Yuridiana Sosa/Zona Roja.
Oaxaca de Juárez, Oax., 01 de abril de 2020.- La ciudad más grande del estado, con la mayoría de casos confirmados por Covid-19 en la entidad, sigue en movimiento. No hay llamado que la detenga.
Su gente, la que vive del trabajo al día, busca la forma de sobrevivir, mientras que gran parte del sector público comenzó la cuarentena; trabajar desde casa es un privilegio de pocos.
En las calles aún se distingue el ir y venir de las personas. Algunas a prisa; otras con cubrebocas pero a corta distancia con sus acompañantes de camino; unos más tomando el fresco en el zócalo.
Otros, aún no creen en los daños que ocasiona el coronavirus a pesar de la insistencia de las instituciones y el bombardeo dé información en los distintos medios. “No pasa nada”, es la consigna.
Pero en medio de la necesidad, también la resistencia. Establecimientos que no son considerados de primera necesidad para la población ante la emergencia, siguen en servicio a pesar del enésimo llamado y la declaratoria de emergencia que el gobierno de México dictó; esos lugares, deberían cerrar.
Son esos dedicados a la venta de ropa, zapearías, incluso los restaurantes deberían estar limitados al servicio a domicilio. Pero para los empleados irse a casa es casi un despido, es descanso sin salario, es la sentencia de la carencia.
Aunque la clientela es casi nula, restaurantes y cafeterías de los portales del zócalo de la capital continúan sus labores; zapaterías y tiendas de ropa en la avenida Hidalgo o en calle de Valdivieso tampoco cierran.
Por dos días continuos, los bancos del centro de la capital son los puntos más concurridos; las filas son largas y las personas no mantienen la sana distancia; en muchos casos ni evitan el saludo de mano.
Son elementos de la Policía Vial del municipio capitalino quienes también refuerzan las recomendaciones en esos sitios. Hasta ofrecen gel antibacterial.
El servicio de taxis también continúa, así como lo hacen manifestantes del zócalo de la capital, ubicados en el corredor del palacio de gobierno, donde además es un tianguis.
Tan solo en el corazón de la ciudad, la vida sigue, con más calma, con un poco de menos aglomeraciones, con menos flujo de la economía, pero sigue de pie, como siempre lo hace.
Por su parte, el presidente municipal de Oaxaca de Juárez, Oswaldo García Jarquín, amagó en que si el resto de la población y autoridades de los municipios conurbados a la capital no acatan las medidas sanitarias, cerrará el acceso a la capital.
Considera que mientras sus vecinos no lleven a cabo las medidas necesarias frente al Covid-19, de nada servirán las que se emitan en la capital, donde se ha declarado ley seca; operativos en taxis y urbanos, operativos que eviten concertaciones masivas en parques, entre otras. Por lo pronto, en Oaxaca capital la necesidad puede más que la prevención. O quizá la incredulidad, pese a un panorama mundial que cada día es más grave a causa de la pandemia.