Redacción/Zona Roja Cdmx.
Ciudad de México, a 9 de diciembre de 2024.- «Mantener la apuesta por la critica es necesario hoy y merece nuestro esfuerzo constante en aras del ideal más digno: la libertad», dijo el artista Darío Castillejos (Oaxaca, 1974), tras recibir el premio de caricatura La Catrina, durante la edición 2024 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Ante un panel conformado por José Trinidad Padilla López, presidente de la FIL Guadalajara; Marisol Schulz, directora de la FIL Guadalajara; Francisco Javier González, rector del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño; y Eduardo Galindo Flores, coordinador del Encuentro Internacional de la Caricatura e Historieta, el artista oaxaqueño recordó la «apuesta» que hizo de niño: «Sería un dibujante».
«Todo lo que soñaba y me era imposible realizar a corto plazo, se volvía realidad en mis cuadernos de dibujo. Todo dibujado se veía mejor, incluso las situaciones difíciles en casa», resaltó.
Recordó que su padre quería llevarlo por el camino de la abogacía, por eso tomó a mal sus aspiraciones artísticas. «No apoyaría tal decisión porque eso equivaldría a convertirme en un vagabundo, una persona infeliz. Su apuesta estaba sobre la mesa».
Contra el ideal paterno, Darío trazó su vida «entre las líneas de los lápices que hacían visibles mis utopías». Naranjo y Rius fueron sus mentores y, aunque nunca pudo «hacer de tripas corazón, sí pude hacer de trazos mi pasión».
Reveló una enseñanza de Rius: «El oficio nos permite tener una especie de venganza contra todo lo que los políticos le hacen al pueblo, pero de ninguna manera seremos nosotros los que cambiaremos la realidad del país. Nosotros apostamos contra el abuso del poder, nuestra causa es similar a la de aquel ingenioso hidalgo (Don Quijote)».
«En honor a la verdad, tengo que decir que hubo muchos momentos en los que pensé retirarme de la mesa. Afortunadamente hubo quienes, tomando mi hombro, me dijeron con cariño ‘Aún no amigo, no es tiempo de levantarse’, y acercándome las hojas me animaron a dibujar».
¿Qué sería de Darío si no fuera caricaturista? «Respondería como algún día lo hizo José Clemente Orozco: soñaría todos los días con ser dibujante».
Conmovido, se dirigió a su pareja, presente en el Auditorio Juan Rulfo y quien en varias ocasiones sacrificó su futuro profesional «en aras de acompañarme en este camino tan incierto».
«La felicidad es el esfuerzo constante en aras de un ídeal digno… Amor, no nos ha ido tan mal», soltó, desatando los aplausos de las decenas de asistentes que acudieron al homenaje.
Previamente, Marisol Schulz señaló que La Catrina es «uno de los premios más queridos» de la Feria porque exalta el trabajo de «aquellas personas que desde el certero trazo de su mano se atreven a hablar de lo que otras personas prefieren callar».
La directora de la FIL Guadalajara repasó la extensa carrera de Darío, quien ha colaborado en medios como Le Monde y The New York Times, y actualmente es presidente de Cartonclub SA de CV: El club de la caricatura latina.
«Que tu pluma siga libre, sensible y llena de imaginación para mantener este arte vivo e íntegro», le dijo Marisol al talentoso caricaturista oaxaqueño.
Información de “Milenio”: