Inicio COLUMNA Opinión. Esa entelequia llamada PRI.

Opinión. Esa entelequia llamada PRI.

por Agencia Zona Roja

Ismael García M./Zona Roja.

Oaxaca, Oax., a 3 de marzo de 2025.- Este 4 de marzo el otrora poderoso Partido Revolucionario Institucional cumple su 96 aniversario. Pero es ya una entelequia. Un viejo en agonía, un viejo a un paso de la tumba.

Y sus principales enterradores son los mismos priistas, que escucharon el canto de las sirenas y se fueron al Partido Morena… en busca de impunidad y de dinero.

¿Qué es ahora el PRI? Nada. ¿Qué representa a nivel nacional? ¿Qué representa en Oaxaca? Absolutamente nada.

Su dirigente nacional, Alejandro Moreno Cárdenas, sigue vivo políticamente, pero no precisamente por méritos propios ni por el arrastre del partido.

No. Perfectamente disfrazado, sirve a Morena, sirve a López Obrador-Sheinbaum, para aparentar ser una oposición.

Sí, claro, se da la libertad en algunas ocasiones de criticar al morenismo y a las autoridades, pero sólo para aparentar un contrapeso, pues sabe que en cuanto se rebele de nuevo, se reactivarán las investigaciones en su contra a su paso por el gobierno de Campeche y sus múltiples propiedades.

¿Y en Oaxaca? María del Carmen Ricárdez Vela, sólo vive de las glorias de antaño y del presupuesto, pero no ha hecho absolutamente nada para reactivar al priismo.

LARGA HISTORIA

Nació primero como Partido Nacional Revolucionario y fue fundado el 4 de marzo de 1929 por Plutarco Elías Calles; en 1938 mutó a Partido de la Revolución Mexicana y en 1946 tomó su nombre actual, PRI.

Es el partido longevo en el país y su historia está basada siempre en la coptación y en la designación de cargos de manera cupular, es decir, por el Presidente de México en turno. Sí, la mayoría de las instituciones del país fueron creadas bajo su propuesta y dominio, pero todo era tan fácil como dictar un decreto que nadie rechazaría. 

Por casi ocho décadas dominó los tres poderes del Estado e imponía cuadros a placer. Y cometió, por supuesto, muchas atrocidades, como la masacre de Tlatelolco de 1968.

Su debacle comenzó en 1988 con la renuncia de importantes cuadros, como Porfirio Muñoz Ledo y Cuauhtémoc Cárdenas, quienes fundaron el Partido de la Revolución Democrática, ahora desaparecido, por cierto.

Y el apogeo del ciclo presidencial comenzó en el año 1999-2000, al ganar el panista Vicente Fox Quezada la Presidencia de México.

No obstante, recuperó en dos ocasiones en poder en dos décadas de alternancia… hasta que Enrique Peña Nieto entregó el poder a Andrés Manuel López Obrador.

Claro, fue premiado con protección e impunidad —pese, por ejemplo, a la desaparición y posible masacre de 43 normalistas de Ayotzinapa— y, hasta la fecha sigue sin ser tocado,  ni siquiera mencionado, en alguna orden judicial.

“PRIISTAS DISTINGUIDOS”

¿En dónde están los priistas “distinguidos” del otrora poderoso régimen? Todos, todos están en Morena, aún sin afiliación. Si no se fueron a tiempo al PRD, luego al Movimiento de Regeneración Nacional, fueron “convencidos” de dejar el poder a cambio de impunidad.

Fue Andrés Manuel López Obrador quien llevó a Morena a “cuadros distinguidos” del priismo, no por ser figuras relevantes ni por tener un coto electoral muy importante para los fines del morenismo.

Ahí están los casos del Estado de México o Oaxaca, donde el priismo hizo todo, hasta lo imposible, para que perdiera el Revolucionario Institucional y diera paso a gobiernos de Morena.

¿Resultado? Impunidad, impunidad e impunidad. Nadie ni nada indagará su riqueza exultante; nada ni nadie indagará, mucho menos castigará, los crímenes aberrantes y la nula justicia.

El ejemplo más claro para los oaxaqueños es Alejandro Murat Hinojosa, quien hizo toda su carrera política en el Estado de México, de donde es originario, pero con presiones y dinero, su padre José Murat Casab lo hizo gobernador.

Todo para seguir saqueando el estado y para dejar el poder a Morena, dejándooslas a un lado la militancia del priismo.

¿Y qué pasó con Murat júnior? Bueno, durante el sexenio de López Obrador, tuvo un trato privilegiado todo por servir de palero para las decisiones políticas del tabasqueño, por haber entregado el poder. Hoy es senador del partido guinda.

Aquí y en decenas de medios informativos se ha reseñado los múltiples actos señalados como corrupción, como los miles de millones de pesos no comprobados y las obras inconclusas.

Pero no pasa nada. Ya es de Morena, incluso afiliado, pese a pataleos de morenistas. Nadie lo investigará, nadie lo sancionará, nadie abundará más sobre el “Cártel del despojo”…

LA TRAICIÓN

“Si algún dato puede tener valor probatorio para asumir que Morena es la continuidad histórica, política, ideológica y elitista del viejo PRI, el papel político del exgobernador priista y hoy senador morenista Alejandro Murat Hinojosa introdujo una fractura profunda en el partido fundado por Andrés Manuel López Obrador, quien mantiene el control del organismo a través de su hijo Andrés Manuel López Beltrán como todopoderoso secretario de Organización.

“La entrega de la credencial de reafirmación militante de Murat Hinojosa en ceremonia fotográfica con López Beltrán rompió la unidad política en la estructura del partido.

“López Obrador le pagó a Murat Hinojosa como una senaduría su traición al PRI en las elecciones de gobernador de 2022 y en los hechos lo confirmó y ahora reconfirmó con su nueva credencial en el cacique político lopezobradorista en la tierra de Benito Juárez.

“El líder del clan es José Murat Casab, un político que inició su militancia juvenil priista de la mano del presidente Luis Echeverría Álvarez, impuso su candidatura priista a gobernador en 1998 con la amenaza de seguir el camino del entonces priista Ricardo Monreal Ávila cuando se pasó al PRD de López Obrador para la candidatura que le negó el tricolor”, escribió la semana pasada el destacado periodista oaxaqueño Carlos Ramírez en el diario “El Independiente”.

Su remate:

“En los hechos, López Obrador ha preferido hoy fortalecer el cacicazgo político priista en Oaxaca del clan de los Murat por encima de la lealtad a Morena y su gobernador Jara Cruz. 

«El asunto no es de corto plazo. Oaxaca cambiará gobernador en 2028 y tendrá un corto periodo de dos años de gobierno estatal para empatar las elecciones con las presidenciales, y desde ahora el clan de los Murat está desajustando la estabilidad política del estado para que el candidato de Morena sea alguna pieza política que lleve el sello de la corrupción de los Murat”.

Sí. Desde la semana pasada comenzaron a generar ruido con la esposa del senador morenista, Ivette Morán, quien tras ello, dijo que no era su pretensión pero el objetivo de sembrar inquietud política lo lograron.

El siguiente paso es promover a Eduardo Murat Hinojosa, con el Partido Verde, para hacerlo candidato a gobernador de Oaxaca, pese al rechazo de los oaxaqueños al muratismo.

Pero bajo el disfraz de Morena todo se puede. Nada está lejano, incluso el que los antiguos priistas desplacen paulatinamente a los morenistas orgánicos… para seguir manteniendo vivo al dinosaurio político, pero ahora con otra piel. Después de todo Morena es el viejo PRI.

Tambien le puede interesar: