Inicio Minuto a Minuto De la nostalgia tras las rejas, al granito de arena contra el Covid-19

De la nostalgia tras las rejas, al granito de arena contra el Covid-19

por Agencia Zona Roja

Ismael García M./Zona Roja.

San Francisco Tanivet, Oax., 24 de abril de 2020.- La fortaleza de altas y gruesas paredes las lleva a la nostalgia todo el día. Y también en la noche. Son 167 sueños e ilusiones truncadas. Madres, hijas, abuelas, jóvenes, que presuntamente delinquieron y llegaron al reclusorio de Tanivet, Tlacolula, a purgar una pena, o en espera de sentencia.

Altas, delgadas; chinas, lacias; calladas; con los ojos secos por las lágrimas. Con la tristeza a flor de piel, que se tragan las cuatro gruesas paredes del Centro de Readaptación Social.

“¡Cómo cree usted! ¡A mí me dieron más de 80 años! Y hasta detuvieron a mi hija por supuesta complicidad. Pero acá estoy, ¡no me voy a dejar, ¡estoy apelando y pronto voy a salir!”.

Eso dice doña Rosario, inculpada por homicidio. “Más bien me detuvieron porque yo sí les dije sus cosas al gobierno, fui muy activa en el 2006, mi fuerte es la lucha social; el gobierno no me va a doblar”, narra, mientras coloca el pellón entre dos hojas de tela popelina, para armar cubrebocas.

Tanivet, sepultura de los sueños para muchas; olvido para otras; desconsuelo para tantas más; ilusiones para una, que recién tuvo a su bebé. Oportunidades de ocupación también, como doña Rosario, que ha aprovechado todas las facilidades para aprender costura, elaborar muñecos tejidos, atender un huerto familiar, hacer todo para distraerse y olvidar sus penas.

PASAR LA VIDA

El reclusorio está a cargo de la Secretaría de Seguridad Pública de Oaxaca (SSPO) y las instalaciones se mantienen en condiciones adecuadas, a pesar de tener más de tres lustros.

Todas, internas y custodias, y todos los administrativos deben portar su cubrebocas, por las nuevas disposiciones gubernamentales para contener el avance de la pandemia del coronavirus, ya en Fase 3.

“Por instrucciones del secretario Raúl Ernesto Salcedo, con base en indicaciones de salud federal y estatal, se redujeron los días de visita, de viernes a domingo; se implementó el uso obligatorio del cubrebocas; se aplican todas las medidas sanitarias para evitar contagios”, dice el director del penal, Daniel Ramírez Cruz.

De ahí la iniciativa, refiere, de elaborar cubrebocas con las mujeres privadas de su libertad, principalmente para el personal penitenciario; explica que el primer día, el martes, se hicieron 400, con doble tela de popelina y pellón quirúrgico en medio. “No ha habido ningún caso, no tenemos enfermedades respiratorias, se han sanitizado los espacios”, expone.

Añade que son al menos 40 mujeres que participan en la elaboración, que esperan elaborar más de 800 piezas  y que lo realizan de manera entusiasta, dispuestas a colaborar en la lucha contra el Covid-19, además de protegerse ellas mismas

ENTUSIASMO SOBRE TODO

Así lo hace María Imelda, que cose las piezas cortadas. Ella dice que es de Chiapas; la detuvieron por tráfico de personas. Extraña a su familia, pero confía que estén bien en medio de esta pandemia.

“Es algo que ha venido afectado no sólo en el exterior sino también en el interior; una de ellas es la visita, porque habemos muchas personas que dependemos de las visitas, por muchas cosas, y la verdad sí que nos ha perjudicado un poco.

“Se han escuchado rumores que si es política, que no es cierto, pero dentro de lo que cabe, tomar sus precauciones, por si es verdad o no, uno se tiene que proteger, porque es nuestra salud”, cuenta la mujer.

“Si nosotros no lo hacemos, nadie lo va a hacer; son cosas pasajeras, es como fue la época de la influenza; igual del coronavirus se va a llegar a una solución y vamos a aprender que tenemos que vivir con ello y a tomar nuestras precauciones; sé que tarde o temprano va a ver una cura o medicamento para la prevención”.

Platica mientras cose; se sincera; cuenta sus penas. También sus sueños.

“Gracias a Dios mi familia está bien, están cuidándose, protegiéndose, igual que yo. Nosotros estamos apoyando con estos cubrebocas, que sabemos que son muy necesarios ahorita. Aquí a echarle ganas”, dice la mujer que lleva ya seis años y dos meses, y que busca reducción de su pena, de 12 años.

Las mujeres aquí tejen sus sueños. Las nostalgias y las tristezas se olvidan por momentos al saber que desde su encierro, también luchan contra el coronavirus. La visita les llena de ilusiones y les da respiro a su alma, al desahogar sus penas y la pena que las llevó a la cárcel.

“Vamos a salir de acá, sólo queremos una oportunidad, aprendimos bien la lección, y queremos cambiar para bien; sólo una oportunidad”, pide María Imelda.

Tambien le puede interesar: