Ismael García M./Zona Roja.
Oaxaca, Oax., a 15 de septiembre de 2025.- O tiene mucho, mucho dinero, como para tirarlo por todo el país, o sólo busca ser una pantalla para que Morena siga en el poder.
Porque no se explica cómo, sin cuadros ni militantes ni organizaciones sociales o civiles afines, el ex gobernador de Oaxaca recorre la República Mexicana llevando y trayendo su proyecto de México Nuevo.
Pero no es más que un grupo de priistas reciclados que ahora ven en Ruiz Ortiz una oportunidad de salir de su letargo y del ostracismo político, a sabiendas de que esa iniciativa no tiene ningún futuro.
Ulises Ruiz está muerto políticamente desde el año 2006, en que ordenó el desalojo de maestros de la Sección 22 del SNTE del zócalo de la capital y no pudo; le derivó un largo conflicto social-magisterial en que perdieron, perdimos todos.
A partir de ahí, el originario de Chalcatongo de Hidalgo y avecindado en Juchitán y luego exiliado en la Ciudad de México, no ha vivido más que sonoras derrotas de sus archienemigos políticos, principalmente José Murat, a quien jamás pudo vencer.
HISTORIA DE FRACASOS
Antes de ser gobernador de Oaxaca (2004-2010), se decía o se sentía un destacado operador político a nivel nacional. Pero en realidad era experto en “mapacherías” (eufemismo para nombrar las trampas y argucias electorales a fin de obtener un triunfo ilegitimo).
Su carrera política la hizo siempre al lado de Roberto Madrazo —otro fracasado—, ex gobernador tabasqueño y ex candidato a la Presidencia de la República, siempre también al lado del PRI.
El inicio del pleito con su antecesor José Murat Casab fue justamente porque éste impedía por todos los medios que Ruiz Ortiz llegara a la candidatura gubernamental, pero en ese entonces pudo más las relaciones de Madrazo, en dirigente nacional del priismo.
Tuvo sus primeros dos años de gobierno en relativa calma y con obras; construyó hospitales, universidades, accesos de cuatro carriles…
Rehabilitó las calles el Centro Histórico con adoquín, al igual que el zócalo y su contorno, incluyendo el corredor exterior del Palacio de Gobierno. Todo iba bien hasta ahí.
Como cada año en mayo, la Sección 22 del SNTE presentó su pliego petitorio, con sus acostumbradas exigencias salariales y extrasindicales. No hubo cumplimiento porque, supuestamente, los líderes magisteriales (encabezados en ese entonces por Enrique Rueda Pacheco) querían dinero y dinero y más dinero.
Como no hubo respuestas, iniciaron un “plantón” indefinido en el zócalo, con afectaciones principalmente a la niñez. Eso no gustó a Ulises Ruiz, que ordenó a sus funcionarios, entre ellos a Jorge Franco y a José Manuel Vera Salinas (hechura y pieza siempre de José Murat) un desalojo policiaco muy violento, el 14 de junio de 2006, que resultó un fracaso.
El resto de la historia todos lo saben: la protesta creció, se unieron organizaciones sociales (algunos dicen que financiadas por Murat), hubo barricadas, asesinatos, desapariciones, un verdadero estado de crisis y URO estuvo a punto de ser destituido.
Lo salvó, paradójicamente, el panismo, primero con Vicente Fox y después con Felipe Calderón pero, principalmente, con carretadas de dinero, mucho dinero, y sobre todo para no dejar un mal precedente, de destituir a una autoridad por consignas político-sociales.
Y lo que no quiso hacer —supuestamente— terminó haciendo, repartiendo dinero a raudales a todo mundo, incluyendo a algunos medios de comunicación, para salvar su gobierno. Años después se reveló el video de los montones de dinero que dieron a Rueda Pacheco de manos de Jorge Franco.
¿OTRO FRACASO?
Tras ello, Ruiz Ortiz se exilio a la Ciudad de México desde donde ha intentado, sin éxito, revivir en la política; su único cargo relevante, después de la gubernatura, fue delegado del PRI en Quintana Roo. En el 2019 quiso dirigir al otrora poderoso Revolucionario Institucional, de nuevo perdió, ante Alejandro Moreno Cárdenas.
En el año 2021 fue expulsado del PRI, ese del que se sentía orgulloso, del que se creía la estrella electoral, por sus “mapacherías”, todo por criticar a la nueva dirigencia.
Quiso ser candidato presidencial independiente, en 2023 pero las firmas que logró, poco más de 90 mil, no le alcanzaron; era apenas el 6.2 por ciento del total que se requería.
Los pleitos con José Murat siguieron y siguen. Éste ha buscado por todos los medios, incluyendo sus aliados en la entidad, minar su poca fuerza y credibilidad, y lo ha conseguido.
Desde hace un año comenzó otra aventura, que de nuevo estará destinada al fracaso: quiere un partido, Patria Nueva, de la que ni él mismo ha definido si es de derecha, de centro o de izquierda o una mezcolanza.
Se ha allegado de personajes cuestionables y cuestionados, como Sandra Cuevas, ex jefa de la Alcaldía de Cuauhtémoc, por el Partido Movimiento Ciudadano y cuyo mérito es tener mucho dinero, también para tirar por donde sea. También dialogó con Vicente Fox.
En Oaxaca ha estado reciclando a los priistas de siempre, como Sofía Castro Ríos, que siempre le gustó ser utilizada por el priismo para múltiples cargos. Su más reciente contratación es la de José Antonio Yglesias, gente de todas las confianzas de José Murat.
Recorre al país, aunque se ha cuidado de venir a Oaxaca —desde el 2006— para realizar actos públicos, pues siempre le ponen a organizaciones sociales para protestar, bajo la bandera de la represión del 2006.
Viene de vez en cuando a la entidad para visitar, para reunirse con algunas de sus amistades, para revisar sus propiedades. Pero nada más.
Así que, nadie sabe de dónde sale el dinero para su precampaña y para su resurrección. ¿Del hospital Sedna que se construyó en la Ciudad de México? ¿De Roberto Madrazo con su Latinus y sus múltiples empresas constructoras e inmobiliarias?
Por lo pronto a Morena no le asusta el proyecto de Ulises Ruiz. O quizá ya tengan acuerdos para utilizarlo de pantalla, a cambio de crear oposiciones artificiales para los siguientes procesos electorales. Pero como todo, como lo marca su historia, está destinado al fracaso.
