Ismael García M./Zona Roja.
Oaxaca, Oax., a 29 de septiembre de 2025.- Con una popularidad no menor al 70 por ciento y que ha tenido muy pequeños altibajos, Claudia Sheinbaum Pardo cumple este miércoles un año en la Presidencia de la República.
Hecho histórico para México, porque es la primera vez, después de 200 años, en que una mujer ocupa la silla presidencial.
Es también la segunda militante del Partido Morena en el poder, después de Andrés Manuel López Obrador, fundador del morenismo y de la llamada Cuarta Transformación.
En el sondeo efectuado por el periódico “El Universal” el pasado 25 de agosto, en vísperas de rendir su primer informe, Sheinbaum registró un 70 por ciento de aprobación.
De acuerdo con la encuesta publicada el pasado 1 de septiembre por el diario “El Financiero”, la Presidenta llegó a su primer informe con un 74 por ciento de aprobación, superando por siete puntos a su antecesor, López Obrador, en el mismo lapso.
El diario español “El País” y el corporativo W Radio, efectuaron su estudio a finales de agosto y el resultado es: 79 por ciento de la población aprueba su gestión.
Mientras que Consulta Mitofsky publicó, también a finales de agosto, su sondeo que situó a la Presidenta en un 71.4 por ciento de aval ciudadano.
Y el periódico “El Financiero” publicó este lunes su más reciente encuesta: el 73 por ciento de la población mexicana respalda/simpatiza con la primera mujer presidenta del país.
En fin, no hay un sondeo, de aquellos serios y efectivos, que den menos del 70 por ciento de reconocimiento a la primera mujer mandataria.
Sin embargo, hay muchos pendientes aún y son la inseguridad, el narcotráfico, el “huachicol”, la economía y los retos internacionales, en concreto las presiones de Estados Unidos.
Pero todo ello no serían complicaciones difíciles de resolver si no estuviera por encima de ella la pesada loza de los apellidos López Obrador.
Si bien el ex Presidente se ha recluido por un año, supuestamente en su finca en Palenque, Chiapas, sus decisiones siguen pesando sobre Sheinbaum Pardo, a través de terceros.
APELLIDOS PESADOS
La herencia fatal se debe a que, desde cuando menos un año atrás, López Obrador se decantó por Claudia Sheinbaum para sucederlo, quien tuvo el respaldo para recorrer todo el país, fuera de tiempos electorales.
Luego el entonces Presidente simuló un proceso “democrático” para elegir a su sucesor o sucesora, aunque ya sabía que era Claudia y nadie más.
Así transcurrió la jornada electoral, de trámite, pues todos los beneficiarios de los programas sociales federales ya tenían la indicación del sentido de su voto.
Inició el 1 de octubre con varios funcionarios (as) impuestos en distintas áreas del gobierno, para que tuvieran teniendo el control partidista-electorero.
Mientras que en Morena, impuso a su hijo, Andrés Manuel López Beltrán, como el segundo de abordo, secretario de Organización, aunque tras bambalinas es el verdadero poder morenista.
Tanto poder han tenido los hijos del ex mandatario que tuvieron que exhibir al ex dirigente morenista de vacaciones de lujo en Japón; asimismo, coadyuvar a revelar los fuertes negocios que han hecho los vástagos desde el poder presidencial, y que no tienen freno.
Sin embargo, eso no ha tenido mayor efecto más que seguir empoderando a los López, que siguen haciendo negocios con la obra pública y con los multimillonarios presupuestos.
La razón: creen que Sheinbaum les debe el cargo y en consecuencia pueden seguir, deben seguir en los altos y redituables negocios que les da el poder.
Paralelo a ello, los nombres de los morenistas implicados o señalados de presunta corrupción y con el crimen organizado siguen al alza.
MENTIRAS DERRUMBADAS
Ahí está el caso de Hernán Bermúdez Requena, ex secretario de Seguridad con Adán Augusto López cuando éste era gobernador de Tabasco; al hoy senador le han salido también sus probables desfalcos y sus ingresos multimillonarios por supuestos negocios familiares.
Ahí están los casos de altos mandos de la Secretaría de la Marina, involucrados probablemente en lo que llaman “huachicol fiscal”, la evasión de impuestos por las aduanas mexicanas para obtener también miles de millones de pesos de ingresos.
Y, pese a que de manera discursiva con López Obrador se acabaron los grandes problemas nacionales, siguen saliendo por doquier; no hay día en que no se dé a conocer la localización de “huachilcol” y de de “narcolaboratorios” de drogas sintéticas.
Pese a que, supuestamente, en el primer sexenio morenista todos esos males se acabaron, incluyendo la corrupción.
Apenas el pasado viernes, la dirigente nacional de Morena estuvo en la capital de Oaxaca y, entre otras cosas, reiteró que esos fenómenos se acabaron con el sexenio de López Obrador. Por supuesto que nadie le creyó.
¿Pero por qué siguen apareciendo los casos? Nadie se explica por qué, si se abatieron esas problemáticas, el país siga supurando sangre, y también desaparición de personas.
EFECTO TRUMP
Lo que ningún presidente ha enfrentado le tocó a Claudia Sheinbaum: el embate de los Estados Unidos de Norteamérica, desde que llegó Donald Trump.
Primero los amagos con la aplicación de aranceles que, hasta ahora, Méxicoha sabido sortear y salir avante.
Luego las fuertes presiones para combatir el narcotráfico e incluso amenazar con meter a fuerzas norteamericanas a México para combatirlos y capturar a los principales capos.
Quizá ese es uno de los puntos positivos para los mexicanos en esta problemática relación, porque de inmediato, el gobierno de México y de las entidades han tenido que acelerar las acciones de combate al narco.
¿No había narcotráfico ni “huachilcol” ni laboratorios de fentanilo? ¿No hay más capos? Sí los hay. Se combaten y se desmantelan grupos del crimen organizado, pero es y será un cuento de nunca acabar, porque el territorio nacional está copado.
Y eso derrumbó una de las tantas mentiras de López Obrador, lo que ha generado uno de las diferencias con la Presidenta de México.
Sí, la Presidenta es querida, es respetada por el pueblo mexicano, por eso la alta aceptación, quizá la mayor que haya tenido algún mandatario.
Y la razón de la aceptación es porque hasta ahora, pese al “fuego amigo” desde la familia López, ha salido avante en su primer año.
Sin embargo, hay pocos avances en materia de seguridad y en el combate al narcotráfico, y ese es el principal talón de Aquiles; después, la corrupción intacta.
Ya no es tiempo de culpar al pasado, de culpar a los “conservadores”, a los priistas y a los panistas, que como partido están borrados del mapa político en México. Ya no es tiempo de culpar a otros.
Por lo tanto, Claudia Sheinbaum tiene cinco años por delante en los que podrá, verdaderamente, hacer historia en el combate a la corrupción, al narcotráfico, el crimen organizado, la pobreza.
Claro, si la deja Andrés Manuel López Obrador y su parentela, que se creen dueños del país y de Morena.
