierto nivel de crítica para simular democracia, pero en los hechos tratará de acallar las voces disidentes usando desde la publicidad oficial hasta la agresión directa contra la integridad de los periodistas.

Hoy es normal saber cuánto gana el presidente o de cuánto son las reservas internacionales del Banco de México, pero hubo un tiempo en que eso fue secreto de Estado, como lo era sabe cuanto gana un general o cuánto cuestan las toallas de la casa presidencial. Esa información en manos de la gente de la calle es el contrapeso que el régimen quiere eliminar atacando al INAI y a la prensa como vocera de todo lo que el gobierno no quiere que se sepa.

La transparencia es pilar de cualquier democracia. Solos dictaduras como Cuba o Corea del Norte guardan todo en secreto. Negar la información es limitar un derecho humano y constitucional. La opacidad es el caldo de cultivo de la corrupción que nos dice el pañuelito blanco que ya no hay, sin embargo, el caso Segalmex sigue en la impunidad y también los sobrecostos de todas las obras faraónicas del sexenio pasado.

No deben crearse políticas gobierno sobre certezas morales. Asumiendo posturas filosóficas kantianas o del utilitarismo sostienen que su conducta es superior a la nuestra y solo terminan adoptando posturas excluyentes e intolerantes, como lo es el hecho de denigrar una y otra vez a quienes no pensamos ni nos comportamos igual a ellos. Disentir en un régimen totalitario es un delito, en un régimen democrático es un derecho.

La certeza moral con que sustituyen el acceso a la información la sostienen con la invención de narrativas oficiales que distorsionarán la historia para favorecerlos y la propagan por la radio y Tv oficiales.Las certezas morales pueden utilizarlas para imponer una visión única y silenciar voces críticas con el fin de desmantelar a la sociedad civil organizada, que es la única que puede disputarles el poder. La demolición de las instituciones y la colonización del poder judicial serán el fracaso de México porque mientras aquí se retrocede construyendo un régimen bananero el mundo avanza a toda velocidad.

El pluralismo está bajo ataque y solo habrá una verdad única. El Estado de Derecho está en un hilo y con ello el posible intento futuro de controlar hasta nuestra vida privada.

nestoryuri@yahoo.com

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