Evlin Aragón/Zona Roja.
Oaxaca de Juárez, Oax., Octavio Amezcua Noriega, experto en tortura al interior del Sistema Penitenciario de la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH), aseguró que en México las cárceles presentan alto grado de precariedad, lo que complica que se respeten las garantías de las personas al interior e incremente el riesgo de actos de tortura.
Lo anterior lo expuso en el marco de la presentación del informe “Impunidad y negación de la tortura en Oaxaca”, que se llevó a cabo este jueves y fue coordinado en la entidad por la organización social Código DH, así como el inicio del Programa Básico de Sensibilización y Capacitación sobre Derechos Humanos el cual se realizará durante este mes y estará dirigido a personal de la Subsecretaría de Reinserción Social, de la Secretaría de Seguridad Pública.
De acuerdo con el especialista, es indispensable no quitar el dedo del renglón en materia de tortura debido a que ésta se utiliza aún como una forma de investigación en todo el país derivado de las deficiencias al interior de las instituciones de procuración de justicia.
“Así se investigan los delitos en México y Oaxaca no es la excepción, las denuncias de tortura al momento de la detención son más recurrentes de lo que quisiéramos”, dijo.
Dichas prácticas también se hacen presentes al interior de las cárceles debido a la permanente crisis de los sistemas penitenciarios en México, particularmente en los de carácter local que se enfrentan a la falta de recursos constante y por ende a condiciones lamentables en sus instalaciones e incidentes violentos al interior.
“El continuo estado de abandono de las cárceles es una característica en México, es claro que estas no representan una prioridad para los diferentes niveles de gobierno, ya que no implican capital político para ningún gobernante”, sentenció.
Amezcua Noriega detalló que la falta de condiciones dignas para las y los internos en las prisiones locales deriva en los autogobiernos, la violencia y la operación de células delictivas que mantiene el control de delitos como extorsión en perjuicio de la sociedad en general, situación que debería de motivar a las autoridades a mejorar la vida al interior de dichos espacios.
Explicó que aunque a nivel federal existe una mejora en las instalaciones, la realidad es que estos centros penitenciarios no presentan mejores condiciones para su población que se enfrentan a un régimen extremo de privación de libertad, donde las personas pasan la mayor parte del tiempo en celdas con sistemas de seguridad muy avanzados pero que están humanamente aisladas, lo que representa problemas en torno a los derechos humanos.
“En la actualidad, el sistema penitenciario se debate entre estas dos opciones: la precariedad de las cárceles locales y la sofisticación de las penitenciarías federales que ahondan en el aislamiento de las personas recluidas, no hay equilibrio entre estas dos situaciones”, dijo el especialista.
Finalmente aseguró que es evidente la falta de sensibilidad, el ambiente hostil, la normalización de la violación de la integridad personal en la cárcel, situaciones que preocupan a quienes defienden los Derechos Humanos ya que muchas veces se normalizan y no se ven como una verdadera problemática para las autoridades en la materia.
“México cuenta con un marco normativo muy avanzado para mejorar el trato y la convivencia al interior de las cárceles, sin embargo esta no se aplica y se ha dejado en el olvido; es indispensable que se respete la dignidad de las personas, esta tendría que ser razón suficiente para tomarse en serio la labor en la defensa de los Derechos Humanos”, concluyó.