Isidoro Yescas*
En el año 2021, apenas superada la pandemia del Covid-19, el investigador y docente de la UABJO, Bartolomé Rodolfo Navarro Jiménez, en un ensayo publicado en “Luces y Sombras de la Pandemia en Oaxaca”, señaló más de 20 factores para explicar la crisis del sistema de salud mexicano.
Cito a continuación lo más relevantes, a la luz de todo lo que hoy ocurre en el Hospital Civil “Dr Aurelio Valdivieso” y buena parte de los hospitales públicos de nuestra entidad:
Baja cobertura de atención médica, déficit de personal médico, sobre todo especialistas; infraestructura hospitalaria deficiente e insuficiente, refacturación de equipo médico, desabasto y compra de medicamentos a costos superiores a su valor real, compra de medicamentos genéricos reetiquetados con sobreprecio como si fueran medicamentos de patente, uso de medicamentos caducados, presupuesto insuficiente, opacidad y corrupción en el manejo de los recursos destinados al sector salud, etc. ( “La otra pandemia que desmontó el sistema de salud en Oaxaca”, en “Luces y Sombras de la Pandemia en Oaxaca”, 2021,Yescas Isidoro, coord.).
Estas y otras anomalías que los gobiernos del PRI y PAN fomentaron y/o toleraron, no se acabaron con el ascenso y consolidación de Morena en el Poder Ejecutivo a nivel federal y en los estados, como quedó evidenciado con la pandemia del Covid-19, el fracaso del Insabi y, ahora, con ese nuevo experimento centralizador denominado IMSS-Bienestar, punto de referencia inmediato de todas las deficiencias, olvidos y tensiones que en estos días se registran en el más importante hospital de la entidad y en buena parte de los hospitales regionales de Oaxaca.
Pero toda la podredumbre que los trabajadores administrativos y personal médico del Hospital Civil han colocado en la vitrina pública nacional para llamar la atención de la misma Presidenta Claudia Sheinbaum viene de tres sexenios atrás, desde los tiempos del ulisiato, pasando por el gabinismo y el muratismo, en su segunda edición.
Como aspirante, y luego como candidato de Morena a la gubernatura, Salomón Jara Cruz conoció y denunció de las anomalías y saqueos en el sector salud y prometió remediarlos si el voto popular lo favorecía.
Hasta ahora, y ya enfilado hacia su tercer año de gobierno (por cierto, será éste 2025 cuando se deberá someter a consulta ciudadana si continúa o no en el cargo), todo parece indicar que el jefe del Poder Ejecutivo estatal no meterá las manos para rescatar al Hospital Civil y, en general, a todo el sector salud que sigue subsistiendo con mejorales y remedios caseros.
Y tiene la justificación: todo lo que es y depende de los SSO ya está migrando al IMSS-Bienestar, lo que delega la responsabilidad institucional en manos del gobierno federal.
Como lo señalaba, el colapso del sistema de salud en Oaxaca viene de atrás y lo que hoy presenciamos es meramente consecuencia y continuidad de una política pública caracterizada por la negligencia y corrupción no corregida por el gobierno primaveral.
Durante el gobierno de URO se documentaron desfalcos por 500 millones, la desaparición de equipo médico valuado en 1,500 millones de pesos y la construcción de poco más de 100 hospitales que en su mayoría quedaron en obra negra o sin equipar.
Con Gabino Cué el saqueo se expresó en un desvío de 8 mil millones (en los SSO y el Seguro Popular) destinado a la compra de medicamentos, obras materiales fantasmas e incumplimiento de obligaciones laborales, además de la contratación irregular de cientos de trabajadores administrativos, según denuncia presentada por su sucesor Alejandro Murat (“Milenio”, diciembre 2 del 2016).
Pero la promesa de una reingeniería administrativa y el saneamiento del sector salud ofrecida por Murat Jr., tampoco fue cumplida.
La fallida respuesta de su gobierno a los efectos letales de la pandemia del Covid-19 entre los años 2019 y 2020 fue una clara muestra que no estaba en sus prioridades rescatar al sector salud de su quiebra financiera y deficientes servicios.
Hoy, la solución a la crisis terminal que vive el Hospital Civil y todo el sistema de salud oaxaqueño solamente tiene dos salidas: o los gobiernos federal y estatal le dan el tiro de gracia para ya de plano terminar de privatizar los servicios de salud pública, o se diseña una estrategia de rescate con la concurrencia de todos los actores involucrados.
*Maestro en Sociología.
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