Isidoro Yescas*
Ya se está haciendo costumbre en el gobierno primaveral que todo lo que toca y forma parte de las fiestas y tradiciones de nuestros pueblos originarios no solamente lo echa a perder, sino que los usa con fines de lucro económico y/o político.
El tequio es el mejor ejemplo de lucro político y las pasadas festividades del Día de Muertos de lucro económico: 16 millones de pesos para conciertos, montaje de altares, publicidad y, otra vez, para compra de papel (y plástico) picado.
Pero hoy habrá que ocuparse de otras tradiciones, aquellas instauradas por el PRI y que con Morena controlando ya los tres poderes persisten y se reproducen bajo un nuevo discurso que, a contrapelo de lo que ocurre a nivel federal, en Oaxaca no ha aterrizado en una batalla cultural para cambiar el viejo orden político .
El concepto gramsciano de batalla cultural hace referencia a la necesidad de un partido o gobierno de izquierda de generar mecanismos y estrategias entre la sociedad, no solamente para consolidar sus políticas públicas, sino también para impulsar una nueva cultura política y empoderar a la ciudadanía.
Ajustado el concepto a lo que hoy es o pretende ser la 4T como proyecto de gobierno a nivel estatal, una de las batallas culturales más importantes, según lo comentó recientemente a funcionarios del Gobierno del Estado el politólogo español y co-fundador del partido de izquierda Podemos, Pablo Iglesias, es diseñar e impulsar una política mediática que haga contrapeso a la ideología, modos y formas de comunicar de la derecha y, sobre todo, que sirva e impulse lazos de identidad con el pueblo, con la sociedad.
Iglesias fue claro al subrayar que no es suficiente ganar elecciones que, acoto, a final de cuentas es en donde el gobierno primaveral (y los gobiernos morenistas en general) ha demostrado ser más eficaz y eficiente.
Hace falta, subrayó Iglesias, apostarle a una política comunicacional que además de generar vínculos con el pueblo, se constituya en contrapeso a los grandes medios de información. Y una de las vías para alcanzar ese objetivo, señaló, es apoyar a los medios pequeños.
Poco o nada de esas reflexiones y recomendaciones se han visto en Oaxaca con la 4T en el Poder Ejecutivo.
Se sigue con la tradición, heredada de los gobiernos priístas, de apostarle a lo ya establecido.
Un espacio privilegiado como CORTV sobrevive por inercia y no se observa hasta ahora ninguna intención oficial para ser rescatado y convertirlo en un medio de comunicación de Estado, que no solamente sirva para difundir las costumbres y tradiciones de nuestros pueblos y las actividades del jefe del oder Ejecutivo estatal (como el PRI lo hizo costumbre) sino que se impulse como un espacio de reflexión plural y crítico para debatir los grandes problemas de Oaxaca y del país.
Otro tanto ocurre con el trato que se tiene con el viejo poder mediático empresarial, en donde se optó por la vía más fácil y corta de pactar o cooptar con los medios y comunicadores que le fueron bastante leales y útiles al viejo régimen antes que incentivar el empoderamiento de medios alternativos, de esos medios pequeños (y serios) a los que aludió Pablo Iglesias en su conferencia.
En fin, que habrá que esperar que si no es por iniciativa del gobierno primaveral, y fieles a nuestra tradición centralista (ahora mucho más marcada), las señales de que en Oaxaca la 4T no es un más de lo mismo empiecen a llegar desde el centro para que esa batalla cultural-mediática iniciada en el sexenio de AMLO cobre sentido en una entidad urgida de cambios y transformación social.
*Maestro en Sociología.
X:@YescasIsidoro