Ismael García M./Zona Roja.
Oaxaca de Juárez, Oax., 17 de agosto de 2020.- Alrededor de 13 mil almas están aletargadas, disfrutando en casa el receso ante la pandemia por Covid-19, con goce de todas las prestaciones y sueldo.
Pero el monstruo que representa la burocracia del gobierno de Oaxaca no duerme del todo y en breve despertará. Las razones: el dinero del aumento salarial “jineteado” durante cinco meses y el proceso de elección de nueva dirigencia.
En todo ello, el principal agitador de las aguas contra el gobierno y la Secretaría de Administración, Juan Rafael Rosas Herrera, que echa su suerte en la fase que viene, en busca de un cargo de representación popular.
DIVISIÓN CRECIENTE
La voracidad de Rosas Herrera –a quien por cierto acusan de movilizar a parte de la base trabajadora en contra del titular del Registro Civil– comenzó a fraguar desde el principio del año una inconformidad que está a punto de explotar.
Lo mismo lo señalan de vender recategorizaciones que bases laborales, hasta en 300 mil pesos; lo mismo lo denuncian de mostrar docilidad con el gobierno y el mandatario en turno que traicionarlo por la espalda, a pesar de que recibe despensas del DIF para dar a sus allegados; le endilgan también tener como “títere” al actual secretario general del Sindicato de Trabajadores al Servicio de los Poderes del Estado e Instituciones Descentralizadas de Carácter Estatal de Oaxaca, Juan Ignacio Cruz Villavicencio, con quien tiene algunos negocios.
Joel Castillo Pérez heredó el cargo a Rosas Herrera, pero éste se engolosinó con el poder y prácticamente lo traicionó; a partir de ahí, ha estado encumbrado y maneja las dirigencias tras bambalinas, sin presentarse a laborar a su base, que es el Monte de Piedad.
Después de Rosas, dirigieron al gremio Víctor Hernández Bustamante, Felipe Noel Cruz Pinacho y Juan Ignacio Cruz, estos dos últimos impuestos por Rosas y quien ganó la elección por una diferencia de 58 votos, con un padrón de 12 mil 300 empleados.
(Por cierto, el gran perdedor, Julián Estrada Lara, alias “El Potro”, jugó al todo y perdió todo; en su aventura por querer la dirigencia sindical en dos procesos, conformó un sindicato y renunció al mayoritario; hoy no tiene ni uno ni otro, pues su gremio no tiene el reconocimiento formal).
¿Y EL AUMENTO?
En 46 años, el gremio de burócratas ha crecido de manera desproporcionada, gracias a la compra-venta de plazas laborales, en la que participan líderes sindicales y funcionarios estatales de segundo y primer nivel.
Hoy son alrededor de 13 mil trabajadores, pero el padrón no está actualizado, lo cual fue y seguirá siendo motivo de inconformidades sindicales.
Cada año, entre enero y marzo, se realizan las negociaciones entre la dirigencia sindical, el comité ejecutivo y la representación de delegados, para decidir el monto del aumento salarial y de las prestaciones.
Sin embargo, la pandemia por Covid-19, que inició en la segunda quincena de marzo, detuvo –en este caso adrede– las negociaciones, a complacencia y silencio de Juan Ignacio Cruz.
¿Cuánto cuesta el silencio y docilidad del dirigente sindical? ¿Cuánto dinero se ha “jineteado” del aumento salarial que debió entregarse a más tardar en abril, junto con el retroactivo a partir de enero?
Sólo el secretario de Administración, Germán Espinosa Santibáñez, y sus allegados, lo saben; y de los recursos extraordinarios que genera el monto guardado en bancos, se destina una parte a Rosas Herrera, Juan Ignacio y unos cuantos más, señalan los mismos burócratas.
Esa es una de las principales inconformidades, ¿en dónde está el dinero de los sindicalizados? No bien inicien las actividades laborales para los burócratas y ya se estará gestando la revuelta. Y si no hay respuestas positivas a la brevedad, 13 mil almas se sublevarán.
¿Y EL PROCESO ELECTORAL?
El otro problema es la elección del comité ejecutivo, que Juan Ignacio y Rosas Herrera pretenden prolongar a principios del año próximo, cuando la elección debiera ser en noviembre.
El argumento de ellos, es que no hay estatutos actualizados y por tanto será una decisión que podrá tomar “la base”, aunque jamás ha habido asambleas generales para consultarlos.
La contraparte, los inconformes que cada día crecen, ya pugnan por un estatuto, obsoleto, para que de una vez por todas se fijen las bases de los comicios y de otros mandatos, pues cada dirigencia impone a su gusto las normas.
“¿Quién promueve la identidad sindical del STPEIDCEO? Hoy miles de trabajadores no saben lo que es una asamblea general, una rendición de cuentas, cómo se toma parte en una comisión sindical.
“No conoce el himno, el estatuto, los reglamentos y aunque te parezca increíble, muchos de nuestros compañeros hasta ignoran el objeto del sindicato”, es parte del videomensaje que se multiplica entre los miles de burócratas, quienes pugna por la reforma estatutaria.
“Sugerir que se retome la negociación (salarial), NO es pedir que se retomen las labores en semáforo rojo, eso sólo corresponde a las autoridades de salud, pero sí fue suficiente para ser calumniado, atacado y amenazado. La libertad de expresión está en peligro de desaparecer en el STPEIDCEO”, es otro de los mensajes que se viralizan, ahora en el poder de las redes sociales.
La burocracia pronto entrará en ebullición, y explotará cuando se enteren que el “delfín” de Rosas Herrera es Alberto Hernández, actual delegado del DIF, pero que también se dice catedrático de la UABJO, mientras que otros lo tachan de “porro” universitario. Se alistan también para competir, Rosario Bernal, apoyada por Germán Espinosa y que se promueve con su “Unidad Sindical”; Antonio Lazo Ramos, entre otros.
No faltan muchos días para la revuelta en el sindicato de burócratas, después del triunfo de los empleados de confianza, a los que el Congreso del Estado apoyó para que no les descontaran más del sueldo, para supuesto apoyo del combate a la pandemia, dinero que hasta ahora el secretario de Administración no ha rendido cuentas.
Ahora, a cinco meses del confinamiento social, nadie sabe nadie supo de los millonarios réditos bancarios y su destino… más que Germán Espinosa Santibáñez. Y contra él van también.