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Opinión. Oaxaca y las supercarreteras de décadas

por Agencia Zona Roja

Ismael García M./Zona Roja.

Oaxaca de Juárez, Oax., a 9 de diciembre de 2024.- ¿Qué pasa con el estado de Oaxaca que tienen que transcurrir cuando menos dos décadas para que pueda contar con una vialidad de primer mundo? O al menos en óptimas condiciones y ágiles.

Lo decimos porque la vía rápida de los Valles Centrales al Istmo de Tehuantepec lleva más de 20 años y aún no se culmina. Fue además, una promesa del entonces Presidente Andrés Manuel López Obrador terminarla y ni aún con la carretada de inversiones se ha concluido.

Mientras que otros estados vecinos, como Chiapas o Puebla, cuentan incluso con autopistas de primer nivel, el estado sigue rezagado en materia de infraestructura vial. 

En el caso de la capital, de no ser por un puente a desnivel construido en el sexenio de Gabino Cué y carísimo, en la agencia de Cinco Señores, no hay más obras que coadyuven a la modernización de la ciudad.

¿O cómo le hizo Diódoro Carrasco Altamirano que logró que en menos de un sexenio se hiciera la supercarretera Oaxaca-Cuacnopalan, de más de 200 kilómetros y en plena serranía mixteca?

¿POR QUÉ SÍ SE PUDO?

Efectivamente, antaño, para llegar a la ciudad de México llevaba cuando menos de ocho a diez horas en vehículo; si era en tren, era un día completo. Viajar en avión, impensable para las clases populares.

La vieja carretera federal, la 190, estaba en pésimas condiciones pero era la única para llegar con más celeridad a la capital del país.

Fue el 29 de noviembre de 1994 en que se inauguró la obra -con un tramo de autopista, de Huitzo a la capital oaxaqueña- en que el entonces mandatario priista Carrasco Altamirano y el Presidente Carlos Salinas de Gortari, inauguraron la obra.

En poco más de 220 kilómetros, en un trayecto de alrededor de dos horas, los transportistas y automovilistas llegan a Tehuacán —o viceversa— y de ahí tomaban la autopista que une a Veracruz con la Ciudad de México.

No hallamos el monto invertido pero la supercarretera no se logró ni siquiera en un sexenio, sino la mitad; el gobierno federal le apostó a la magna obra, que se dividió en varios tramos que estuvieron trabajando diversas constructoras.

Desde luego, el desarrollo de Oaxaca se potenció, al agilizarse la comunicación a la Ciudad de México, hasta en cinco horas; inicialmente se había hablado del impacto negativo a municipios importantes de la antigua carretera, como Nochixtlán o Huajuapan, pero éstos se mantienen en desarrollo.

¿POR QUÉ LAS DIFICULTADES?

Fue Murat Casab quien, con un plantón en el zócalo de la Ciudad de México, presionó al gobierno federal, en ese entonces encabezado por el también priista Ernesto Zedillo Ponce de León, para que comenzara a construir la supercarretera Oaxaca-Istmo, habida cuenta que el entonces mandatario estatal era oriundo de Ciudad Ixtepec y requería agilizar los trasladados.

Claro, además potenciar la región y acelerar el tránsito hacia y desde el estado de Chiapas.

Pero fue un drama por episodios; con Murat apenas se pudo construir el libramiento a Santa María El Tule y ampliar la carretera 190 hasta la Villa de Mitla, para subir a la zona Mixe. 

Ahí es donde empezaron los problemas, porque diversas comunidades exigían múltiples obras, además de las disputas violentas de organizaciones de transportistas por la obra.

Paralelamente se inició un tramo desde Tehuantepec hacia la sierra mixe-zapoteca, pero igual, hubo escasos avances.

Así, a cuentagotas, se trabajó en los gobiernos del priista Ulises Ruiz, del supuesto izquierdista Gabino Cué y del entonces priista Murat júnior.

Sin demeritar las dificultades técnicas, pasaron cuatro mandatarios estatales e igual número de presidentes mexicanos, y a la fecha no se concluye.

Con el morenista, también ex priista López Obrador, hubo avances importantes e inclusive anunció que se inauguraría la obra este año, pero no. Será hasta finales de enero próximo… esperemos.

Qué decir de la supercarretera Valles Centrales-Costa, que inició Ulises Ruiz y que Gabino Cué y Alejandro Murat prometieron terminar.

Se amplió la vialidad desde el valle de Ocotlán hasta el distrito de Ejutla, con dos libramientos, y el asunto se atoró en el tramo Barranca Larga-Ventanilla, principalmente por conflictos con comunidades de la zona de los Coatlanes.

Finalmente se concluyó a medias en febrero de este año y se habilitó el tránsito vehicular; a la fecha continúan los trabajos y apenas el fin de semana y este lunes, reportaron esperas de hasta cinco horas para poder continuar el viaje, debido a los trabajos que se realizan; también hasta hoy, aún no se cuenta con las casetas de peaje terminadas.

Pero bueno, ya existe y es una realidad, después de casi dos décadas y por supuesto que hay importantes beneficios para todos los sectores. Y sí reduce de seis a dos horas y media el tránsito de la capital a Puerto Escondido.

¿CUÁNTO ESPERAREMOS?

En estos dos casos, las dificultades fueron también de tipo financiero, pues se habían concesionado a empresas importantes, como ICA, entre otras, y al final desistieron; se les tuvo que indemnizar… y el único ganador fue Carlos Slim, quien, por cierto, duplicó su fortuna en el sexenio obradorista.

Desde el año 2017, ya Alejandro Murat había anunciado una supercarretera que una a los Valles Centrales con la región de la Cuenca, principalmente con Tuxepec; obvio, fue solamente un propuesta.

En campaña y ahora como Presidenta de México, Claudia Sheinbaum ha prometido —y lo ha confirmado el gobernador Salomón Jara Cruz— que se construirá dicha vía rápida.

Transitar de la capital a Tuxtepec, lleva de cinco a seis horas, por la vía federal 175; en su caso, ir hacia la supercarretera a México y luego regresar por la autopista a Veracruz, para bajar a la Cuenca.

Y en su visita del pasado sábado a la región Costa, la mandataria mexicana reiteró otro de los propósitos de su gobierno: construir la supercarretera Salina Cruz-Pinotepa-Zihuatanejo, Guerrero.

Hay algunos tramos ya concluidos, como de Santa Cruz Huatulco al aeropuerto de ese destino turístico, y de Pochutla a Puerto Escondido.

Son por lo menos 300 kilómetros que se requerirían ampliar y en este caso no hay dificultades técnicas, como cerros y ríos, que pudieran impedir los trabajos. Apenas este lunes, el mandatario Salomón Jara aceptó que sólo se cuenta con el derecho de vía en el tramo de Huatulco a Pochutla.

¿Lo harán los gobiernos morenistas ahora sí? Porque han demostrado que, aunque con opacidad, los miles de millones de pesos los hay y nada más vea el ejemplo del Tren Maya. Pues, por lo pronto, por el bien de todos, ojalá que sí se hagan realidad estos proyectos.

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